Juego de ojos
En la Casa de Gobierno de Nayarit hay muchas vírgenes.
Imágenes en vitrales, en estatuas, en fotografías.
Vírgenes por doquier, la de Guadalupe por delante, para impacto de quienes tienen acceso a ese lugar tan exclusivo.
Fueron adornos colocados por el gobernador Roberto Sandoval Castañeda y su familia en cuanto llegaron al poder, hace cinco años y medio, para llamar la atención.
Para los sicólogos esa obsesión representa otro símbolo:
-Más que cercanía con la religión, es una demostración de nexos no recomendables –me aclaró un profesional, de frecuentes visitas en la mansión nayarita.
Ligo este señalamiento con los temores populares.
Para la mayoría de la gente, Sandoval Castañeda tiene relaciones no recomendables expresadas en la detención de Edgar Veytia por autoridades de Estados Unidos por nexos con el crimen organizado.
Esa aprehensión ha dado en la línea de credibilidad de los gobiernos priístas.
Y es una historia y una fama a la cual difícilmente sobrevivirá el candidato del Partido Revolucionario Institucional(PRI), Manuel Cota, en las elecciones de junio próximo.
NEGATIVA PRESIDENCIAL A REMOVER
Pero la historia es generosa con México, aunque nuestros políticos no la aprovechen.
A los datos.
Así como hubo tiempo del gobierno federal para actuar e intervenir en Veracruz para evitar el desprestigio causado por la pésima administración de Javier Duarte de Ochoa, ahora dispone de otra oportunidad.
Si Enrique Peña Nieto aprovecha la inercia, la fama y la demanda social, en este momento debiera presionar a Roberto Sandoval Castañeda y retirarlo de la gubernatura de Nayarit.
No nada más eso.
Por salud política y social debiera someterlo a investigaciones rigurosas para determinar si efectivamente su administración está ligada a cárteles, sin importar su signo.
Una actuación a tiempo bastaría para cambiar el proceso electoral de Nayarit y quién sabe si el destino de otros, pues las votaciones abarcan estado de México y Coahuila para gobernador y Veracruz para presidentes municipales.
Pero…
DE SANVOAL A SU REMEDO DUARTE
La historia actual me remonta a enero de 2015.
Por esas fechas el senador priísta veracruzano Héctor Yunes Landa acudió con el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, y le dijo casi textualmente:
-Es el momento. Quiten a Javier, sométanlo a la ley y yo hago el interinato. Así el PRI no perderá el año próximo -2016- y Pepe –José Yunes, también senador- puede ser ganador y ganar.
No le hicieron caso.
Meses después, ya como presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones llevó el caso a las alturas y dijo que era indispensable.
Lo autorizaron a actuar.
Llamó a Javier Duarte, como anunciamos en la fecha, pero en el camino de Insurgentes Norte a Bucareli cambió la instrucción y ahí están las consecuencias:
Veracruz en manos del PAN –con un tránsfuga priísta como Miguel Angel Yunes-, una crisis generalizada sin fondo a la vista, Duarte primero prófugo y ahora detenido, y a un PRI en el fondo de las preferencias electorales.
El futuro Javier Duarte, dicen los cuerpos de inteligencia del gobierno, se llamará Roberto Sandoval Castañeda y por ello le ha puesto marcación personal el dirigente panista Ricardo Anaya.