Descomplicado
SRE: Secretaría del absurdo
El señor Andrés Roemer Slmianski no se quiere quedar callado y ya mueve los hilos a su disposición para hacer su defensa.
Lo más reciente es que de pronto al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado de la República le surge el interés por la política exterior –cosa que ha ignorado en ocasiones frecuentes- y pedirá que ‘de inmediato’ comparezca el subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Miguel Ruiz Cabañas…
… ‘Para que explique las razones del cese fulminante del embajador Andrés Roemer y ofrezca información sobre si la comunidad judía en México fue ofendida y cuándo se dio la orden de dar marcha atrás y cambiar el voto por la abstención.’
Al ex embajador Roemer lo quieren escuchar los senadores de izquierda, pero como ya no es funcionario, será invitado para ‘dar con la trama’ de lo que ‘oculta la Cancillería…’
A principios de este mes los integrantes embajadores de distintos países representados en la UNESCO habrían de votar un documento por el que se eliminan ‘los vínculos de judíos y cristianos con Jerusalén, la conexión entre el judaísmo y el Monte del Templo y el Muro Occidental (Muro de los Lamentos) de la ciudad vieja…’
Es un documento que la comunidad judía calificó de “revisionismo histórico de la UNESCO” pues es “una resolución inflamatoria y tendenciosa redactada por los palestinos y representado por los estados islámicos…” dijo la representación judía.
México votó a favor de esta resolución. Pero de inmediato el embajador en la UNESCO comenzó una serie de cabildeos entre la comunidad judía internacional –y mexicana, naturalmente- para argumentar que su voto ahí había sido por obligación y no por creencia. Que él obedeció órdenes del gobierno mexicano pero que personalmente y por religión él no está de acuerdo…´ Bueno…
Los judíos en la UNESCO y desde México, consiguieron que México se abstuviera, pero esta abstención significó un rompimiento con su regla histórica al cambiar su voto aprobatorio.
Y, a todo esto, el sainete de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). De hecho al principio sonó inverosímil que se nombrara a Roemer como Cónsul de México en San Francisco con apoyo del entonces secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade Kuribreña y, claro, por instrucciones ‘superiores’.
En su artículo “El embajador Roemer trabajando por el doctor Roemer…”, Carlos Puig lo describe así: “El doctor Andrés Roemer lo puede todo y al mismo tiempo. Puede ser cónsul, conductor de televisión, escritor, dueño de la Ciudad de las Ideas, su curador oficial, embajador ante la UNESCO, organizador de juegos de la botella –de champán–; puede votar contra Israel y ser el mejor amigo de la comunidad judía.”
Roemer ha sido un hombre muy cercano al grupo Salinas. Su fortaleza mediática viene de este vínculo. Estuvo y ha estado promoviendo el tema de las ideas como sustento del desarrollo social y humano y, de hecho, condujo programas relativos, en algo muy parecido a lo que en España hacía Eduardo Punset Casals, con su programa “Redes” de la Televisión Española.
Es un hombre muy hecho para los medios y con gran capacidad para moverse en estos terrenos, lo ha demostrado por estos días en los que luego de su despido fulminante comenzó a dejarse entrevistar para responder a articulistas o para dar su versión de lo ocurrido; y ahora el Senado.
Es un personaje multiforme, que lo mismo ha fungido como asesor de medios, como conductor, como generador de ideas ‘para la Ciudad de las Ideas’, conferencista y por orígenes estrechamente vinculado con la comunidad judía de México, la misma que lamentó enfáticamente su cese pero que se congratula de que México hubiera cambiado el sentido de su voto…
Y eso es: es así de frágil la posición mexicana en política exterior que una presión menor le hizo cambiar un voto histórico; es la misma Secretaría de Relaciones Exteriores a la que llegan personajes insospechados para una actividad que tiene que ver con lo mexicano fuera de México.
Es así desde el principio. Es una Secretaría a la que se ha menosprecidado durante todo este sexenio y a la que llegó de forma asimismo inverosímil la misma canciller Claudia Ruiz Massieu, sin experiencia ni formación diplomática, o como cuando el mismo presidente Enrique Peña Nieto nombró al embajador de México en Estados Unidos, Miguel Basáñez, y al que el Senado dio su aprobación…
… O cómo prácticamente por omisión esta Secretaría fue en gran medida causante de uno de los grandes errores de este sexenio con la invitación a Donald Trump a México.
Así, que no hay mal que por bien no venga. En todo caso el señor Roemer está en lo suyo, en su defensa, que tiene que ver con su prestigio como profesional y que tiene que ver con sus importantísimas relaciones entre la comunidad judía mexicana y con sus tantas chambas.
Pero también conviene escuchar de una vez y por todas las razones por las que la política exterior mexicana está en punto de cero, cumpliendo por inercias y no porque tenga diseñada una estrategia seria, rigurosa, precisa, diplomática en favor de los intereses del país y de sus perspectivas desde el exterior, tanto colectivas como individuales.
Lo de Roemer es un berrinche del personaje; lo de la Política Exterior es un asunto delicado que se debe tratar con mucho rigor, el mismo que se le habrá de exigir a esta Secretaría del absurdo.