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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de abril de 2017.- Detrás de cada construcción irregular en la delegación Álvaro Obregón hay apatía de las autoridades, el retraso y entorpecimiento de las denuncias y de las exigencias de la ciudadanía, explicó Dobrina Cristeva, vecina en la demarcación.
La activista explica a Quadratín cómo funciona la compra de terrenos, el inicio de construcciones y la simulación de autoridades que permite que se construyan obras que incumplen las leyes.
Desde hace dos años ella y otros compañeros comenzaron a detectar obras irregulares en las avenidas Toluca y Desierto de los Leones, y lo hicieron a base de recorridos a pie por ambas calles, ya que parte de la información que solicitaron a las autoridades mediante solicitudes de información no les ha sido respondida o les es negada.
“Nosotros a pie escuchamos el ruido vemos camiones que llegan, checamos que se está demoliendo y en cuanto se empieza a demoler una vivienda ya sabemos que lo que viene ahí es un edificio o un condominio grande”, dice sobre algo que se ha comenzado a volver cotidiano en algunas delegaciones de la ciudad.
Cuestionada sobre las características de las construcciones irregulares que han detectado, explica que violan el numero de niveles, después la densidad que pueden tener en el número de viviendas sobre metros cuadrados, basados en las características del suelo.
“Esta zona es de densidad muy baja, es de una vivienda por 200 metros cuadrados, entonces violan la densidad porque aunque tengan los cuatro niveles [permitidos] muchas veces hacen cinco edificios uno de tras de otro de cuatro niveles”.
Añade que aunque deben dejar un área permeable que puede o no ser verde, pero que debe permitir que el suelo absorba agua, las construcciones generalmente incumplen la disposición. Otro aspecto que incumplen es el número de cajones de estacionamiento para las viviendas, el cual rebasa el permitido.
Además, los servicios de agua y drenaje no están garantizados. Un ejemplo de dichas características es el del predio ubicado en Avenida Toluca 481, en Olivar de los Padres, y que el 10 de abril de este año registró un derrumbe cuya consecuencia resultó mortal para siete trabajadores.
“Este predio lo conocemos desde que inició, tenía muchísimos árboles y una vivienda unifamiliar, tiraron todos. Reportamos árboles de 80 años, [los sacaron] con cuerdas a escondidas, esto no está bien y desgraciadamente la Secretaría de Medio Ambiente lo único que hace es multar y estas personas con este poder adquisitivo se mueren de la risa de las multas”, dice, precisamente afuera de lo que se ostenta que será Plazaolivar.
“Lo mismo pasa con el número de niveles, ahí ellos tienen permiso para cuatro, construyen 10, ¿por qué no? y la multa por exceso de niveles ya está considerado en el presupuesto de la obra”.
Cristeva explica también como una zona donde algunos predios tenían incluso milpas ahora albergan torres de condominios.
“Si vienes y una persona de la zona que tiene nivel medio bajo en un terreno medio grande donde incluso puede haber una milpa o algo así, tú le ofreces una cantidad. Vamos a poner un ejemplo, un millón de pesos el señor te lo vende, con esa compra venta vas a la delegación y pides permiso de construcción, mueves todos los hilos que se mueven para subir los niveles que por la densidad, fusión de predios, los mecanismos que existen y logras que te den permiso de construcción de edificio de ocho niveles. Ese terreno vale entonces 20 veces más con ese permiso de construcción”, detalla.
El siguiente paso es con dicha propiedad en mano acudir a una institución bancaria y el permiso de construcción y obtener un crédito que puede ascender a 20 millones o 30 millones de pesos para iniciar la construcción de departamentos.
“Con eso comienzas a construir y qué invertiste: nada. Tu millón de pesos a lo mejor de compra inicial de terreno, tus relaciones y abogados que te permiten tener un edificio de ocho niveles en una zona de baja densidad de cero movilidad y donde solo puedes construir cuatro, donde no hay drenaje, el drenaje de esta zona fluye por abajo, por la Barranca de la Malinche, ahí se va, el agua baja de cerros para lo que alcance”.
Al preguntarle sobre algo que distintos activistas mencionan que funciona gracias a la colusión entre autoridades e inmobiliarias, responde que no hay forma de probarlo, pero que iniciada la obra entonces las autoridades se hacen las desentendidas.
“Dicen que en cada uno de esos pasos que hace hay que cooperar con ciertas personas, no tengo elementos para decirlo. Pero una vez que arranca la obra se da el desinterés total de las autoridades para llevar a cabo la verificación, checar que los permisos estén en orden, hacer que se cumpla la ley, esa es la enorme omisión de la autoridad, no hacer que se cumpla la ley.
“El verificador de la delegación debería pasar por aquí todos los días y corroborar cuál es la situación de este predio en qué estado están los sellos y darle seguimiento”, concluye.