Denuncia oposición que Morena legisla por medio de fe de erratas
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de octubre de 2016.- El ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruíz, emplazó al dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa, a convocar a una asamblea nacional para debatir con los priístas y no desperdiciar el tiempo confrontándose con los líderes de otros partidos políticos.
En una carta dirigida al presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Ruíz Ortiz dijo que es necesario que al interior del PRI ya se discuta quién los representará en la elección federal de 2018 y aprovechó para destapar a Miguel Ángel Osorio Chong, José Antonio Meade y otros prominentes priístas.
La misiva se da un día antes de que el presidente del PRI, Enrique Ochoa, realice una gira de trabajo por Oaxaca.
Texto completo:
Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional
Señor Presidente:
A partir de su designación al frente del Partido Revolucionario Institucional he seguido atento su actuación. Con preocupación, y con pena, advierto serias inconsistencias entre lo que dice al priísmo, a través de sus declaraciones a los medios, y lo que en los hechos realiza.
No atiende a la militancia ni hace esfuerzo alguno por escucharla. Y debemos aclarar, señor Presidente, que quienes acuden a sus “Encuentros con la militancia” son no representantes si no sólo «representaciones» de la misma, en cada uno de los estados que ha visitado.
En lugar de eso le dedica tiempo y recursos del Partido a retar y confrontar a personajes de otros Institutos Políticos, desperdiciando la oportunidad –y evadiendo la responsabilidad– de debatir con los priistas como lo ha ofrecido reiteradamente. En paralelo la ciudadanía observa y juzga porque, además, no sólo desconoce qué representa nuestra organización política para el país, sino que, incluso, duda de nuestra capacidad para representarla y dirigir sus destinos.
Estoy cierto que sabe del reclamo de muchos, quienes como yo, estamos a la espera del anuncio y realización de una Asamblea Nacional que sea el foro para deliberar sobre el pasado reciente, pero sobre todo, para definir qué queremos ser, hacia dónde proponemos ir y cómo lo pensamos lograr, para ofrecerle a las mexicanas y a los mexicanos un proyecto renovado, congruente y consistente con los principios que nos dieron origen y que le han permitido a nuestro Partido dirigir a México durante casi ochenta años.
Todo lo anterior, y más, es motivo de preocupación entre nuestras filas y en distintos ámbitos sociales. Todo lo anterior, se discute en la calle, aunque la verticalidad con la que se ha manejado la dirigencia inhibe el comentario abierto y sincero: créame no va a ser con bravatas o con malos chistes sobre los actores de otras fuerzas políticas, como vamos a convencer a los electores sobre nuestra capacidad de hacer gobierno y, a través del gobierno, transformar para bien la vida de México; será con una oferta realista, viable, emanada del consenso, de las propuestas realizadas por los militantes y con la práctica transparente de la democracia al interior de nuestro Partido, práctica que, inequívoca, se traduzca en garantía de democracia dentro de los gobiernos emanados del PRI, sólo así vamos a ganar las próximas elecciones.
Es necesario discutir –le reitero–, el modelo económico que sirva para el desarrollo de México, partiendo del hecho cierto de que el neoliberalismo no sólo ha desmantelado muchas de las instituciones y empresas que los propios gobiernos priistas construyeron durante el siglo 20 en beneficio de los ciudadanos, sino que no ha sido capaz de detener el crecimiento de la pobreza, que ubica a más del cincuenta por ciento de la población nacional en tan dramática situación.
Tenemos en el PRI a muchos cuadros como José Antonio Meade, Miguel Ángel Osorio Chong, Ivonne Ortega Pacheco, José Narro Robles, Manlio Fabio Beltrones, Eruviel Ávila o José Calzada entre otros distinguidos mexicanos y mexicanas comprometidos con el país. Todos ellos con el talento y las aptitudes para ganar las elecciones en el 2018 y transformar a México con cambios profundos para prevenir y revertir la pobreza cambiando la política social y, por supuesto, la política económica; resolver la ascendente inseguridad que asola el territorio nacional, combatir a fondo la corrupción y analizar las propuestas de tantos mexicanos y tantas mexicanas con probado prestigio en los diferentes campos del conocimiento para construir un proyecto congruente con nuestros principios.
En estos tiempos de cerrada competencia electoral y de sentidas exigencias de la sociedad, el PRI debe abrirse a las bases y a la población en general.
Es el momento de mostrar nuestras fortalezas para que, llegado el momento, el priísmo tome su decisión sobre quién nos representará en el 2018, decisión a la que el Presidente Enrique Peña Nieto con vocación democrática y espíritu republicano, de los que ha dado muestras, habrá de sumarse como un priísta más.
Los priístas debemos hacernos escuchar y en un diálogo abierto y horizontal, dar voz a nuestros cuadros en el seno del Partido, con respeto a las leyes, pero con lucidez y valentía. Solo así, con unidad y compromiso partidario, lograremos la candidatura fuerte y unida que nos permita competir y ganar las próximas elecciones.
Muchos compañeros y compañeras estamos convencidos de que, si la elección de quien vaya a representar al PRI en el 2018 rumbo a la Presidencia de la República, se lleva a cabo mediante una consulta a militantes y simpatizantes, en urnas instaladas a lo largo y a lo ancho del país, en el proceso más amplio y democrático que se haya vivido en nuestro instituto político, precedida esta consulta de debates entre nuestros mejores hombres y nuestras mejores mujeres; programados y con formatos ajenos al acartonamiento al que nos hemos acostumbrado; la movilización de millones –sí, millones– de priístas y ciudadanos que generará revitalizará, refrescará y devolverá a la militancia el poder para decidir quién va a ser el próximo Presidente de México.
La militancia es sabia y, por lo tanto, mucho más acertada que las cúpulas que, de tiempo en tiempo, han cometido el error de secuestrar a nuestro Partido, tomando decisiones que nos han llevado a lamentables derrotas en contiendas municipales, estatales y por la Presidencia de la República.
Presidente Ochoa, convoque a la brevedad a la Asamblea Nacional, atienda al priismo, escúchenos.
Esta opinión respetuosa, que compartimos millones de compañeros y compañeras de Partido, habla de inquietudes e insatisfacciones generalizadas, refleja una inconformidad creciente, que no encuentra una pronta salida: digna, realista, ni mucho menos exitosa, para los graves problemas que enfrenta el país. No obstante, estamos convencidos de que juntos, con la fuerza real del priísmo, con sus iniciativas, el trabajo coordinado y la movilización de los militantes, nuestro Instituto Político podrá seguir conduciendo a México.
Con una Asamblea oportuna y abierta, que incorpore, aliente y respete la voluntad de las bases, el Partido tendrá la confianza general, sustentada por la suma nunca más por la resta, para promover y consolidar los cambios estructurales, trascendentales e impostergables, que requiere el PRI.
Descartar las decisiones cupulares para llevar a buen puerto a la nación, con un Partido renovado, incluyente y competente, será el resultado natural de esa apertura, necesaria y urgente para nuestra Organización, ésta sólo podrá consolidarse durante y con nuestra Asamblea Nacional.
Le reitero mi convicción de que estamos a tiempo de corregir el rumbo, pero este tiempo se le agota más rápido a nuestro Partido en la medida que no enfrentamos con eficacia la inconformidad de nuestra militancia y el desánimo de la población.
La realidad exige ser mirada con gallardía y determinación, mírela con la atención que los mexicanos merecen tener. Mírela con la convicción clara de que las censuras e inconformidades que, con razón, reciben muchas de las autoridades emanadas de nuestro Partido, pueden ser combatidas, revertidas y hasta superadas con la sensibilidad e inteligencia de nuestra militancia.
El PRI ha sido lo que ha sido, una organización emblemática a nivel mundial, gracias a su enorme capacidad para adecuarse a las circunstancias y desafíos de cada época, para resolverlos con puntual determinación.
La oportunidad histórica que el México moderno le presenta, señor Presidente, le ofrece la posibilidad de regresar al PRI a la vanguardia que tuvo y que jamás debió perder.
La decisión está en sus manos, y la evolución del Partido, también: convoque ya a la Asamblea Nacional, no podemos dilapidar más el tiempo, éste puede ser nuestro aliado o el más implacable verdugo.
Es ahora, cuando podemos recuperar nuestra fuerza y presencia, nuestra representatividad y confianza. Es ahora, el próximo año será demasiado tarde, cuando poco o nada quedará por hacer.