Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
El despojo de casas en Edomex
La señora María de la Luz Valera García, una viuda de 82 años de edad, como muchos adultos mayores mexicanos, con su casa, como principal patrimonio, no imaginaba que al rentarla prácticamente iba a ser despojada de ella, por los vacíos legales que existen en materia de arrendamiento.
Sin embargo, no dejará que esto ocurra y confía en que las autoridades del Estado de México atenderán su caso para solucionarlo. Julio Ángel Alonso Mendoza, quien la pretende despojar de su propiedad, se hace pasar como funcionario del municipio mexiquense de Tecámac, situación que fue desmentida por la Dirección de Comunicación Social local. Dicho individuo nunca ha laborado en esa alcaldía.
Alonso Mendoza es todo un caso: en Tecámac ha sido acusado de diversos abusos en contra de ciudadanos de la zona, siempre aduciendo que es «funcionario». En realidad, dicho individuo fue despedido de los comedores comunitarios de la Sedesol del Estado de México, en donde laboraba, debido a diversas tropelías que cometió en su cargo.
En nuestro país no existen cifras definitivas acerca de número de inmuebles que son invadidos por grupos organizados, muchos de ellos apoyados subrepticiamente por partidos políticos, como el PRI, Morena o el PRD, entre otros, y tampoco existen estadísticas sobre el total de individuos y familias que se apropian de departamentos o casas, en lo que representa una evidente “invasión hormiga”.
En el Estado de México el delito de despojo se ha convertido en una práctica usual que, lamentablemente no es castigada, porque no existe una legislación clara y las lagunas jurídicas permiten que haya un crecimiento importante de dicho ilícito, de acuerdo a especialistas inmobiliarios consultados.
La historia de la señora María de la Luz es como la de muchos adultos mayores en nuestro país, que dependen de la renta de un inmueble como su principal fuente de ingresos.
En agosto de 2013 firmó un contrato de arrendamiento con Julio Ángel Alonso Mendoza. El año siguiente, cuando esta persona debía renovar el contrato, simplemente empezó a esconderse.
La propietaria del inmueble lo buscó en varias ocasiones y cuando al fin fue posible localizarlo, el sujeto pretextó que cambiaría de aval, lo cual le sirvió como un “argumento” para no firmar el contrato de 2014.
Posteriormente, Julio Ángel Alonso Mendoza pagó de manera irregular la renta y a partir de febrero de 2016 ya no realizó un solo pago a su casera. Ya no se le pudo localizar de manera telefónica, porque cambió el número de su celular.
Este problema se convirtió después prácticamente en una historia de terror para la señora Valera, ya que Alonso Mendoza le advirtió que jamás se saldrá de la casa que inició rentando, localizada en la calle de Azucenas, manzana 129, lote 53, Código Postal 55770, municipio de Tecámac, Estado de México.
La persona que firmó como aval del contrato de arrendamiento, Susana Padilla Guzmán, con dirección en calle Nicolás Bravo, manzana 3, lote B 22, Unidad Habitacional Héroes Ecatepec, tercera sección, tampoco se ha hecho responsable de la actuación de su representado.
En tanto, la propietaria del inmueble se ha dado cuenta que no sólo no obtiene ingreso alguno de la renta de su propiedad, sino que Julio Ángel Alonso Mendoza en la práctica ya se quedó con su casa y debido a las deficiencias de una legislación que protege el delito de despojo, más que castigarlo, deberá emprender un juicio que le será costoso y desgastante.
Alonso Mendoza señala que es intocable, porque sostiene que se encuentra protegido por autoridades de alta jerarquía a nivel estatal.
De acuerdo con especialistas inmobiliarios, crece en el país el número de personas que se organizan con el fin último de despojar a los personas de sus propiedades, fingiendo que las rentarán durante un tiempo, pero suspendiendo el pago del alquiler, después de un año. Saben que el tiempo que permanezcan ahí les da derechos: ese es su modus operandi.
Conforme al artículo 378 del Código Penal vigente en el Estado de México, “comete el delito de despojo, el que dé propia autoridad y haciendo violencia física o moral a las personas, o furtivamente o empleando amenaza o engaño, ocupa un inmueble ajeno o hace uso de él, o de un derecho que no le pertenezca”.
En definitiva, en este caso se puede tipificar dicho delito, pero en la práctica, la legislación mexiquense es muy “maleable” y permite que quienes renten una casa o departamento logren el amparo de la justicia, alegando que no cuentan con un lugar en donde habitar o que finjan haber realizado mejoras a la propiedad, con lo cual incluso se puede caer en el absurdo de que exijan indemnización por ello.
De acuerdo con un estudio de la Sociedad Hipotecaria Federal sobre el “Estado Actual de la Vivienda en México”, el alquiler representa 14.4% del ingreso de los hogares que rentan una casa-habitación, o sea, que la renta de casas se ha convertido en una entrada económica importante para muchas familias, pero el delito de despojo también ha aumentado significativamente.
De 2010 a 2015, se presentaron casi 19 mil denuncias ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal por el delito de despojo, lo que evidencia la magnitud de este ilícito.
¿Se estarán repitiendo en esa zona del Estado de México, las prácticas de despojo que realizaron los ex gobernadores de Veracruz y Quintana Roo, Javier Duarte y Roberto Borge, respectivamente, quienes utilizaban a familiares y amigos para despojar de inmuebles a propietarios legítimos?
Dichos gobernadores no sólo saquearon al erario, sino que invadieron, por medio de testaferros, propiedades que les gustaron y ahora están en sus manos.
¿Ante los vacíos legales prevalecientes en el sector inmobiliario estará pasando ahora en la entidad mexiquense? El presidente municipal de Tecámac no ha dicho una sola palabra. Sería positivo que lo hiciera.
Las autoridades de Tecámac informaron que no toleraran que Alonso Mendoza viole la ley y atenderán de manera expedita las denuncias que presente la ciudadanía en su contra, incluido el caso de la señora María de la Luz Valera García.