El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
A alguien le importan los femenicidios
Se de antemano que me señalaran de políticamente incorrecto, pero no me puedo sumar a la campaña en pro de Tamara y su acusación de acoso sexual por el grito grosero –quizás por el contexto– de un taxista que a su paso por céntrica calle de la ciudad la calificó de: “guapa”. A mi entender y con el respeto debido que tengo por todas, todas las mujeres, me parece que el asunto se ha escalado en el vecindario de las redes sociales al que tienen acceso millones de ciber comunicadores y opinadores con capacidad de acción y respuesta. No es para tanto y se ha exagerado en el tema, coincidimos en discusión diversos varones que nos juntamos para hablar del caso.
Para mí lo que sí es preocupante e indignante es el incremento de los crímenes contra las mujeres. Un ejemplo de los miles que se suscitan en el país al año y que provoca todo mi coraje:
Bianca era una joven de 26 años perteneciente a la etnia tének, vivía en la comunidad de San Pedro Huitzquilico, en San Luis Potosí y era estudiante de la UPN en Tamazunchale, fue encontrada semidesnuda y muerta por diversas heridas punzocortantes. De ella nadie ha dicho nada en las redes sociales ni reclamado su cruel asesinato, con el que suman ya 19 los cometidos en dicha entidad.
Eso sí es terrorífico, espeluznante e indignante y no se eleva la voz en redes sociales ni en la calle. Crece el número de mujeres maltratadas y hasta asesinadas en México y nos mantenemos impasibles, tal vez por su origen y condición de pobres e indígenas. Jessica Espinoza, amiga del ciber espacio me ofrece las siguientes cifras obtenidas del portal Economía hoy y que de entrada son un fuerte golpe para todas las instituciones encargadas de ofrecer seguridad y justicia. Cada día mueren por violencia siete mujeres en el país; el femenicidio se ha incrementado en nuestro México en más de 46 por ciento en los últimos cuatro años. México es también una de las naciones donde más desprotegidas están nuestras mujeres después de India, Arabia Saudita, Indonesia y Sudáfrica, según un análisis de TrustLaw para la Fundación Thomson Reuters.
En mi lectura diaria de todos los medios impresos, el pasado lunes vi en dos dedicados a la nota roja y escandalosa las fotos de dos mujeres brutalmente asesinadas, siete días antes en los mismos rotativos imprimieron gráficas de cuatro mujeres más torturadas y posteriormente asesinadas con lujo de violencia. Aún y cuando las veo, casi a diario, no alcanzo a salir de mi asombro e indignación ¿por qué hemos alcanzado tan altos niveles de degradación social y de ensañamiento contra ellas?
Los datos que me aportan mis amigas me estremecen y no deberían ignorarlos nadie, ni autoridades, ni la sociedad en su conjunto. Vivimos en una espiral de violencia que se ceba sobre los más desprotegidos y vulnerables: mujeres, niños y ancianos. El grito es por una “Ya basta de tanta violencia”. No sólo contra ellas, sino entre nosotros que luchamos sin cuartel por autodestruirnos y acabar con nuestro medio ambiente.
Sé también que las notas escandalosas han acaparado los titulares de los impresos, como es el caso de la dirigente del PRD, Alejandra Barrales que se empeña en destruir lo poco que queda del partido que esperanzó a muchos por tener una partido de izquierda fuerte y confiable, capaz de hacerle frente a los partidos conservadores como el PAN y el PRI. La señora tampoco puede explicar su enriquecimiento y la compra de inmuebles de lujo en Miami, el lugar de descanso que todo jubilado sueña. Sin duda la dirigente perredista ha sido exhibida y quedará atrapada en sus fuertes contradicciones.
También ha llamado la atención el robo del jersey del mariscal de campo de los Patriotas, Tom Brady por un seudo periodista mexicano, nota de redes sociales que le ha dado la vuelta al mundo. Él convulsivo coleccionista, disfrazado de periodista, nada más demostró lo fácil que es vulnerar la seguridad de las estrellas del emparrillado de la NFL. Pero de ahí no pasará, sólo el quemón internacional del que es objeto el sujeto, pues no habrá denuncia de por medio.
Pero lo que no pasará y seguirá creciendo es el cruel y frío asesinato de muchas mujeres en diversas partes de nuestro territorio nacional. Y es el estado de México, la sede del grupo político más poderoso al interior del PRI, donde el número de femenicidios crece y parece imparable. No olvidar que en breve habrá elecciones y el feudo priísta está en riesgo. Las mujeres podrían definir la elección.
Aquí las cifras: entre 2013 y 2015, 6,488 mujeres fueron asesinadas según datos desprendidos de las estadísticas del Anega. Es decir un 46% más que en el periodo entre 2007 y 2009. El estado de México registró 1,045 homicidios de mujeres en los últimos tres años. Le siguen Guerrero, Chihuahua, el Distrito Federal, Jalisco y Oaxaca, con 512, 445, 402, 335 y 291 asesinatos de mujeres, respectivamente, en el mismo periodo. Otras entidades que 2013 a 2015 registraron un elevado número de estos crímenes, por encima de 200, son: Tamaulipas, Puebla, Veracruz, Nuevo León, Michoacán, Guanajuato, Baja California y Coahuila.
Y como dicen mis amigas: “el reclamo es grande pero a nadie parece importarle”.