Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
La caída de Ruiz Esparza, las sospechas sobre el NAICM y los negocios detrás del poder
Mal empieza el año para quien ahorcan en diciembre y para el PRI, los augurios del año próximo son funestos porque las propias encuestas de la Presidencia de la República lo colocan desde ahora en un lejano tercer lugar frente, detrás del PAN y muy lejos de López Obrador.
Por si fuera poco, al interior del tricolor se está gestando una rebelión interna que amenaza con escalar hasta tomar magnitudes inconmensurables porque ponen al descubierto la pretensión presidencial de reinstaurar el “dedazo” en la definición de candidaturas para el 2018.
Para aderezar más las vicisitudes priistas, el socavón de Ruiz Esparza se ha convertido en un boquete que ahora hace agua en la línea de flotación de ese partido sin que se vea mucha disposición de intervenir al Presidente Peña Nieto. Ahora se dice que hay dos razones por las que no interviene en este caso:
Es muy leal con sus amigos o hay detrás grandes intereses que hacen inamovible a Ruiz Esparza. Porque eso sí, el secretario de Comunicaciones y Transportes no es insustituible y su labor no sólo ha sido discreta sino que, ahora se ve, ha dejado mucho qué desear y sostenerlo parece ya una necedad.
Es un pésimo mensaje mantener la visión de que desde la SCT se han amasado negocios multimillonarios, no sólo porque dejan mal parado al propio Peña Nieto, sino porque ponen en tela de duda el proyecto estelar del siglo: el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
Fuentes que se dicen “bien informadas” –yo ya no creo ni en el saludo- nos aseguran que en las próximas horas se dará la remoción del Secretario, pero en su lugar quedaría uno de sus hombres más cercanos, que está más relacionado que ningún otro con la industria de aviación, otro detonador importante de las finanzas mexicanas junto con el turismo.
En fin, el hecho es que desde la semana pasada, fue presentada ante el INE una denuncia, firmada por el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, y apoyada por un fuerte grupo de priistas, en la que acusan a la actual dirigencia nacional de “afectar la legalidad, la transparencia y la democracia” con sus decisiones en la XXII Asamblea Nacional.
Dicen que Ochoa Reza –que es más pesado que un plato de frijoles por la noche- empezó a violar los derechos de la militancia, desde que emitió la convocatoria para la celebración de la citada Asamblea en Abril pasado, pues en el artículo 75 del Reglamento para la misma, admitió que no se requiriera quórum para su celebración.
Es decir, las deliberaciones y votaciones serán válidas con la mayoría de los miembros presentes lo cual, dicen los quejosos, “es inconcebible tratándose del órgano supremo dentro de nuestro partido”. La Asamblea es un órgano de gobierno COLEGIADO y como tal, debe actuar bajo “apegado a estándares mínimos de funcionamiento”, dicen.
“Esta omisión premeditada deja abierta la puerta a que a que con menos de la mayoría o peor aún, con una raquítica minoría de delegados electos se tomen determinaciones importante para toda la organización en todos sus niveles, dejando en duda la legitimidad de las decisiones que se tomen en ella”
Bueno, el hecho es que para un grupo de priistas, entre los que podría estar rondando el inefable Manlio Fabio Beltrones, todo lo que está haciendo Mr Simpatía Ochoa Reza, es cuestionable pues hasta en las mesas de discusión de los temas nacionales, dejó fuera de las votaciones a 7 mil de los posibles 10 mil delegados.
“Es decir que sólo una tercera parte de los delegados electos tendrán la posibilidad de debatir los grandes temas que importan al partido y que definen su rumbo hacia el futuro…”. Los demás sólo podrán levantar la mano respecto a los acuerdos que se tomen. No existe tampoco reglamento alguno para que estos puedan pedir la intervención.
Ochoa a manipulado a tal grado las cosas en la XXII Asamblea Nacional que de acuerdo con el artículo 16 del reglamento de marras, la Comisión Nacional de Dictamen es la que designa directamente al presidente, vicepresidente, secretarios y vocales de las mesas nacionales temáticas, lo que desnaturaliza las decisiones que se tomen.
Tal pareciera, dicen algunos miembros de la rebelión priista, que “el gran elector” está haciendo todo para colocar al partido en una situación desventajosa y dejar la mesa servida a un candidato del PAN, con el que negociarían nuevamente para no tocar ni con el pétalo de un periodicazo a Enrique Peña Nieto.
Es decir, el actual régimen está negociando su salida con 2 puertas de emergencia: una candidatura ciudadana encubierta para posibilitar un gobierno de facto de coalición con el PAN y chuchos del PRD; o una derrota pactada con los panistas, a cambio de no escudriñar más en el pasado. Así lo hizo Fox con Zedillo; así lo ha hecho Peña con Calderón.
Algunos no quieren candidato externo o “ciudadano”. Dicho en cristiano o ateo: no quieren a José Antonio Meade, que sería el posible candidato del PAN-PRI-PRD chucho. Quieren un candidato de cepa, ergo Manlio Fabio Beltrones, aunque sus posibilidades son todavía peores que las de los demás.
Ellos piensan que la filtración de esas encuestas desde la Presidencia de la República, tienen como fin precisamente generar el pánico a población abierta y entre la militancia, justificar decisiones extremas desde la cúpula del tricolor y convertir a López Obrador en el causante factual de una negociación en lo oscurito.
Por lo pronto, la XXII Asamblea Nacional del PRI ya tiene enfrente, radicada en el Instituto Nacional Electoral (INE) una demanda, porque a la vista de algunos, está tomando resoluciones arbitrarias y al margen de la ley sin quórum y con minorías raquíticas. Cosas raras están ocurriendo y están por ocurrir.