Escenario político
Todo a pulmón
Julio César nació a los seis meses de gestación con una malformación de las vías respiratorias, con un pulmón bien formado y sólo una tercera parte del otro. Se hubiera pensado que no sobreviviría. Su vida ha sido llena de padecimientos, cuesta arriba siempre, pero se sobrepuso a todo y ahora a los 15 años de edad es campeón nacional de natación.
Sufre padecimientos propios de personas de edad avanzada, pero libra su batalla diaria, no sólo para tratar de llevar una vida normal, sino para destacar en su deporte. Sin embargo, su peor enemigo no es la discapacidad que tiene, sino el burocratismo, la incomprensión y la falta de apoyo de las autoridades gubernamentales del Estado de México y deportivas que le dan la espalda y no le brindan apoyo.
La vida de Julio César González Buendía fue complicada en su etapa de niño, pero fue mucho peor en su adolescencia, cuando en 2014 después de una operación para tratarte una lesión de rodilla en la pierna, estuvo a punto de entrar en estado de coma, tardó seis horas en despertar y tres días en recuperarse en el hospital, cuando se trataba originalmente de una operación ambulatoria.
Después de ese episodio, los médicos empezaron a descubrir un rosario de enfermedades en él, que limitan su calidad de vida, pero no sus ganas de estudiar ni de hacer deporte.
El muchacho no puede tener emociones fuertes, porque padece hipertensión arterial, enfermedad propia de personas de edad avanzada. Desde niño ha sufrido problemas hepáticos que le impiden tener una alimentación normal y, por ello, está sujeto a una dieta estricta, en la cual no puede comer alimento alguno que tenga conservadores o grasas que su cuerpo no puede digerir.
Debido a su problema de displasia broncopulmonar, desde pequeño tiene un sinnúmero de alergias hacia cualquier tipo de comida y los médicos le pronostican que a medida de que pasen los años aumentará su número de alergias.
Esta problemática de las vías respiratorias, a consecuencia de que es “seismecino” le provoca que las enfermedades que padece le duren más que a cualquier persona en condiciones normales, de tal manera que a un chico de su edad que padezca gripa durante una semana a Julio César le puede durar mes y medio, una indigestión 15 días o una alergia severa hasta dos meses.
Por si esto no fuera suficiente, en julio de este año, su madre, la profesora universitaria Julia Buendía, lo encontró en una ocasión con un cuadro raro de lo que parecía asfixia. De inmediato lo llevó con el médico, que descubrió que el muchacho padecía SAOS, Síndrome de Apena Obstructiva del Sueño en grado severo, mejor conocida como Apnea del Sueño.
El riesgo de que sufriera un paro cardíaco con el tiempo era inminente y para evitar esto, Julio César tiene que dormir conectado a un aparato que le lanza aire y prácticamente evita que deje de respirar mientras duerme. Por si no fuera suficiente, le descubrieron síndrome de Minding, un padecimiento de tipo neurológico.
La cantidad de medicamentos que se le suministran es tal que debe comer siempre antes de que los ingiera para que su estómago no sufra las consecuencias.
Los huesos del muchacho no se formaron bien, no tienen la fuerza de los de una persona normal, por lo cual no puede realizar deportes de alto impacto. Es aquí como encontró en la natación un remanso en su vida.
Atleta con capacidades extraordinarias
Pese a su condición, Julio César es un atleta de alto rendimiento. En los últimos cinco años ha nadado junto con personas con capacidades normales. En dos horas, el muchacho nada entre tres mil 800 y cinco mil metros.
El adolescente nada en la alberca Paola Espinoza de Cuautitlán Izcalli, con atletas sin problemas de salud. Los médicos están sorprendidos, porque con un sólo un pulmón, que trabaja de manera normal, no se explican su rendimiento.
Su madre se comunicó con el Comité Paralímpico, organismo que mostró interés por el muchacho. Ingresó el 24 de septiembre pasado, no sin antes recibir una certificación del DIF como persona discapacitada.
En el Comité Paralímpico surgió un problema, incongruentemente no existe una categoría para que él pueda competir como displásico y decidieron colocarlo entre los discapacitados intelectuales, a pesar de que el muchacho muestra la inteligencia normal de un joven que está en primero de preparatoria.
Ganador de 3 medallas
En sólo un mes, desde que inició sus entrenamientos en el Comité asistió a los juegos nacionales, fue rankeado para los panamericanos y muy posiblemente forme parte de la selección nacional en su especialidad.
Con tan buenas perspectivas, asistió del 4 al 7 de diciembre en Morelia, Michoacán, a los Juegos Deportivos Nacionales para Atletas con Discapacidad Intelectual, en los que participaron 850 competidores del país. En la justa ganaron tres medallas (un primer lugar y dos segundos en diversas pruebas de natación), superando a seleccionados nacionales y medallistas.
Entre los entrenadores se le empieza a mencionar como el novato del año, debido a la capacidad deportiva que demuestra
Falta de apoyo de las autoridades
La historia de Julio César González Buendía es la de miles de deportistas de alto rendimiento, que pese a tener una discapacidad, están abandonados por las autoridades. La madre del muchacho buscó el respaldo del ayuntamiento en donde entrena, Cuautitlán Izcalli, pero el presidente municipal, Víctor Estrada, medallista olímpico, conocedor en carne propia de las vicisitudes sufridas por los atletas, simplemente le ha volteado la espalda. Quizá porque ahora ya es político y no atleta. Qué corta es la memoria humana.
El muchacho puede de un día para otro dejar de competir, porque financieramente su familia no tiene como pagarle los traslados, hospedaje, alimentación y todos los gastos derivados de las competencias a las que asiste.
La madre del chico señala que este ha recibido el apoyo del rector del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, Pedro Luis Grasa Soler, en donde estudia Julio César, con una beca del 40 por ciento, con un horario especial, pero señala que una beca de 100 por ciento sería más que justa por el esfuerzo demostrado por el deportista.
Julia Buendía seguirá tocando puertas para exponer el caso de su hijo. En meses pasados, fue recibida por un asistente de la senadora Ana Gabriela Guevara, quien escuchó su caso y puede buscar a Carlos Padilla Becera, presidente del Comité Olímpico para plantearle su problemática.
Opino que el ejemplo de Julio César es más digno de apoyar por el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, que el de chicas que cumplen 15 años y para las cuales el mandatario consigue financiamiento. Esos absurdos sólo pasan en México, pero el mandatario estatal tiene oportunidad de orientarse y apoyar causas más justas.
“Siempre he luchado por lo que quiero, no me sé dejar vencer”, dice Julio César.
En la vida del chico tiene mucha validez la letra de esa canción de Miguel Ríos que relata: “que difícil se me hace, seguir pagando el peaje de esta ruta de locura y ambición. Un amigo en la carrera, una luz y una escalera y la fuerza de hacer todo a pulmón, todo a pulmón”.