Contexto
¡Bendita vida!
La vida es la dicotomía más extrema. Puede ser resplandor u densa obscuridad. Significar serenidad, felicidad o sufrimiento. ¿En qué rango deseas estar?
Cada paso o decisión que asumimos nos lleva a una emoción específica, así es factible transitar del miedo que nos impide movernos al enojo o a la serenidad del ser.
Curiosamente tú y yo optamos por un sendero específico, elegimos aquello que deseamos experimentar. Así, nuestros pies siempre tocan los anhelos más caros. Siempre. No existen errores. Nuestras vivencias las seleccionamos a cada momento. Lo que pensamos lo materializamos.
Así, las canciones que tarareamos, los libros que leemos, las posturas que asumimos inciden en la realidad que tendremos. Quien cree en la magia vivirá con ella, tanto como el que se siente perseguido será cautivo de fantasmas y sombras.
Los diáologos que entablas con los otros y contigo son percepciones que impactan a las emociones (movimiento) y éstas a su vez generan pensamientos y sentimientos. Es decir, materia prima de lo que construirá tu realidad.
Si alguien permanentemente asume como real la inseguridad, experimentará daños a su patrimonio y persona porque todo es energía y tú atraes aquello en lo que continuamente pones tu atención. Si crees en los milagros los experimentarás y si confías en la bondad y buena suerte la tendrás.
Muchas veces, los acontecimientos cotidianos nos impiden ser positivos, esa característica que requerimos para crear mundos más felices y promisorios. Cuando esto ocurre, cuando la desazón es tanta que nos impide generar bohonomía, es importante que sólo recurramos a Dios o a un poderoso ente espiritual al que denomines de cualquier forma. Ese arquitecto del bien y la vida te lograrán serenar y entrar a un estado mental de quietud y sosiego.
Sólo desde la serenidad se puede crear. Incrementa el momento de realización mediante la gratitud a lo que eres y ya tienes, agradece por tus padres y familia, por el amor en tu camino, por la sabiduría que está pulverizada en el mundo, por poder creer, por el aire y la paz. Agradece tu vida.
Y ahora fija tu atención en aquello que desees. En tu sueño. Siéntelo ya en la llama de los dedos, en la piel. Asume que lo abrazas con todos tus sentidos. Dale gracias a Dios por tenerlo ya.
En la medida que lo hagas más vívido más pronto lo crearás en la vida real.
Cree. Cree en ti y en tu sabiduría y magia innata. Todo lo que puedes imaginar lo puedes crear. Por favor, permítete soñar. Nada es tan grande o alto que tú no lo puedas conseguir. Merece quien imagina, quien se atreve a añorar. Mereces.
Y cuando en el soliloquio te digas que no eres lo suficiente para alcanzar, recuerda que el Creador de la vida hace todo con perfección y a imagen y semejanza de él.
Finalmente, lee Mateo 7-11. “Quien busca encuentra, quien pide obtiene, toca y se te abrirá…”.