Abanico
Ajustes de cuentas en Tierra Caliente: ¿narcopolítica?
El homicidio del ex alcalde y ex diputado local Elí Camacho Goicoechea –quien alcanzó esos cargos como miembro del PRD pero en la campaña del 2015 se integró al PRI y en la actualidad trabajaba como asesor del gobierno estatal– plantea interrogantes acerca de la naturaleza de la ola de ejecuciones de políticos que de un año a la fecha se desarrolla en la región de Tierra Caliente del estado de Guerrero.
En primer lugar debe reconocerse la existencia de este patrón especial de violencia que ocurre dentro del fenómeno de violencia más general que azota a esa zona, y que con Camacho Goicoechea en diez meses ha cobrado la vida de cuatro políticos –los otros son Ambrosio Soto Duarte, Roger Arellano Sotelo y Modesto Carranza Catalán, del PRD los dos primeros y del PRI el tercero–, registro al cual debe sumarse el secuestro en curso de un político más, el ex diputado federal perredista Catalino Duarte Ortuño.
El interés que rodea estos casos proviene del hecho de que las víctimas pertenecieron a una generación que creció políticamente y desempeñó cargos públicos precisamente durante la época en que el narcotráfico experimentó una notoria expansión en el estado, que a su vez corresponde al periodo en el que el PRD gobernó a Guerrero. Procede también del hecho de que, con excepción de Modesto Carranza, de quien se ignora su vida pública, las víctimas estuvieron señaladas extraoficialmente de tener vínculos de alguna clase con el crimen organizado. Hasta donde puede saberse, ninguno de los señalamientos fue investigado ni produjo cargos formales, pero trascendieron a la opinión pública.
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