Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Está demostrado:
La generación 2010-2016 es la de los gobernadores del fracaso.
Salvo excepciones, claro, caso Rafael Moreno Valle en Puebla.
A diferencia de él, las malas administraciones son de antología.
Ejemplos sobran y la sociedad tiene la censura más autorizada: Javier Duarte en Veracruz, Roberto Borge en Quintana Roo, Gabino Cué en Oaxaca, Jorge Herrera en Durango…
Ningún partido se salva, aunque el Revolucionario Institucional (PRI) tiene mayoría por ser dominante en el país pese a haber estado entonces en la oposición.
Por algo la senadora Lilia Merodio explotó en junio cuando un cercanísimo colaborador de Beatriz Paredes, en 2010 dirigente priísta, festejaba muy orondo la derrota tricolor:
-Ni en los peores momentos en la oposición nos fue tan mal. Nunca perdimos siete gubernaturas en una misma elección…
-Sí –le reprochó Merodio-, pero ustedes nos dejaron a los Duarte, a los Borge y a todos quienes no llevaron a esta derrota y al desprestigio total del partido y del gobierno.
Es bueno recordarlo porque también los hoy sedicentes ganadores forman parte de esa generación de gobernadores desprestigiados.
Porque Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), junto con sus adláteres, fueron juntos legalmente o de facto en apoyo de varios de ellos.
Así surgieron, en gran frente amplio, el oaxaqueño Cué y el sinaloense López Valdez, más conocido por su alias Malova.
¡Oh, Malova!
Repudio y clamor: “paga lo que debes”
Mario López Valdez entregará el gobierno de Sinaloa al priísta Quirino Ordaz.
¿En qué condiciones?
Vaya un apunte de Río Doce:
“A pocos días de dejar la gubernatura, el nombre de Mario López Valdez ha acumulado más repudio que nunca antes en su administración. Las protestas llegaron desde distintos frentes pero con la misma exigencia: que pague lo que debe”.
Lo reclaman por todas las vías: manifiestos, protestas, marchas, “desfile de maquinaria pesada, revolvedoras y camionetas de trabajo” porque 150 constructores llevan tres años sin cobrar obras.
Y para colmo, “los trabajadores de confianza del aparato gubernamental estallaron una serie de paros laborales por todo el estado ante el aviso de que su aguinaldo será recortado”.
Hay una expresión rutinaria para definir esta situación: estado en quiebra.
Deuda, paros y burocracia sin cobrar
Y si no, ahí está la deuda a heredar por Ordaz en año nuevo: ocho mil 191 millones de pesos, de los cuales deberá pagar tres mil 519 a corto plazo.
A muchos les parecerá poco si lo comparan con los treinta y tantos mil millones de Javier Duarte, pero Sinaloa no se compara en infraestructura, población y recursos con Veracruz.
El dato es oficial, pues parte del secretario de Administración y Finanzas de Sinaloa, Armando Villarreal Ibarra, al Congreso del estado.
La diputada Merary Villegas le dijo que todo eso es fruto del desaseo, corrupción y jineteo del gobierno de Malova y de él como responsable del área.
-No soy un nuevo rico –refutó Villarreal Ibarra.
Pues no, pero un dato no admite réplica: Sinaloa está en quiebra y vienen tiempos muy, pero muy difíciles para esa población acosada por narcotráfico y violencia entre cárteles.
Para desgracia nacional, no es el único estado, pues ya otros están en crisis similares.