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Contexto
Le pusimos la otra mejilla a Trump
Primer acto: “inspirados” en Donald Trump, dos estadounidenses de raza blanca orinan y después golpean con un tubo a un hombre que dormita en un lugar cercano a la estación de tren de la ciudad de Boston. Más tarde, los sujetos señalan con descaro que lo agreden porque se trata de un «vagabundo», «hispano» y un «inmigrante ilegal». La víctima había nacido en Estados Unidos.
Segundo acto: una familia estadounidense de origen mexicano realiza una fiesta de cumpleaños en su casa del condado, distrito de Lake, California, cuando, de manera intempestiva, penetran a su hogar tres sujetos de raza blanca y los acuchillan, al tiempo que les gritan que son unos “malditos frijoleros” que deben regresar a su país. Sin embargo, ellos son californianos, viven en donde nacieron.
Tercer acto: Carlos Manuel Sada Solana, embajador de nuestro país en Estados Unidos, afirma ante legisladores que “ya basta de que nos den una bofetada y pongamos la otra mejilla”, en referencia a los abusos cometidos en la Unión Americana en contra de mexicanos y devela que hay toda una estrategia del gobierno federal para defender los intereses de nuestros compatriotas en el vecino país, tal como lo hacen los judíos en sitios en donde han sido agredidos.
Fin de la obra: El gobierno mexicano invita a Donald Trump a que venga a nuestra nación. Repite la misma violencia verbal en contra del pueblo de México. El tono de las palabras pudo cambiar, pero el fondo de la agresión es el mismo. Le pusimos la otra mejilla.
Los casos de estas agresiones en contra de personas estadounidenses de origen mexicanos, no hace más que reflejar la violencia que el candidato presidencial del Partido Republicano, Donald Trump, ha “inspirado” en grupos supremacistas blancos en Estados Unidos.
El pasado día 20, los hermanos Scott y Steve Leader, de 30 y 38 años de edad, respectivamente, abandonan el estadio de béisbol en la ciudad de Boston, Massachusetts, a donde había acudido a presenciar un partido del equipo Red Sox.
Al acercarse a la estación de tren encontraron a un hombre que dormitaba en una banca y simplemente por tener la apariencia de “hispano” lo orinaron y posteriormente lo golpearon con un tubo.
La víctima se despertó al sentir orina en su rostro. Varias personas que observaron la aberrante escena pidieron la presencia de la policía, que detuvo a los dos sujetos y solicitó una ambulancia para la víctima, la cual fue trasladada al Centro Médico de Boston para ser atendido por fractura de nariz y costillas, entre otras lesiones.
El único argumento que presentaron los agresores para la paliza que propinaron al hombre fue que “estaban inspirados por las ideas de Donald Trump en contra de los migrantes ilegales y por ello actuaron en contra del hispano”.
Que equivocados estaban, la víctima era ciudadano estadounidense, como lo demostraba su tarjeta de identificación social. Su nombre no fue dado a conocer por las autoridades por razones de seguridad.
Los hermanos Leader enfrentaron varios cargos por lesiones y fueron arrestados sin derecho a fianza, informó la oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Suffolk. Los hombres se deberán presentar ante una corte el próximo 3 de septiembre.
Donald Trump se enteró del “incidente” que fue “inspirado” por sus ideas delirantes. Justificó la golpiza argumentando que todos sus seguidores son muy pasionales y que comparten su política anti-inmigrante.
DEFENDERNOS COMO JUDÍOS
Apenas hace una semana, el Congreso de la Unión solicitó a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) un informe sobre el número de mexicanos que han sido víctimas de agresiones y homicidios por motivos de odio, racismo o xenofobia, denunciados en Estados Unidos.
En el dictamen que aprobó la Comisión Permanente, senadores y diputados pidieron que el Servicio Exterior adscrito en la Unión Americana recabe dicha información desde junio de 2015 a la fecha.
Y es que los delitos con violencia cometidos en contra de mexicanos cometidos en la Unión Americana en el último año han llegado a alarmar no sólo a los mismos legisladores, sino también al propio Gobierno Federal.
Esta situación llevó a señalar al embajador mexicano en Estados Unidos, Carlos Manuel Sada, que los mexicanos en ese país tenemos que defendernos ante las amenazas de Trump, como lo hacen los judíos en el mundo, en defensa de sus intereses comunes.
En la presentación de su programa de trabajo ante las comisiones de Relaciones Exteriores del Senado, el funcionario llamó a organizarse a los mexicanos que se encuentran en Estados Unidos.
De acuerdo con dicha estrategia, el gobierno mexicano apoyaría la organización de 35 millones de compatriotas que viven en la Unión Americana (seis millones de indocumentados, seis de residentes y 23 millones más que nacieron allá, pero que son de ascendencia mexicana).
Esta organización sería un equivalente al trabajo que realiza el AIPAC (American Public Affairs Committee) y otros grupos de cabildeo de la comunidad judía que en Estados Unidos defienden los intereses de sus connacionales.
Los mexicanos tienen una importante presencia en Estados Unidos y es necesario que el peso específico que tiene su comunidad alcance en la misma medida una fuerza de defensa ante cualquier agresión de los supremacistas blancos.
México cuenta con 58 consulados en la Unión Americana que, sin duda, tendrán un papel importante, en la defensa de los intereses de nuestros compatriotas, si es que en realidad se ejecuta una estrategia que yo pienso es indispensable en estos momentos de crispación.
La estrategia de la Secretaría de Relaciones Exteriores en ese ámbito suena coherente y necesaria, especialmente cuando en aras, de una estrategia de aparente transparencia y diálogo, le acabamos de abrir nuestro país a un sujeto de la calaña de Donald Trump, que nos vino a dar una cachetada en nuestra propia casa. Lo que tanto quería evitar el embajador Sada, sucedió: le volvimos a poner otra vez la mejilla y nos abofeteó. Ojalá y tome en cuenta eso el gobierno mexicano.