El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
México y la ironía de la ONU
En el marco del IV Informe de Gobierno va una buena que sí cuenta: en un listado de la Organización de las Naciones Unidas, México se encuentra entre los primeros de 156 naciones que tienen los habitantes más felices del mundo. El reporte es de marzo pasado y, según el documento de la ONU, se valoran factores como la salud de la gente, su acceso a atención sanitaria, las relaciones familiares, la seguridad laboral y factores sociales como la libertad política y el grado de corrupción en el mundo, según reportaron los medios en su momento. De acuerdo con la realidad, un primer análisis nos indica que mientras peor sea la situación, más gozan la vida los mexicanos.
Que no quepa duda de lo anterior, porque las pruebas son numerosas. La primera, por ejemplo, radica en el anuncio hecho en la víspera del informe presidencial de que la gasolina, el diésel y la electricidad volverán a incrementar su precio a partir de septiembre. Con seguridad, para el organismo internacional, las alzas –no hay otra explicación– son como un regalo para los ciudadanos que no se hartan de felicidad, sobre todo ahora que se aproximan los festejos patrios. Lo lamentable para la población es que la Secretaría de Hacienda jura hasta el cansancio que no habrá más aumentos en el año. Claro, es posible que en los energéticos no, pero con sus repercusiones sí se detonarán los del transporte, los alimentos, la ropa, los servicios y todo lo demás.
Pero qué importa si México es feliz. Como dice la propaganda oficial: hay que “descubrir las buenas historias que casi no se cuentan, pero que cuentan mucho”. En este sentido, la ONU descubrió que los mexicanos se ubican en el lugar 21 mundial, desde que empezó a mediar la felicidad en el planeta en 2012. Sólo superado por los daneses, cuyo país escandinavo –allá sí—es conocido por los niveles de bienestar del que gozan todos sus habitantes. Los reportes periodísticos dicen que en Dinamarca pocos se quejan de los altos impuestos, ya que reciben un sistema sanitario donde todo el mundo tiene acceso gratuito a la medicina general y hospitales. Los gravámenes también pagan escuelas y universidades, y los estudiantes reciben subvenciones mensuales durante un máximo de siete años. Muchos están tranquilos porque si pierden su empleo o enferman, el Estado los mantendrá (La Jornada, marzo 2016). Escenarios parecidos son los de Suiza, Islandia y Noruega, Finlandia, Canadá, Holanda, Nueva Zelanda, Australia, Suecia y Estados Unidos.
En Latinoamérica y el Caribe destacan Costa Rica y Puerto Rico. Luego ¡México! Por arriba de Chile, Panamá, Argentina, Uruguay, Colombia, Guatemala, Venezuela, el Salvador y Nicaragua… Bueno, en la lista de la ONU, nuestro país se encuentra muy por encima de España que ocupa el 37 lugar en el orbe. A partir de que se conoce el reporte mencionado, muchos, extranjeros y nativos, buscan las razones encontradas por la ONU para hallar los motivos de la supuesta dicha y bienestar. Y una de dos: se adelantaron con mucho al informe o ya sospechaban del masoquismo que caracteriza a los mexicanos.
Porque existen otros reportes de organismos diferentes que, sin dejar de reconocer que el país es campeón en muchos aspectos positivos, no dejan de resaltar lo negativo que la ONU sostiene que se traduce en felicidad. La misma institución reconoce que México tiene una de las poblaciones más obesas del mundo y, en consecuencia, con mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas degenerativas como la diabetes y la hipertensión arterial. Asimismo, señala la OCDE, la nación mexicana también es primera entre las integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en cuanto a embarazos no planeados en la población de 15 a 19 años.
Además, México se ubicaba hasta hace poco dentro de los primeros cinco lugares en materia de secuestros a nivel mundial. Esto lo reconoció el Observatorio Nacional Ciudadano y otro indicador de la OCDE lo ubica en el máximo concerniente a la corrupción. Y qué decir en materia educativa, nos colocan entre los cinco donde menos se lee. Tenemos también el segundo lugar en desforestación. Igual sucede en lo que se relaciona a la inversión en ciencia y tecnología, ya que nos sitúan en el último lugar, lo mismo que en recaudaciones de ingresos fiscales, donde más se cometen delitos de pornografía infantil por internet o asesinan a periodistas.
No pocos habrán leído o escuchado que México es de los que más leche en polvo importa en el mundo, el territorio, 25 en el mundo, con mayor número de feminicidios; entre los principales de robo de mercancía, junto con Brasil y Sudáfrica; el de nivel más bajo de productividad laboral de la OCDE que cuenta con 34 países miembros.
A todo esto hay que agregar la información más reciente del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM en la que se establece que uno de los mayores problemas que enfrentan las familias en México a diario es llevar a su mesa los alimentos. Así, los responsables de cada hogar deben decidir entre la calidad, la cantidad, el precio y hasta el lugar, preguntándose ¿qué alimento voy a dejar de comprar para que me alcance?
Indica que del 16 de diciembre de 1987 al 25 de abril del 2016, la pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario mínimo es de 79.11 por ciento; que actualmente, 32 millones de trabajadores en México sobreviven en diferentes niveles de miseria como consecuencia del ingreso insuficiente para adquirir la Canasta Básica de Alimentos; que en el mismo período el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable pasó de $3.95 —-hace 31 años– a $213.46 diarios. Y en referencia a la evolución del salario mínimo durante el mismo tiempo se representa un incremento acumulado del 1,028 por ciento frente al 5304 por ciento del precio de los alimentos, es decir, la relación muestra que por cada peso que aumenta el salario aumentarán cinco pesos el precio de la Canasta, como consecuencia de las políticas salariales basadas en los topes salariales que no han oscilado entre el 3 y el 4.5 % anual impuestas durante los últimos seis sexenios.
De esta forma, los trabajadores mexicanos para adquirir la CAR requieren de un ingreso mensual promedio de $6,403.80, es decir, de casi 3 salarios mínimos diarios. De acuerdo con el INEGI, 67 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) que labora, tiene un ingreso diario de hasta 3 salarios mínimos. Hoy la PEA representa más de 53 millones de trabajadores.
Pese a todo y de acuerdo con la ONU, México se encuentra entre los países con la población más feliz del mundo, lo que seguramente se confirmará en el Informe presidencial.
DESDE EL CENTRO
El estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM señala que existen millones de trabajadores que cotidianamente se trasladan largas distancias –migración interna– de su hogar a su trabajo. También hay millones de trabajadores, hombres y mujeres, de todas las edades, quienes viajan largas distancias a otro país o región muy distante de su lugar de origen, buscando mejores niveles de vida y de trabajo. Lo cierto es que el neoliberalismo –el capital– ha despojado al trabajador, día a día, de su tiempo libre evitándole descansar, convivir con su familia, educarse, ejercer actividades recreativas. Y que para el 16 de diciembre de 1987 el Tiempo de Trabajo Necesario en adquirir un kilo de tortilla era de 24 minutos. Sin embargo, para el 25 de abril de 2016 fue de 1 hora con 31 minutos, incrementándose 446 por ciento.