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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de julio de 2016.- El presidente de la mesa directiva del Senado de la República, Roberto Gil Zuarth, aseguró que México puede derrotar a la corrupción y reducir la impunidad, y que no se necesitan “justicieros” para consolidar un auténtico Estado de derecho, sino incentivos correctos, procesos debidos y autoridades que funcionen bien.
En la Promulgación de las Leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, que se llevó a cabo en Palacio Nacional, el legislador afirmó que este andamiaje legal tiene el objetivo de fortalecer la rendición de cuentas, regenerar la legitimidad del sistema democrático, renovar el pacto de confianza con los ciudadanos y reanimar la credibilidad de los que sirven al Estado.
“Necesitamos poner en orden, con la razón de la ley y de las instituciones –desde nuestros partidos y hasta los tribunales– a quienes piensan que el poder les pertenece y lo usan para provecho propio”, expresó Gil Zuarth ante el presidente Peña Nieto.
El senador hizo un llamado a comprometerse con la plena eficacia de las nuevas instituciones y sobre todo con la integridad y la decencia públicas, a hacer y exigir buenos gobiernos y reconciliar a la sociedad con la política y con los políticos.
También se requiere, dijo, “poner fin a la colonización del poder, a la patrimonialización de lo público, a la parcelación de lo común en beneficio propio”, así como reformar el fuero para que no sea pretexto de impunidad y reducir el mercado negro de favores recíprocos y los medios por los que se canalizan
Roberto Gil Zuarth afirmó que, gracias a la tenacidad de la sociedad civil, se logró un Sistema Nacional Anticorrupción en el que la Federación nunca perderá jurisdicción sobre los recursos transferidos a estados y municipios.
Resaltó que el Sistema separa y especializa los órganos de auditoría, investigación, y sanción, perfecciona la descripción de las conductas que dan lugar a responsabilidad administrativa o penal, garantiza procesos ágiles y “un fiscal con dientes, porque no comparte con nadie el colmillo del ejercicio de la acción penal”.
“La victoria de todos es un sistema potente y robusto, de incentivos y disuasivos, de controles y consecuencias”. “La victoria de todos –asentó– es un sistema que, éste sí, como dicen por ahí, probablemente no lo tiene ni Obama”.