Abanico
Todos somos importantes
Sí, son cinco cosas trascendentales que te enseña la vida, para ser significativo. Enseguida te las expongo:
Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta la última: «¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”. Seguramente esto era algún tipo de broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero, ¿cómo iba yo a saber su nombre? Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco.
Antes de que terminara la clase, alguien le consultó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen.
“Absolutamente», dijo el maestro.
«En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Ellos merecen su atención y cuidado. Aunque solo les sonrían digan: “¡hola!”. Nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dorothy. Todos somos importantes.
Una noche, a las 23 horas, una mujer afroamericana, de edad avanzada estaba parada en el acotamiento de una autopista de Alabama. Soportaba una fuerte tormenta. Su coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche. Un joven blanco se detuvo a ayudarla, a pesar de todos los conflictos que habían ocurrido durante los 60. La llevó a un lugar seguro. La ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecía estar bastante apurada. Pero anotó la dirección del joven. Le agradeció y se fue.
Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa. Para su sorpresa, un televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo a su casa. Tenía una nota especial adjunta al paquete. Esta decía:
«Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anegó no sólo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a su ayuda pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente. Sinceramente: la señora de Nat King Cole». No esperes nada a cambio y lo recibirás.
En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él. «¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?» preguntó el niño. «Cincuenta centavos», respondió la mesera. El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas. «¿Cuánto cuesta un helado solo?», volvió a preguntar. Mientras algunas personas esperaban por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente. «Treinta y cinco centavos», dijo ella bruscamente.
El niño volvió a contar las monedas. «Quiero el helado solo», dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, y empezó a limpiar la mesa le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos. su propina. Jamás juzgues a alguien antes de tiempo
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca que obstaculizaba un camino. Se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda piedra. Los comerciantes más adinerados del reino y cortesanos simplemente le dieron una vuelta.
Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, Ninguno hizo algo para sacar la piedra del camino. Un campesino que llevaba una carga de verduras al aproximarse a la roca, puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, notó una cartera en el suelo, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo Rey: indicaba que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino. El humilde campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron. Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la condición de uno.
Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era con una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla
El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Dudó por sólo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: «Si, lo haré. Si eso salva a Liz”.
Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente, Los médicos asistían a los dos.
Al ver retornar el color a las mejillas de su hermana, la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: «¿A qué hora empezaré a morirme?
Por su corta edad, 6 años, no había comprendido al doctor. Pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. y aun así se la daba. Da todo por quien ames.
La actitud, después de todo, es total. Ama como nunca has querido. No desprecies la amistad de tus amigos. Vive los días con fe, amor y paz. Trabaja como si no necesitaras el dinero. Y baila como si nadie te viera.
No olvides que todos somos significativos.