Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Hay reencuentro que transformará radicalmente tu vida
La magia no está en los cuentos sino en tu vida. Está en ti. En lo que piensas y te emociona, en lo que decides. La magia está en tus palabras y la manera en que percibes lo que ocurre. En la narrativa que generas día a día.
Cada acción, por nimia que sea, por intrascendente que parezca, está arraigada en tu subconsciente, ese cofre donde están enraizados anhelos, inquietudes, ángeles y quimeras. Ahí están las emociones, esos seres que te mueven a generar acciones. La emoción es quien delimita o traza tu vida.
Son siete las emociones básicas. La positiva se llama felicidad. La neutra es sorpresa. Las negativas van desde temor a enojo, tristeza, repugnancia y desprecio. Los expertos atribuyen a que existen más emociones negativas por cuestiones de supervivencia. Tendemos más a escuchar lo malo. Desestimamos lo positivo.
El ejemplo para esto, es suponer que entras a un salón atestado de personas que hablan sobre ti. La mayoría expresan elogios y comentarios favorables. Sólo una manifiesta críticas negativas sobre ti. ¿A quién te gustaría oír? Ocho de cada diez personas se inclinan a escuchar al que habla mal de ellos.
Más que supervivencia creo que existe un pobre auto concepto. Una versión errada de quiénes somos. No reconocemos al ser que nos mira en el espejo. Y no hago alusión a las características físicas. Hablo de la total insensibilidad acerca de las motivaciones, sueños, anhelos y dones del personaje que nos mira atentamente en el espejo. Hablo de que desoímos las conversaciones con nosotros.
¿Cuándo fue la última vez que registraste palabra por palabra tus soliloquios?, ¿qué te dices cuándo mora el silencio?, ¿Qué temas son recurrentes para ti, con qué vocablos te refieres a ti mismo?
A veces la vida te da la oportunidad de encontrarte. De maravillarte con tus dones y destrezas, de admirar tus acciones, de develar que lo más admirable para ti ya está en ti mismo. A veces la vida te permite descubrir que eres profundamente amado por ti mismo. Te reconoces y aceptas la gran verdad, lo que sostiene la columna vertebral de la autoestima: eres digno de ser feliz.
Para, por favor, tus auto reproches y críticas, los juicios sin valor. Sólo piensa que eres un ser que merece ser feliz. Sólo eso.
Perdona tus errores y omisiones. Siempre actuaste de la mejor manera con los conocimientos, consciencia o grado espiritual que tuviste en cada momento. No te reproches nada. Eres más un ser conectado con lo divino que con lo terreno. Tú, hijo de Dios, eres heredero de la luz. Tienes todo. Vida, inteligencia, dones y motivos. Mereces ser feliz.
Las demás emociones se agazaparán y serán inadvertidas en tu vida en el instante que al hablar contigo manifiestes libremente ser merecedor de la felicidad. Y entonces sí, nadie podrá arrebatarte el don más grande: tu encuentro contigo.
Celebro desde ya ese momento maravilloso y mágico. Celebro tu vida en este momento, en este universo. Tú escribes tu historia. Que sea una historia feliz. Hay un reencuentro que transformará radicalmente tu vida. Es el parteaguas en que se dividirá tu historia.