Contexto
Candidaturas ciudadanas
Aún no terminan los procesos electorales del pasado 4 de junio en el estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz, toda vez que aún están pendiente la resolución del TEPJF a las impugnaciones de los partidos de oposición, particularmente de Morena y el PAN, cuando el próximo 9 de julio la organización política liderada por Andrés Manuel López Obrador, está afinando a su estructura en la Ciudad de México para despegar la estrategia para buscar desplazar al PRD del gobierno capitalino y así terminar con 21 años de gestión predominante.
El rápido posicionamiento de Morena en la CDMX desde los comicios del 2015, por el descrédito y la caída electoral del PRD, lo ubican como el partido con mayores expectativas pero no por ello exento de batallas intestinas, algunas que pudieran ser muy rudas por la disputa de las candidaturas de las alcaldías y diputaciones locales.
La pelea por la candidatura de la Jefatura de Gobierno entre el Jefe Delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal y de Claudia Scheinbaun, de Tlalpan, por su cercanía con el dirigente nacional de Morena, ha generado un golpeteo interno que se acrecentará en la medida que se acerque el calendario electoral y las presiones que surgirán por la sucesión de una delegación estratégica como la que gobierna Monreal.
En el caso de la lucha por la candidatura de Morena en la delegación Cuauhtémoc se encuentra centralizada entre el diputado local Néstor Núñez, el “cachorro” del gobernador de Tabasco, y Bennelly Hernández, directora de Desarrollo Social, que parece inclinarse la balanza en favor del Núñez, según fuentes de Morena , que podrían definirse también en la encuesta del próximo 9 de julio.
No obstante, la ausencia evidente de liderazgos políticos y el descrédito de los partidos por su política clientelar que han generado un rechazo social, han abierto las puertas a la participación de organizaciones civiles y ciudadanas, ajenas a los partidos políticos, en la que las estructuras territoriales tradicionales partidistas ya no tienen capacidad e influencia suficiente para definir los triunfos en las urnas.
El caso de la delegación Miguel Hidalgo es un ejemplo claro de éste fenómeno, que ante la alternancia fallida reciente de las administraciones del PRD y del PAN, asociaciones civiles y empresariales han decidido promover a miembros de la comunidad que podrían ser candidaturas independientes o abanderadas por algunos de los partidos registrados.
Los casos del empresario Aldo Sepúlveda y Aliza Chelmiski, ésta última integrante la comunidad judía, cobijados en la asociación civil “Rescatemos Miguel Hidalgo”, están generando una sinergia y han roto el control perredista que tenía este partido de los liderazgos sociales y de los comités ciudadanos.
Tanto Sepúlveda como Chelmiski, podrían ser la punta de lanza para que la comunidad de MH tenga dos representantes ciudadanos en la primera alcaldía e integrante del nuevo órgano legislativo de la Ciudad de México.
La crisis de los partidos en la Ciudad de México, principalmente del PRD, cuyo proceso de debilitamiento se hizo desde el mismo Palacio del Ayuntamiento, de la salida de sus principales líderes históricos y de administraciones delegacionales permeadas por la corrupción.
En el caso del PAN que mantiene su estructura casi familiar y más parecida a un club social que no logra erradicar a una facción que ha usufructuado con creces su cercanía y entrega al gobierno de la CDMX, que lo nulifica como una alternativa electoral viable para el 2018, que buscará subirse a una eventual alianza con el PRI y el PRD para evitar que Morena avasalle y obtenga la jefatura de gobierno, la mayoría de las alcaldías y de las curules del órgano legislativo.
La participación de las organizaciones civiles son clave para los partidos políticos por su vinculación con los sectores sociales, en los cuales las estructuras territoriales tradicionales partidistas ya no tienen capacidad e influencia electoral suficiente, por ello habrá que monitorear puntualmente en los próximos meses a las asociaciones civiles y su vinculación con los partidos políticos.
Ahí podría estar la diferencia en las votaciones del 2018 y no solo en las alianzas partidarias.