Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Así como van las cosas con los escándalos de los ex gobernadores y otros personajes en la mira del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, no quedará de otra que reinaugurar el Castillo o Fortaleza, hoy convertido en museo, de San Juan de Ulúa.
Los expertos en puntos de vista se han preguntado a dónde irán a parar tantos personajes expulsados de sus partidos y otros que se han servido con la cuchara grande del presupuesto y los contratos del gobierno, y la única respuesta remite a la reinauguración de San Juan de Ulúa que fue cerrado hace más de 100 años como prisión por decreto de Venustiano Carranza, pero que operó durante 200 años como penal federal de alta seguridad.
San Juan de Ulúa tenía espacio para 200 prisioneros y en sus mazmorras estuvieron como huéspedes no sólo personajes icónicos como Chucho el Roto y su lugarteniente La Changa en la época de Porfirio Díaz, sino importantes políticos como los ex presidentes Benito Juárez y Antonio López de Santa Anna.
En realidad era una cárcel política porque también estuvieron detenidos en las húmedas celdas Ricardo Flores Magos y Juan Malpica por órdenes de Victoriano Huerta, así como Filomeno Mata, Felipe Carrillo Puerto y los huelguistas de Cananea y Río Blanco.
De prosperar los juicios contra los ex gobernadores en capilla, principalmente Javier Duarte y Guillermo Padrés, los penales más famosos de México, Almoloya en el Estado de México o Puente Grande en Jalisco, no son garantía. Y si no que le pregunten al Chapo.
Y como la fila de espera de ex gobernadores y malandrines señalados de corruptos es tan grande que únicamente se ve como opción San Juan de Ulúa. ¿Qué no?
Bueno, eso siempre que los encuentren.
Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza
1.- Cuando el poder costaba un huevo
En algunas sociedades antiguas como la Rapa Nui, ocupar el escalón más alto del poder político para gobernar –aunque sólo fuera por un año–, requería de un esfuerzo supremo, literalmente el poder les costaba un huevo.
De acuerdo a la tradición oral que subsiste de esta sociedad muy alejada en el tiempo y la geografía (en la puerta de Oceanía, en medio del Pacífico), el modelo de gobierno de los Rapa Nui era muy dinámico pues el rey no podía permanecer eternamente y la decisión política para elegir al jefe supremo requería como condición ineludible que el o los aspirantes a llegar a la cúspide del poder tenían que pasar la prueba del huevo.
En la cosmogonía del hombre-pájaro “Tangata manu”, base de este pueblo cuya raiz es muy cercana a los polinesios pero que hoy sus habitantes en la Isla de Pascua tienen un acuerdo de trato especial con Chile, llegar al poder no era por dedazo ni por decisión de partido, tenían que completar un ritual que podía acabar con ellos en el intento, de no estar bien preparados.
Los candidatos tenían que lanzarse al mar desde la gran isla “Motu Nui”, y a nado limpio llegar a uno de los islotes cercanos aunque no tanto –el “Motu kao kao”– para buscar y encontrar el primer huevo de una ave estacional conocida como “manu tara” o chirrión sombrío; hacerse de éste, regresar, subir por un acantilado y entregar el huevo sin daño.
Los viejos –instalados en algo así como un Consejo electoral– deliberaban para decidir si el o los candidatos que lograban regresar a la Motu Nui se habían apegado al ritual y confirmar al ganador, en consecuencia.
De ahí que literalmente les costaba un huevo llegar al poder.
En realidad no había tantos candidatos en esas competencias tradicionales como para diezmar a la población de aves que hoy siguen poniendo sus huevos en el lejano islote. Ya no existe esta competencia y los Rapa Nui han optado por las elecciones por voto directo de sus autoridades civiles.
Paralelismos
En México hay quien puede decir que les ha costado un huevo llegar al poder, aunque el sentido es otro y nada tiene que ver con el ritual milenario y cosmogónico de los Rapa Nui.
Pero lo que si tenemos a la vista es una cada día creciente lista de tiradores para participar en la candidatura presidencial de 2018. Son tantos que si hoy les impusieran como condición conseguir un huevo como lo hacían los antiguos polinesios, sin duda acababan con la especie de aves “manu tara”.
Y si bien llegar al poder puede costar algo más que un huevo, hoy cuesta más mantenerlo.
2.– Los senadores andan muy ocupados y por eso no tienen tiempo de atender las comparecencias que ellos mismos han convocado. Tienen pendientes las de Claudia Ruiz Massieu y la de Miguel Ángel Osorio Chong. Cuando se realicen seguro ya se les olvidó para que los llamaron.
3.– Con las encuestas en contra, los asesores del pato Donald coincidieron en que fue un error acudir a Los Pinos porque dicen que hay mucho salitre. Bueno, eso dicen.
4.– Las preguntas que se hacen los panistas. ¿Atenderá Anaya la carta de sus correligionarios que le piden definirse rumbo a la contienda presidencial? ¿Renunciará Anaya a la dirigencia del PAN para participar en la contienda interna por la candidatura de 2018? ¿Dará su bracito a torcer el chico maravilla?