Abanico
Como jefe de la sección política de 24-Horas, en noviembre de 2013 recibí una llamada.
Era Roberto Fonseca, quien cubría el Senado de la República y, como reportero de primera línea, tuvo de primicia dos hechos definitivos para la reforma hacendaria.
Buscó a dos senadores perredistas, uno de Guerrero y otro de Oaxaca, a quienes ante él recibieron llamadas de sus respectivos gobernadores, Ángel Heladio Aguirre Rivero y Gabino Cué Monteagudo.
Cada uno con sus propios argumentos, pidieron a sus senadores votar a favor de la iniciativa presidencial para, se decía entonces, aumentar la captación fiscal y un desarrollo sostenido.
Entusiasmado con la información, busqué por cielo, mar y tierra al director editorial Raymundo Rivapalacio a fin de sugerirle llevar la nota de principal con dos encabezados tentativos:
-El PRD rescata la reforma hacendaria del PRI –si se trataba de institucionalizar o partidizar la nota.
O:
-Aguirre y Cué rescatan la reforma hacendaria de Peña –si se optaba por partidizar.
No localicé a Rivapalacio e inútiles fueron mis intentos por convencer a la subdirección editorial, de cuyo titular no puedo acordarme, porque se optó por montar una sublevación de reporteros en mi contra.
No importa.
Los perredistas votaron y pasó la reforma, después avalada en la Cámara de Diputados.
A cambio Guerrero recibió seis mil 500 millones de pesos adicionales en participaciones para el período fiscal de 2014 y Oaxaca una cifra mucho mayor para atacar su atasco histórico.
Esos dos votos perredistas fueron decisivos para aprobar la reforma hacendaria impulsada por el secretario Luis Videgaray, quien cumplido el trámite legislativo celebró orondo:
-Es la reforma que México necesita.
UN DERIVADO DEL PACTO POR MÉXICO
Aquella crónica es hoy vigente.
Entonces el coordinador de la fracción del Partido Acción Nacional (PAN), el ex secretario de Hacienda Ernesto Cordero, encabezó un movimiento interno en contra de esa reforma llamada estructural.
Hoy lo recuerdo porque la historia ha alcanzado al Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyas dirigencias nacionales y regionales encabezan protestas contra el denominado súper gasolinazo.
Para sus movilizaciones, vía natural de buscar votos con o sin congruencia, cuentan con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), propiedad del caudillo tabasqueño Andrés Manuel López.
Seguirán con su escándalo, pero sin razón.
Hoy desconocerán lo firmado por ellos a través del dirigente perredista Jesús Zambrano –más el panista Gustavo Madero- el 2 de diciembre de 2012 en el Castillo de Chapultepec ante el presidente Enrique Peña Nieto.
LA REFORMA HACENDARIA MÁS EL IEPS
¿Por qué carecen de razón?
Como el espacio es corto, simplemente reproduzco parte de un estudio mandado hacer por instrucción de Fernando Herrera, coordinador de la fracción panista en el Senado.
“De acuerdo con la Ley del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS), existe un monto fijo de impuesto por litro para le Paquete Económico para 2017:
“-Gasolina menor a 92 octanos (Magna): 4.12 pesos por litro.
“-Gasolina mayor o igual a 02 octanos (Premium): 3.52 pesos por lietro.
“-Diesel: 4.58 pesos por litro.
“-Combustibles no fósiles: 3.52 pesos por litro”.
Dicho de otra manera, con esos montos el fisco hincha sus arcas y sin esa voracidad de captación no habría incrementos a la gasolina y al diesel ni protestas ni nada.
Ahí está el voto del PRD, hoy con vestiduras rasgadas para sacar raja política aunque traicione su palabra.