Roban armamento a la Policía de Jalisco
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de mayo de 2017.- El asesinato de la activista Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, quien era representante del Colectivo de Desaparecidos de San Fernando, en Tamaulipas, implica un atentado contra la comunidad de defensores de derechos humanos que afecta a la sociedad entera, en franco retroceso en la agenda de protección a los derechos humanos y a las personas que los promueven, que se esfuerzan por hacerlos vigentes y que los defienden, aseveró la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
Al condenar el homicidio de Miriam Elizabeth, la CDHDF señaló que este ataque no sólo es contra ella, sino contra su labor colectiva y lo que ésta representaba para San Fernando, para Tamaulipas y para el país en general.
De acuerdo al comunicado publicado por la Comunidad Ciudadana de Búsqueda de Desaparecidos en Tamaulipas, el 10 de mayo, aproximadamente a las 22:30 horas, hombres armados se introdujeron al domicilio de la defensora Miriam Rodríguez –que se encuentra ubicado en el municipio de San Fernando, Tamaulipas- y le dispararon en múltiples ocasiones, a consecuencia de lo cual falleció durante su traslado al hospital.
El organismo capitalinos en derechos humanos recordó que Miriam, como otras mujeres y madres en el país, se dedicó a la búsqueda de su hija Karen Alejandra (desaparecida en 2014), ante la falta de investigación y resultados de las autoridades para dar con su paradero. Por ello, llevó a cabo sus propias investigaciones, ubicando los restos de su hija e identificando a los responsables.
Señaló que el aprendizaje obtenido en este proceso lo compartió con otras personas que se encontraban en la búsqueda de sus familiares desaparecidos en el Valle de San Fernando y los acompañó en sus búsquedas.
En su visita a México en el pasado mes de enero, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores de Derechos Humanos, Michel Forst, señaló que frente al elevado número de violaciones a derechos humanos hay una tasa ínfima de investigaciones exitosas que provoca una sensación de impunidad generalizada, lo que envía un peligroso mensaje y un entorno propicio para la repetición de crímenes en contra de personas defensoras. Por ello, Michel Forst señaló que “la impunidad se ha convertido tanto en la causa como en el efecto de la inseguridad general de los defensores de derechos humanos en México”.