El presupuesto es un laberinto
La Revolución de los Medios, la evolución tecnológica y la credibilidad
Hace 20 años, la mayoría de los adultos no nos imaginábamos que la revolución tecnológica nos alcanzaría hasta transformar nuestra peculiar forma de vida y también los hábitos cotidianos. Y hace tres lustros, comenzamos a vivir en los medios de comunicación una transformación vertiginosa, que a la fecha no sabemos a ciencia cierta a dónde nos llevará.
Pero lo que sí sabemos, es que los medios de comunicación se han transformado y, de acuerdo al filósofo y escritor Miguel de Unamuno, quien selló la frase de que “el progreso no puede detenerse y consiste en renovarse”, el mundo de la información se mantiene constantemente en movimiento. La frase de Unamuno se consolidó en el refrán popular “renovarse o morir”, que implica la necesidad de afrontar los cambios y adaptarse a ellos para no sucumbir.
La comunicación vive ahora una auténtica revolución que afecta a todos los ámbitos en el que diariamente nos movemos y, por lo tanto, interactuamos. No sólo está cambiando nuestra manera de comunicarnos y relacionarnos con el mundo que nos rodea, sino también en el ámbito académico y profesional. Y es en estos dos últimos ámbitos, donde se hace todavía más necesario adaptarnos a esta nueva revolución tecnológica, para no quedar relegados en esta sociedad interconectada y global del nuevo milenio.
Uno de los sectores que más vive esta transformación es, sin duda, el de los medios de comunicación tradicionales. Ellos, los impresos, no han podido permanecer de espaldas a la nueva era digital. La era de Internet y las tecnologías de la información y la comunicación, conocidas como TIC, llegaron para quedarse y por mucho tiempo. Si los impresos –periódicos y revistas– se niegan a convivir en esta nueva realidad y no se adaptan a la nueva era del llamado paquete “multimedios”, sus días están contados.
Las recientes revueltas árabes, por su lado, han evidenciado cómo las nuevas tecnologías digitales han cambiado la manera de comunicarse, especialmente entre los más jóvenes. Las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y YouTube, así como la telefonía móvil les han servido, primero, para esquivar la censura informativa y segundo, para convocar y promover las protestas, organizarse sobre el terreno y, sin duda, expresar y dar a conocer “al mundo” su movilización, su testimonio, su denuncia de la represión.
“Renovarse o morir” se ha convertido en el lema de la sociedad, donde los avances tecnológicos aportan nuevas herramientas que transforman nuestras formas de vida y de comunicación, con lo que se favorece la interactividad con las cadenas de televisión, las emisoras de radio. la prensa escrita y los espacios noticiosos de la WEB. Pero el uso de Internet y el crecimiento de las llamadas redes sociales, como Facebook y Twitter o los portales que permiten el uso gratuito de los correos electrónicos (mails), son las nuevas formas de relación y comunicación que conviven con las fórmulas más convencionales.
En ese sentido, la publicidad tanto oficial como comercial, ha dejado prácticamente a los periódicos y las revistas, para mudarse a la radio, televisión y al Internet, por cuestiones muy simples: En primera, porque llega a una mayor audiencia y, en segunda, porque es más barata que en los impresos. En radio y televisión, las tarifas van al alza.
Pero ante esto, los medios de comunicación escritos, radiofónicos, televisivos y de Internet, han comenzado a despedir a centenares de trabajadores con experiencia y las nuevas contrataciones las están realizando a través de empresas outsourcing, que no permiten que los recién contratados generen derechos. Además, evaden impuestos, no pagan las cuotas al IMSS y al INFONAVIT.
Los casos abundan. TV Azteca, Televisa y El Financiero, por mencionar algunos. Este último, utilizó la empresa outsourcing “Corporación Terramar”, con domicilio fiscal en las calles de 5 de febrero número 2125, despacho 31, colonia Júrica, Querétaro, para liquidar a la mayoría de los trabajadores, pero no reportó los impuestos retenidos en las indemnizaciones ante el Sistema de Administración Tributaria, por lo que está evadiendo millones de pesos de impuestos, principalmente el de Sobre la Renta. Televisa y TV Azteca hacen contratos laborales de tres meses renovables y cada año cambian de razón social.
Y esta forma tramposa de no inscribir a los trabajadores al IMSS y al INFONAVIT, repercuten tanto en la vida laboral de cada uno de los propios trabajadores, como en la vida institucional de ambas dependencias federales, creadas en el ámbito de la seguridad social. Las dos han tenido severos problemas financieros por este tipo de concesiones a las empresas que por ley están obligadas a pagar las cuotas patronales.
Por eso, a veces nos preguntamos si esos medios, que son tramposos con sus trabajadores, pueden tener algo de credibilidad en la información que difunden.