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CIUDAD DE MÉXICO, 16 de agosto de 2017.- En el marco del Informe de Actividades de la titular del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), Angélica Luna, Iris Vianey Mendoza Mendoza, senadora de la República reconoció la importancia de la organización civil.
La legisladora emitió un comunciado para dar a conocer a la sociedad civil de la promoción, capacitación e impulso del Eje México Incluyente, de su vinculación con el programa Sectorial de Desarrollo Social, de la Cruzada Nacional contra el Hambre, del Programa Oportunidades y de la Estrategia Nacional de Inclusión es relevante.
«Son ya un poco más de 25 años que existe un organismo cuya misión ha sido generar la participación ciudadana en materia social. Al igual que la Secretaría de Desarrollo Social que está cumpliendo 25 años, Indesol, con distinto nombre, inició actividades en los años 90. De entonces a la fecha, como su misma página lo informa, ha registrado 36 mil quince organizaciones de sociedad civil, de las cuales al menos 23 mil setenta y dos tienen registro de actividad», dijo.
«En un sistema democrático, se espera que las y los ciudadanos tenga mecanismos efectivos y eficientes para la participación en todos los ámbitos de desarrollo que les competen y afectan, así como mecanismos para que las instituciones rindan cuentas y sean evaluadas, especialmente aquellas que tienen el mandato de implementar las políticas y programas de desarrollo social que impactan en la vida cotidiana de las personas y determinan su nivel de bienestar y condiciones dignas de vida, es decir, sus derechos económicos, sociales y culturales y como eje sustantivo, el derecho a no ser pobres», apuntó.
Iris Vianey Mendoza señaló que los programas y acciones de Indesol tienen una orientación hacia la creación de condiciones para la reducción de los niveles de pobreza y exclusión, los resultados aún no son los esperados.
«Ha sido ampliamente comentado que en 2015, el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) en su Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2016 reportó que de 2012 a 2014 creció en 2 millones las personas en condición de pobreza y se redujo en alrededor de 87 mil las personas en pobreza extrema. En tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) en el Informe Diagnóstico de Desarrollo Territorial de México, también en 2015, reportó que México registraba una tendencia regresiva en materia de pobreza, siendo el país 34 más desigual de entre los países adscritos a dicho organismo, sólo detrás de Chile», refiere.
Mendoza hace hincapié en que la labor del Instituto Nacional de Desarrollo Social es fundamental para efectos de revertir esta situación, pues sólo con más y mejor participación de las organizaciones de sociedad civil, se lograra que México sea realmente incluyente. En democracia, no sólo es importante quiénes participan en los procesos de construcción de política pública y toma de decisiones que hagan exigible la concreción de los derechos sociales, sino también cómo participan activamente desde el diseño de los programas, las estrategias y las líneas de acción, su implementación y sobre todo, la evaluación de sus resultados.
Es así que las organizaciones de sociedad civil que trabajan conjuntamente con el Indesol, en coordinación con el Coneval, como organismo constitucionalmente autónomo, tienen una función determinante en materia de evaluación, rendición de cuentas y transparencia; de generación de indicadores que, con base en el mandato de la legislación en materia de desarrollo social, sean de cumplimiento obligatorio para el Estado.
Dada la relevancia que damos al Coneval como organismo evaluador independiente, en el Senado estamos en proceso de reactivar la discusión y aprobación de la legislación que complete su plena autonomía como un valor sustantivo de la democracia y la participación ciudadana.
«Felicito a la titular del Indesol por este informe y hago votos porque la mayor y más amplia participación de las organizaciones de sociedad civil dedicadas al desarrollo social como agentes de intermediación, coadyuven en el combate a la pobreza, relevantemente la extrema pobreza, la marginación y la exclusión sociales, es decir, a la reducción de la desigualdad estructural a partir de mecanismos de redistribución de la riqueza, el reconocimiento social que da identidad a las comunidades y una mayor representación de la agenda política de la población en situación de pobreza y carencias sociales que permita incrementar la calidad de nuestra democracia. Donde hay desigualdad estructural no hay una verdadera democracia, aspiremos a ella», concluye la Senadora.