Poder y dinero
Meade, INEGI, CONEVAL y la guerra por los pobres en México
Harto de que los problemas nacionales lo rebasen cada vez con mayor frecuencia, el gobierno ya no sabe qué hacer para distraer a la población con sus promesas, por ejemplo, de que bajaría de precio la luz y la gasolina, cuando resulta que siempre no. Ahora José Antonio Meade Kuribreña, secretario presidenciable de Desarrollo Social nos sale con que la Canasta Básica Alimentaria se ha abaratado como nunca y, para colmo, el INEGI y el CONEVAL se pelean por la hegemonía del conteo de los pobres en el país, mientras que éstos, ya sin asombro, se ven multiplicados.
En el caso de la energía eléctrica que siempre sí aumentó, lo grave es que pronto y en serie se desencadenarán otros incrementos en casi todo pues no hay producción de alimentos o prestación de servicios en que no tenga que ver la electricidad. Y para confirmar su errática política, el propio gobierno y su principal responsable optó por ubicar al que fuera director de la CFE, Enrique Ochoa Reza, en el liderazgo del PRI, que conlleva el riesgo de no librar, como quieren los priistas, las próximas elecciones de gobernador en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, en ese orden de importancia, que deberán desarrollarse a mediados de 2017.
Mal. A la estrategia de acudir a las mentiras con la finalidad de resultar premiado se acaba de sumar Meade, el titular de la Sedesol y exsecretario de Hacienda, quien recién aseguró que por cuarto mes se redujo el pecio de la Canasta Básica Alimentaria, hecho que, aseguró, no se daba desde hace 10 años, lo que es una prueba más de que van por buen camino las políticas públicas implementadas para apoyar a quienes menos tienen.
Meade, al que se menciona a entre los posibles sucesores de Enrique Peña Nieto, si es que el PRI no pierde en 2018, dijo que el costo de esa canasta básica integrada por 35 productos, es de mil 322 pesos, gracias a que, según él, basado en las instituciones dedicadas al maquillaje de las cifras, la inflación en los últimos 11 meses no ha superado el tres por ciento anual. Bien. Si ni “Julio Regalado” se cree lo dicho, mucho menos lo hacen las empobrecidas familias mexicanas.
Basta recordar que la Canasta Básica Alimentaria se llena con, entre otros productos, maíz, trigo, arroz, papa, chile, azúcar, agua; carnes de res, ternera, cerdo y procesadas; jitomate, mieles, jugos; pollo, pescado, leche, quesos, huevos, aceite y refrescos. Solamente el precio del kilo de carne de res casi dobla el actual salario mínimo que es de 73 pesos diarios. Mención aparte merece señalar que la cifra del funcionario se refiere a una sola persona y que es por mes, que el minisalario por ese periodo es de apenas 2,190 pesos y que, por lo general, de un trabajador dependen por lo menos otras dos personas.
Por si fuera poco, a lo anterior hay que agregar los gastos de transporte, vestido, educación, salud y entretenimiento, lo que está comprendido en la Constitución nacional, que habla de vida digna para todos los mexicanos que, como lo sabe la mayoría por propia experiencia, no existe.
Tan no se conoce que las instituciones se pelean ya por los pobres. Claro, no para que dejen de hacerlo, sino con el objetivo de imponerse en eso de atinarle al monto de los que viven en la precariedad. Es por eso que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social acaba de arremeter contra el Instituto Nacional de Estadística y Geografía por la falta de transparencia en las modificaciones en el sistema de recabar la información del Módulo de Condiciones Socioeconómicas 2015.
El caso es que el INEGI cambió su forma de medir la pobreza, lo que inconformó al CONEVAL porque el último informe del primero dice que el ingreso, el dinero, en los hogares mexicanos aumentó 11.9 por ciento y que en algunos estados hasta 30 por ciento entre 2014 y 2015. El objetivo, como el del presidenciable Meade Kuribreña, es convencer de que hay menos pobreza en México. No es cierto, dice la segunda, al quejarse de que las modificaciones no fueron debatidas técnicamente ni anunciados e manera oportuna.
Para el CONEVAL, el informe que acaba de dar a conocer el INEGI no es congruente al señalar que hubo un aumento real del 33.6 % del ingreso en los hogares más pobres el país, lo que no va con la tendencia de reportes anteriores de esta institución que rechaza las críticas y sostiene que su nueva medición es más precisa.
Del pleito que se traen los dos organismos se ignora hasta el momento cuál tendrá la razón, lo único cierto es que en las encuestas sobre los pobres, como dice el dicho, ni están todos los que son ni son todos los que están y como dijo el Filósofo de Güémes: “yo creo que cada vez somos más”.