Escenario político
Meade, Nuño y Narro, en el juego del tapado
En política no hay casualidades y por eso el comportamiento del primer círculo de Los Pinos confirma la percepción de que se está reeditando lo que se pensaba era cosa del pasado, el juego del tapado.
El PRI está en la etapa de las definiciones internas y por eso el ala crítica del tricolor sabe que o llegan al 2018 con una candidatura presidencial y un programa de nación de consenso, o como decía la bisabuela Victoria, valdrán para dos cosas: para una barrida y para una fregada.
Aunque habrá quien diga que son teorías de café, el juego del tapado tripulado desde Los Pinos se ve así: José Antonio Meade Kuribreña abre el juego como la reserva estratégica del grupo Chorizo power que formó, acompañó y sostuvo a @EPN; Aurelio Nuño y José Narro son los más movidos y por lo mismo se les considera distractores. Mientras que Miguel Ángel Osorio Chong, la carta más destapada de todas y de otro grupo, se ha convertido por ello en objetivo del fuego amigo.
Vuelta al pasado
El juego de los tapados no ocurría desde la lejana época del villano favorito, Carlos Salinas de Gortari, el último Presidente en utilizarlo para definir a su sucesor. Este juego casi ancestral de los priistas fue anulado literalmente por Ernesto Zedillo cuando dio paso a un ejercicio democrático inédito, el de someter a los aspirantes a una votación primaria interna, que recayó en Francisco Labastida. Zedillo votó por todos para que su voto fuera anulado. El resto de la historia ya se sabe.
En aquel entonces se confirmó el fin del partido prácticamente único y literalmente el fin de la práctica del dedazo. “Se acabó el dedazo y lo sustituyó la cargada”, resumió entonces con agudeza el escritor Carlos Monsivais. Y también perdieron la Presidencia de la República.
Lo dicen los que saben y los que no lo inventan, que son muy obvias las campañas dirigidas a impulsar a los favoritos de Los Pinos y “posicionarlos” -dirían los millennials- en la ruta de la candidatura presidencial.
Los priistas son tan disciplinados que no dude en que respaldarán al que le pongan. Por eso el punto central de la XXII Asamblea es quitar el requisito que obliga a los que pretendan la candidatura a demostrar 10 años de militancia, porque si no lo hacen en automático entonces quedarían fuera Meade y Nuño.
Cómo van
José Antonio Meade ha dicho en que “por ahora no va”, con todo lo ambiguo que significa, pero después de negociar el Presupuesto Federal de 2018, con todo y los recortes esperados, tendrá tiempo para cambiar de caballo. Analistas del vecino país del norte lo ven como un prospecto fuerte, mucho más que Aurelio Nuño y José Narro. La foto que compartió Videgaray con Meade en Twitter, dicen que fue una señal y la confirmación de que desde hace 30 años están juntos le da un sentido transexenal al canciller. Aunque en un “plan B” Meade podría ir como gobernador del Banco de México.
De Aurelio Nuño hemos visto y escuchado sus discursos, profusamente divulgados en los medios de comunicación, incluso aquel resbalón en el que una niña le dijo que “No se dice ler sino leer”. A los expertos en puntos de vista del equipo de la politóloga Melita Peláez le sorprendió un artículo de Luis Cárdenas titulado “Aurelio, el candidato sistémico”, en el que refiere:
“Independientemente de los susurros de palacio, de cofradías, de envidias y traiciones, lo cierto es que Aurelio Nuño se dibuja como una opción para ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República.”
Cárdenas añade que Nuño es la opción más sistémica del sistema, pero su problema es que es demasiado Peña Nieto, lo cual lo deja con casi nada por presumir y mucho por reclamar. Y tiene razón. No se ha calado en alguna elección, de ahí que pueda ser buen funcionario pero mal candidato.
José Narro tiene una amplia carrera, brillante y honesta en el sector público. Hoy es el más colosista de los priistas. Y aunque la edad no debería ser un factor, los millennials juegan mucho a lo viejo y lo nuevo, aunque lo segundo sea hueco. El problema de las generaciones en México es real, sobre todo por el contraste que le ofrece Nuño quien escaló de posición a costa de bajar de la SEP a Emilio Chuayffet. ¿A poco no?
Miguel Ángel Osorio Chong es el más destapado de todos los prospectos priistas, pero el menos manejable para el actual grupo en el poder que no quiere soltarlo.
El hidalguense se ha mantenido en la primera línea ante los graves y delicados problemas de la inseguridad y las tareas para combatirla. A Osorio le ha correspondido enfrentar los negativos del gobierno, también en materia de derechos humanos. Digamos que es el pararrayos de Los Pinos.
Un punto destacable del ex gobernador es su dedicación al tema de la equidad de género y el respeto y reconocimiento a las mujeres, pues ha impulsado leyes y programas en contra de la violencia de género y especialmente contra los feminicidios.
Osorio ha encabezado la lista de prospectos presidenciales del PRI en todas las etapas y ha sido y es objetivo del fuego amigo. En la medida en que se acerque el tiempo de las definiciones aumentará el golpeteo, ya se verá.