De norte a sur
Entre Tarin y Tarek, Rosario y Capulina, Salinas y Diego
En estos días de votos -no por la religiosidad, sino por el afán de vender mentiras electorales-, al menos hemos llegado a una primera conclusión: todos ellos dicen la verdad ¡no mienten! Son iguales. Pero ellos se diferencian a sí mismos: “los nuestros están en la cárcel y los suyos, protegidos por el gobierno”.
Frase célebre proferida por uno de los más inmorales -más adelante les diremos el por qué-; el hecho es que, en esta feria de hallazgos y declaraciones, también venimos a caer en la cuenta sobre el grado de colusión y compromiso en que se encuentran los medios informativos tradicionales con los grupos de poder que tienen maniatado al país.
Existen voces que, por la sola magnitud de sus actos y de su pasado, ya no debieran tener cabida en ningún espacio periodístico. Sin embargo, vemos como cíclicamente, cuando el momento político así lo amerita, reaparecen para pontificar o para advertir sobre la amenaza que representan tal o cual para el país.
La semana pasada, comentábamos en este mismo espacio, cómo el ex Presidente Carlos Salinas había reaparecido en un periódico nacional, para hablarnos sobre las tres “ies” que atoraban el desarrollo de México y como el rey de las obviedades -aunque ese título se lo disputa López Obrador- dijo que éstas son: “la inseguridad, la injusticia y el insuficiente crecimiento”.
Aquí decíamos que le faltó una, por él implementada a todo su esplendor desde las elecciones de 1988 hasta el magnicidio de Luis Donaldo Colosio y el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu: la IMPUNIDAD. De hecho, si existiera algún código de ética verdadero, ese personaje no debiera tener ya cabida en ningún medio de información. Sobre su cabeza pesa un megafraude y una tragedia.
Pero algunos diarios tienen un especial apetito por seguirlo y abrirle sus páginas. Ofrece conferencias doctorales y algunos ¡pagan por escucharlo! Quizá debiera impartir un diplomado de cómo robar una elección o como espantar los fantasmas de un asesinato utilizando videntes y brujas, que es lo que más le gusta al despreciable ser. En fin, creemos que debería estar vetado.
Sin embargo, la “brillante” disertación del hombrecito quedó apagada por el escándalo de Eva Cadena y sus bolsitas para guardar billetes, seguida de las burlas de López Obrador –“serénense”- y el escándalo de la quita del diezmo aplicada a más de 200 trabajadores en Texcoco, cuando Delfina fue presidenta Municipal.
Las olas se agitaron a tal grado que reventaron en el pleno de sesiones de San Lázaro, noble recinto que dio abrigo a un pretenso diputado de Chihuahua –Tarin- que busca el fuero para no ser perseguido junto con el ex gobernador; y a un legislador veracruzano -Tarek- que sigue cobijado por ese manto sagrado para no ir a la cárcel.
El hecho es que ahí, en la Cámara de Diputados, los partidos se dibujaron a sí mismos en toda su magnitud y hubo muestras del cinismo que ahora los persigue por todos lados. Guadalupe Acosta Naranjo, puso en relieve el mar de porquerías que se vive en la política nacional, bajo el auspicio de los partidos, del gobierno… y también de los medios de comunicación.
Recordó, desde la tribuna, las ligas de René Bejarano -hablamos de ligas no como nexos, sino como adminículo para sujetar billetes-; admitió la relación de Abarca con el PRD en Iguala y, parafraseando los “Ases de la baraja” dijo que ahí faltaba la reina: Rosario Robles Berlanga, refiriéndose al caudal de corruptelas que esta dejó por más de 5 delegaciones política de la ciudad de México.
Efectivamente, tiene razón, el volumen de actos de la susodicha serían suficientes no sólo para tenerla inhabilitada de por vida para desempeñar un cargo público. Quizá debiera estar en la cárcel por la red de complicidades y corrupción que tejió para otorgar obras sin licitación a su ex novio. Ella fue protegida por un medio de comunicación y desde ahí catapultó su regreso.
Rosario, con todo y lo bien que nos pueda caer, tampoco debió tener espacio en un medio de comunicación. Su voz, su palabra no era creíble. Pero ella se convirtió en comentarista de la radio y de ahí pasó a una Secretaría de Estado, luego de brindar asesorías de comunicación al entonces candidato al gobierno del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Fue su “sostén”.
Pero resulta que el ínclito Acosta Naranjo tampoco tiene la boca limpia. Cada párrafo, cada frase procesada por él, se le atraganta con su propio vómito, porque él es cómplice de haber metido de rondón, en la cajuela de un automóvil, al único diputado federal en la historia de México que rindió protesta, alcanzó el fuero y huyó: Julio César Godoy Toscano.
Este sujeto, hermano del ex gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, está acusado de mantener vínculos con bandas del crimen organizado en la entidad -ya ven que por allá casi no hay- a tal grado que hasta la fecha sigue prófugo, en algún lugar del propio estado, que tiene bastas extensiones a donde no entra ningún tipo de autoridad.
Tuvo más moral y dignidad Leonel al apartarse un tiempo de la política que Acosta Naranjo, quien ahora pretende estar de regreso, hablando de moralidad. ¡Usted tampoco tiene autoridad moral para cuestionar a nadie! hasta que aclare ese episodio de su propia historia. Señor Naranjo, hablando de árboles, le recuerdo que la moral no es un árbol que de moras.
Pero, para seguir la crónica de las aves que cruzan el pantano y lo enlodan, también tenemos el caso de Don Diego, el “Jefe Diego”, como lo apodan los medios, Diego Fernández de Cevallos, el del discurso histórico de la quema de paquetes electorales de 1988 “para no reciclar odios” -decía-, con ese verbo inflamado que lo caracteriza y le da un tono de patriarca auténtico y verdadero:
“Nadie podría beneficiarse con escudriñar papeles que nada dicen y menos significan. La bancada panista acepta que se destruyan esos míticos documentos y que esos cientos de toneladas se procesen y se regeneren, como reclamamos que se regenere la vida pública de México”.
Pues mire usted lo que son las cosas: esa quema significó a la postre la transición pactada, aunque en un primer intento les falló -igual que el primer incendio “accidental” en San Lázaro- porque era tanto el miedo de los mexicanos, que el asesinato de Colosio no sirvió para desviar el voto y Ernesto Cedillo se vio sorprendido por una Presidencia que no esperaba.
Pese a este océano de dudas, este abogado es hoy “comentócrata”, aunque el fantasma del 88 lo perseguirá por el resto de sus días. Hoy algunos medios lo encapsulan, le dan poder y lo dotan de una voz que pareciera verdad, aunque de su boca muchas veces provengan los infundios y los ataques contra los que no pertenecen a ese nuevo grupo de poder que se ha gestado.
Pero ahí van los creyentes y devotos mexicanos, con la mano en el rosario y el santiamén en la boca, a una nueva contienda electoral, en un país sometido al escarnio internacional por una clase política que no puede dar un paso sin que le pisen la cola. Y decimos esto para que no se piense que este es un espacio para quemar incienso al otro profeta de las obviedades.
Los videos, señor Obrador, más que sonrisitas y clips ingeniosos de la jugada que usted le hará a la “mafia del poder” debiera darle vergüenza. Porque no fue una, fueron dos veces las que cayó Eva en el pecado, siguiendo la prédica que usted ha regado: “si te dan algo recíbelo, pero el voto es secreto”.
¡No! Si no se trata de tapar el hoyo de lodo a escupitajos. Se esperaba que usted por lo menos emitiera un juicio de valor y admitiera que hizo mal la señora Cadena en aceptar esos fajos de billetes. Pero, decir que le tendieron una trampa; eso fue tanto como admitir que ustedes también pertenecen a esa parvada de tramposos, porque la ley electoral prohíbe recibir dinero.
La ley también prohíbe quitar parte de su salario a los trabajadores para fines desconocidos, como lo hizo Delfina como alcaldesa, o como lo hizo usted cuando fue Jefe de Gobierno, porque hay ya varias evidencias de perredistas de la antigua SETRAVI, que admiten haber concedido la quita del 10% de su salario, sabedores que iban a la campaña que desde entonces lleva usted a cabo.
Pero luego se pelearon PRD y MORENA, dejando la cola expuesta. Es mucho, mucho dinero, sin contar el uso clientelar que se le ha dado a la tolerancia de taxis piratas, ambulantes, giros negros como Lobombo, puestos de fritangas, comercio de piratería, usos de suelo, construcción de obras y edificios, segundos pisos.
No señor, no. Tiene que ir preparando su ropaje. Esto no será cosa de plumajes. Es fácil atacar a Enrique Ochoa Reza, cuando sus dichos no se sustentan con hechos y su partido defiende al operador financiero de Javier Duarte.
También es fácil, diputado Marko Cortés, decir que es preocupante el grado de descomposición general del país. Y sí, es por el “mal gobierno”, pero por el mal gobierno de todos ustedes. La corrupción han sido todos