Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de noviembre de 2016.- Con el propósito de difundir las bondades de ese extraordinario invento de cultura: el libro, fue creada hace tres décadas la Casa Universitaria del Libro (Casul) de la UNAM.
La Universidad añadió en un comunicado que, desde 1986 ha impulsado actividades de extensión académica como presentaciones de libros, diplomados, cursos, talleres, conferencias y foros de discusión abiertos a todo público, lo que la ha convertido en referente dentro y fuera de la comunidad universitaria.
En el festejo por el aniversario, Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades, comentó que con base en la actividad de extensión especializada que ahí se desarrolla, se estableció la meta de crear una maestría en estudios editoriales
Tras agradecer la confianza del Centro Asturiano de México por mantener el acuerdo de comodato por el cual el edificio de la Casa sigue bajo resguardo de la UNAM, indicó que entre los proyectos en puerta está el de renovar e impulsar la librería de la Casul, a fin de consolidar la presencia de la Universidad Nacional en la zona donde se ubica (Orizaba y Puebla, colonia Roma).
Futuro del libro
Alberto Vital, junto con el escritor Juan Domingo Argüelles, y la coordinadora de Divulgación y Publicaciones de la Coordinación de Humanidades, Malena Mijares Bracho –quien fungió como moderadora–, reflexionaron en torno al eje de la Casul.
Malena Mijares mencionó cierta pérdida del placer por la lectura en los tiempos actuales, en particular por las nuevas condiciones de las tecnologías. Además, resaltó que el vaticinio sobre la ‘muerte’ del libro impreso no se cumplió. En este panorama, ¿cuál es el futuro del libro?, cuestionó.
Se piensa que la existencia del libro impreso está garantizada, respondió Vital Díaz; así parecen sustentarlo algunas investigaciones en neurociencias. Su porvenir está estrechamente ligado a una necesidad que no desaparecerá en los seres humanos: la de expresarse, que no está muy lejana de las necesidades biológicas básicas como respirar, comer o abrigarse.
Ante los dispositivos electrónicos, el libro tiene la virtud de no necesitar pilas, acotó Juan Domingo Argüelles, retomando palabras de Gabriel Zaid. Pero tiene una mayor virtud: es producto de una larga evolución, no se puede ya perfeccionar.
El mercado de los libros electrónicos no ha logrado la supremacía, porque los auténticos lectores aún prefieren leer en papel, aunque también consuman libros digitales. El verdadero problema, prosiguió, es que “se está extinguiendo la especie lectora en las nuevas generaciones”. De cualquier manera, el futuro del libro está garantizado porque cubre no solamente un gusto, sino una necesidad de existencia.
Un edificio con historia
El edificio que ocupa la Casul fue construido en los años 20, con influencia porfiriana, para ser hogar del matrimonio de Joaquín Baranda MacGregor y Dolores Luján Zuloaga, quien tras la muerte de su esposo vendió la edificación al Centro Asturiano de México, en 1945.
Con el tiempo, el Centro se vio en la necesidad de mudarse a una sede más grande; para aprovechar el inmueble, los directivos determinaron otorgarlo a una institución con fines culturales. Así, a finales de 1986, bajo el rectorado de Jorge Carpizo MacGregor, se estableció un acuerdo con la UNAM, y desde entonces se puso en marcha el proyecto de la Casa Universitaria del Libro, inaugurada oficialmente el 10 de diciembre.