Cobija Alerta Roja a 4 alcaldías de CDMX
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de septiembre de 2016.- Mientras miles de capitalinos dormían plácidamente o seguían celebrando la noche del Grito, miles de militares integrantes de la Sedena, Marina, Fuerza Aérea, Policía Militar, Federal, alumnos del Heroico Colegio Militar, llegaron en el transcurso de la madrugada a las inmediaciones del Zócalo capitalino para prepararse, como cada año, para la tradicional Parada Militar que conmemora la Independencia de México.
Los preparativos fueron intensos, a las tres de la madrugada comenzó la llegada por el Metro Pino Suárez, sobre la calle de Izazaga las comparsas se alistaron con motivos alusivos a la fecha.
Los militares, de todas las divisiones, hombres y mujeres, prepararon su equipo, tanquetas, armas, vehículos para que el verde olivo contraste con el negro de los gruesos neumáticos. Mientras otros se dedicaron a limpiar sus armas, insignias, alistar el vestuario y demás.
Avanzó el tiempo y con el amanecer también va en aumento la llegada de las miles de familias que madrugaron para llegar a tiempo y alcanzar el mejor lugar; los niños con los ojos adormilados todavía pero con la emoción de ver de cerca a sus héroes de carne y hueso, no dudaron en aceptar la petición de los padres para tomarse la foto del recuerdo.
Ellos, dentro de su seriedad y disciplina, se permiten la emoción discreta que les causa ser vistos por la gente como un símbolo de orgullo y ejemplo a seguir. Avenida Pino Suárez, San Jerónimo, Mesones, Regina, El Salvador y así sucesivamente en cada calle hay grupos numerosos de militares, marinos, policía militar, de la montada, todos preparando hasta el último detalle de lo que será su entrada triunfal al Zócalo y el reconocimiento de la población a lo largo de todo el recorrido de cerca de dos horas.
Las fotos continúan, los niños se les acercan, pero entre todo ello la emoción se agolpa en ellos cuando aparecen sus propias familias, que orgullosos van a desearles buena suerte, a expresarles el cariño que sienten. Esposas, esposos, hijos, padres, hermanos, novias, novios, e incluso una que otra o muchas que aprovechan para conocer a algún príncipe azul.
Así se acercaba la hora, y de los ensayos, comienzaron los preparativos, las alineaciones para iniciar la salida, los últimos retoques al uniforme, peinados, zapato lustrado, mujeres militares que ante la disciplina no pierden su coquetería, todo listo para hacer la felicidad de miles de ciudadanos, algunos llegan corriendo a la última hora para llegar, donde alcancen.
Un verdadero contraste entre los señalamientos que algunos sectores de la sociedad han hecho en contra de la actuación de los militares; esa mala fama de arbitrariedad y abuso que envuelve a este gremio, parece quedar fuera de lugar cuando se ven los ríos de gente que acuden a ver a sus héroes nacionales.
Militares que para muchos son todavía el símbolo de seguridad, de paz, que solo sacan sus armas y tanquetas para exhibirlas y en celebraciones como esta, las ponen a disposición del pueblo, pero no como armas de guerra, sino como escenarios audaces para la foto, la selfie, el recuerdo imborrable en la memoria de niños, hombres y mujeres que todavía los respetan y los consideran como los verdaderos héroes del pueblo.