El presupuesto es un laberinto
2018: se acabó la hora de los aficionados
Con el vecino bravucón que llegó a la Casa Blanca, en México los partidos tienen que poner los pies en la tierra y exigir que los suspirantes a la presidencial de 2018 estén a la altura de las circunstancias.
Dos años pasan muy rápido y es el tiempo que le queda a @EPN y a su equipo para mostrar de qué están hechos para evitar que las ocurrencias bipolares de Donald Trump nos arrastren como nación al desbarrancadero.
La firmeza que asuma el actual gobierno mexicano frente a los berrinches de Trump, en contra de medidas irracionales y demagógicas como la construcción del muro en nuestra frontera norte, así como los términos de los nuevos acuerdos comerciales, serán el legado para el nuevo sexenio que tenemos en puerta.
En este contexto, debemos considerar el factor Trump como ingrediente que estará presente (of course) en el proceso de la sucesión presidencial en México, en la definición de las candidaturas, en las propuestas de los partidos y en el sentido del voto en las urnas.
El proceso político mexicano será diferente a los que hemos vivido porque ahora tendrá que considerarse la política exterior, como elemento sensible para la defensa de nuestra soberanía y la oferta creíble para los electores.
Por esas razones, se acabó la hora de los aficionados y de los improvisados en el proceso de cambio de gobierno de 2018. Ya no hay lugar para los que quieran participar en el juego político aunque no tengan posibilidades de nada, sólo por protagonismo o para sacar raja política.
Tiempos tempestuosos
Donald Trump ya se confirmó como ave de tempestades y ante ello México requiere de candidatos y eventualmente de un Presidente de la República que tenga todo el respaldo social y la legitimidad de los votos para enfrentar los nuevos tiempos.
Al presidente @EPN le ha sido muy difícil asumir esta etapa de cambios por el desgaste que lo ha llevado a los más bajos índices de aceptación, así como por los costos que ha generado medidas antipopulares como los gasolinazos.
Después de las elecciones estatales de junio, la etapa de la presidencial estará en curso formal y por ello los partidos tendrán que decantar a sus aspirantes presidenciales para mostrar mayor fortaleza en la nueva realidad política internacional.
Se trata de que en un escenario harto complicado, en el que hay que esperar lo peor, pero también que el Mexican Moment recalentado, permita que las elecciones de 2018 sean las de mayor participación y con más propuestas que golpes bajos entre los aspirantes.
Se trata de contar con un nuevo perfil de los presidenciables, que no dará espacio para los improvisados.
Tiene que darse mucha política y lo comenzamos a ver. Por ejemplo, nadie hubiera imaginado que Andrés Manuel López Obrador anunciara su apoyo a @EPN para defender las causas de los mexicanos. El nacionalismo tocó otra vez a nuestra puerta.
La perinola: todos quieren
Las listas de los suspirantes a convertirse en candidatos presidenciales es abultada. Por supuesto que no es fila para las tortillas, diría el clásico. Hagamos un breve análisis de lo que pasa dentro y fuera de los partidos:
En el PAN, por ejemplo, la onda grupera los asfixia y los calderonistas tienen que hacer labor interna para establecer que si es Margarita Zavala, pues que tenga todo el respaldo y si no es así que apoye a otro. Además de Rafael Moreno Valle, en febrero define si entra o no Miguel Márquez Márquez. El propio Ricardo Anaya tiene que definir si va o no, sus espots cada vez son menos impactantes. A Ernesto Ruffo no se le ve ni en Facebook.
Es en el PRI donde tendrán que prescindir de la estrategia TenB, o sea Todos en Bola. Miguel Ángel Osorio Chong es el mejor posicionado por donde se le quiera ver, lo demás es poesía. Al hidalguense tienen que darle más espacio. A nivel de equipo peñista, José Antonio Meade sufrió un severo desgaste con el tema del gasolinazo y Luis Videgaray tiene el negativo de ser visto como el candidato de Trump. Aunque lo recibieron con un muro en la nariz cuando visitó Washington.
La estrategia TenB aparenta mucha competencia pero es mucho ruido y pocas nueces. Entre muchos se cuenta a Eruviel Ávila, Aurelio Nuño, José Calzada –quien por andar en el reto guacamole se le traspapelaron los permisos para exportar muchas toneladas de aguacate a EU; Enrique de la Madrid, Ivonne Ortega; el propio Enrique Ochoa al que sus cuates lo ven saltar a las grandes ligas quién sabe por qué. En comal aparte van José Narro y Claudia Pavlovich.
Otro segmento de tiradores muy abultado es el de los independientes. Como en la perinola, todos quieren, pero pocos ponen. Será difícil pero algunos suspirantes de esta canasta podrían apuntalar a uno de ellos para fortalecerlo. Este sector está encabezado por Miguel Ángel Mancera, que también iría como candidato del PRD, de las fuerzas de izquierda y de organizaciones sociales.
A partir de ahí algo tendrán que hacer Jaime Rodríguez (el Bronco), Jorge Castañeda, Juan Ramón de la Fuente. Otros agregados a esta lista de suspirantes son Denise Dresser, Emilio Alvarez Icaza, Pedro Ferriz de Con. De última hora se coló Gerardo Fernández Noroña.
Se espera que el EZLN defina en un proceso interno a su candidata presidencial.
Y no menos importante fue la nominación casi espontánea de Carlos Slim, de quien sus promotores dicen que es la horma del zapato de Trump. Pero este fin de semana el ingeniero se bajó de la nube y dijo que su vocación es empresarial.
Andrés Manuel López Obrador, el abanderado único e indiscutible de Morena, es sin duda el aspirante político que está mejor colocado en todos los ejercicio de las encuestas, aunque ya nadie crea en éstas. El político tabasqueño reconfirma que en los hechos es el candidato a vencer en 2018.
Y si no que alguien explique por qué el Grupo Salinas envió a Esteban Moctezuma, una de sus piezas políticas, a integrarse al grupo de intelectuales coordinado por el neoleonés Poncho Romo. Y si eso despertó suspicacias se sabe que otros grupos también le hacen guiños a AMLO esperando que crezca su candidatura y lo lleve a vivir a Palacio Nacional.
Como diría el Dalai Lama, hay que esperar lo mejor pero debemos prepararnos para lo peor.
Porque México tendrá que seguir tomando decisiones claras y difíciles en los próximas semanas.