De norte a sur
Maten al mensajero
El cruel y cobarde asesinato de la compañera periodista Miroslava Breach, el pasado 23 de marzo en Chihuahua, duele a todo el gremio y es una afrenta para el mismo, aunque éste se muestre dividido y poco solidario.
Los asesinos, que según la indagación, eran más de tres e hicieron una acción concertada para privarla de la vida, muy posiblemente por las líneas de investigación periodística que seguía en su trabajo reporteril: delincuencia organizada, corrupción gubernamental y , sobre todo, desplazamientos y violaciones de derechos humanos de la etnia rarámuri, habitantes de las zonas serranas y boscosas de las montañas de Chihuahua, conocida también como la Sierra Tarahumara, donde las narco bandas se han cebado con la población indígena a quien obligan a sembrar y cosechar cannabis y amapola.
Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que cada semana 40 chihuahuenses mueren violentamente. La cifra significa el doble de lo reportado en el año del 2015. Los diarios señalan también que durante el primer mes del gobernador panista Javier Corral se cometieron 158 crímenes dolosos. Y hoy a cinco meses la cifra se eleva a 640 asesinatos. En verdad la situación es crítica, más aún con la muerte de una periodista de primera línea que atrae los ojos del mundo.
Sin embargo los dicho por Osorio Chong, secretario de Gobernación en el sentido de que “Chihuahua se nos ha descompuesto mucho”, no es sólo de ahora con la administración panista. La descomposición y degradación de la entidad viene desde César Duarte, de origen priísta y con orden de aprehensión. Resulta es evidente que se ha querido sacar ventaja política de los últimos sucesos para golpear de diversas maneras a los panistas y cubrir la deteriorada imagen del priísta en fuga.
Se entiende pues el grito desesperado del actual mandatario estatal, quien alza la voz para señalar que su gobierno no tiene la “fuerza para combatir al narcotráfico” que ha diversificado el mercado de las drogas e incrementado su trasiego dada la proximidad de la línea divisoria con el mayor mercado del orbe. La ruta Ciudad Juárez al Paso, Texas es de las más cotizadas y las bandas se la pelean a muerte. Corral argumenta que sus llamados de auxilio a la federación, para la realización de operaciones conjuntas, no han sido atendidas del todo. También ha señalado que hasta hora las líneas de investigación apuntan a los bad hombres que se disputan la entidad, fundamentalmente en lo referente a las ligas entre política y narcotráfico. La compañera reportera investigó que algunos candidatos a las alcaldías tienen presuntos nexos con el narco. Lo cual no es poca cosa y pone en riesgo la vida de cualquier reportero.
De ahí también llama la atención que unos cuantos medios impresos de los llamados convencionales le dediquen espacios al asunto cuanto se trata del artero asesinato de una reportera. La solidaridad no es una de las virtudes que englobe al gremio. Unos han aprovechado el hecho para golpear a Corral, otros si para exigir justicia, el esclarecimiento del artero crimen y terminar con la corrupción que lleva a la impunidad. El sacrificio de Miroslava no debe quedar así, como tampoco deben quedar en la impunidad y el olvido la muerte y desaparición de cientos de periodistas en territorio mexicano. Territorio que se ha convertido en uno de los más peligrosos para ejercer el oficio. Es pues para los reporteros territorio apache .
Los datos más confiables señalan que a lo largo de dos sexenios han sido abatidos 103 periodistas en el ejercicio de su profesión, una cifra superior a la que se puede registrar en un país en guerra de alta intensidad como sería Siria o Afganistan. Atentar contra un periodista es tanto como golpear a la democracia, pues se corta de tajo la libertad de expresión, la libertad de la circulación de ideas y hacemos retroceder a la nación a tiempos oscuros similares al medio evo.
Las siguientes cifras las retomo de un artículo publicado en Milenio por mi amigo y colega Juan Pablo Becerra Acosta, quien asegura que los peores lugares para ejercer el oficio, la profesión o el trabajo reporteril son: Veracruz, que ha registrado 23 homicidios, Tamaulipas y Chihuahua con 13 cada uno, Oaxaca 12, Guerrero 10, Sinaloa 5 y Michoacán 4.
Lo que acontece en el país me rememora una film llamado “Maten al mensajero” de Michael Cuesta. Película estadunidense que narra la historia del reportero Gary Webb, cuya investigación «Dark Alliance», a lo largo de 1996 y publicada en el periódico San José Mercury News, sacó a la luz las ligas entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el narcomenudeo masivo de drogas por los contras nicaragüenses, quienes c contrabandeaban drogas, respaldados por la CIA, a los EE.UU. Cocaína transformada en crack y ampliamente distribuida entre los adictos, que provocó un buen número de muertos. Las ganancias de las drogas fueron canalizados por la CIA a los Contras en su guerra contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Webb también moriría periodísticamente al ser desprestigiado por los medios poderosos que cuestionaron y satanizaron su trabajo.
Miroslava indagaba sobre los lazos existentes entre narcos y políticos de la entidad para imponer candidatos en un buen número de alcaldías de Chihuahua, su carrera y vida fueron silenciadas con ocho balazos a quema ropa hechos por un sicario pagado por alguienes. Sus autores materiales e intelectuales aún siguen libres.
Justicia para Miroslava y todos los compañeros caídos.