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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de julio de 2017.- ¿Qué puede llevar a un hombre a matar a sus propios hijos? Es la pregunta que se plantea el periodista Martín Moreno en su nuevo libro, Por la mano del padre.
En la obra, editada por Aguilar, el reportero desciende al inframundo de la condición humana para investigar por qué Leonardo Gustavo Hernández Saligan tomó la decisión de matar a sus tres hijos: Kevin, Chris y Romina, de cinco, tres y un año y medio, respectivamente.
El crimen, ocurrido en Ciudad Neza el 24 de noviembre de 2006, llamó la atención de Moreno, quien para su investigación recurrió a 30 fuentes, a la consulta de averiguaciones previas, a conversaciones con la madre de los niños, Mónica, y a visitar la zona donde ocurrió.
“No hay un solo dato de ficción”, remarca el autor, quien también escribió Paulette, lo que no se dijo.
Entrevistado por Quadratín, comparte que escarbó en la juventud de Gustavo, quien cometió el asesinato cuando tenía 26 años. Habló con Mónica sobre el caso, quien accedió a compartir datos de manera generosa. También lo intentó con el padre de las víctimas, quien inicialmente había accedido, pero después rechazó hablar.
“Platiqué con él, le explique el objetivo del libro, estaba afable, dijo ‘sí, sí, deme unos días porque mi familia está lastimada’, lo comprendí por supuesto, pero después fue otro Gustavo. Uno soberbio, defensivo, desafiante que no me quería ver en las audiencias, la cárcel lo cambió completamente y ya no pude de momento verlo, aunque obtuve las declaraciones que me interesaba. Cómo las obtuve ya no puedo decir porque sería comprometer a la gente y no me corresponde”, explica.
Eso no detuvo a Moreno para conocer del alcoholismo del asesino, de su consumo de cemento y tíner, de su carácter violento. También supo de la marginación en que creció, de su familia disfuncional, sobre cómo conquistó a Mónica y el posterior deterioro de sus relaciones ocasionado, que estaba al borde de la separación.
-¿Cuál fue su objetivo de ir a Neza a recopilar voces y recorrer los sitios que frecuentaba Gustavo, y no solo consultar las actas?
-Hacer un trabajo que valga la pena leer. Hubiera sido comodino nada más irme con las averiguaciones previas, pero no hubiera sido ético hacerlo nada más así, estaba obligado a hacer ese trabajo de campo, tocar puertas en casas, hablar con la gente contactada en ese caso tan penoso. Un hombre que asesina a sus hijos es algo que solamente después te imaginas el infierno, no hay nada más brutal, salvaje e inimaginable.
“Sí tenía apoyo de las declaraciones, es válido, pero no las convertí en el eje del libro, el eje del libro es narrarte la vida que vivió Gustavo, la vida que vivieron él y Mónica, y la pregunta fundamental, ¿por qué un hombre llega a tomar la decisión más brutal que puede tomar un hombre, que es matar a sus hijos? Gustavo no es el único hombre que bebía o que bebe alcohol o que se drogaba ocasionalmente. ¿Por qué él sí lo hizo? Es la historia que intento contar.
“Me quedo con su respuesta: los maté por venganza, porque Mónica me era infiel. No, ni siquiera me atrevería a suponer o interpretar algo, es la respuesta de Gustavo, los maté porque era infiel, ese es su motivo y es mejor que el dé su razón».
-¿Qué pasó con ambos?
-Gustavo sigue en la cárcel, ella sigue trabajando, no he tenido contacto desde hace un buen tiempo. Ya no le quise tocar el tema.
-¿Cree que el entorno puede hacer a alguien como Gustavo? No hay que se sepa, muchos presos por matar a sus hijos.
-No, no, no. En el Penal de Neza Bordo es el único. En Por la mano del padre nos metemos a la cabeza de Gustavo, cómo piensa, algunas cosas espeluznantes, entonces es muy difícil decir si fue el entorno o el personaje; ha habido crímenes no tan brutales pero sí registrados en la sociedad económicamente alta. Es la combinación de varios factores: la infancia, la forma de ser, tus padres tienen que ver aunque siempre he sido enemigo de decir soy así por mi papá o mi mamá, eso es muy comodino. El entorno es difícil pero me voy más por la personalidad, el entorno te ayuda o perjudica pero la capacidad de supervivencia es dura porque si no, te traga el entorno.
El libro cuenta con un ensayo de Vicente Leñero (QEPD), donde se refiere a la fascinación por el homicidio, y compara el reportaje de Moreno con clásicos del periodismo como A sangre fría, de Truman Capote, o La canción del verdugo, de Norman Mailer.
El autor de Por la mano del Padre comparte la visión de Leñero sobre por qué el crimen fascina a los lectores.
“Sí hay fascinación por el crimen, pero es universal, llámalo curiosidad, condición humana, estudio antropológico, morbo pero hay fascinación por el crimen”, concluye.