Aseguran 160 kilos de droga en fraccionamiento de Mérida
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de agosto de 2017.- La noche del pasado martes, frente al condominio 130 de la Calle de Cobre, en la Venustiano Carranza, un hombre, catedrático y padre de familia, fue víctima de la delincuencia, tres sujetos, a bordo de una moto, lo amagaron con una pistola para arrebatarle sus pertenencias, pero Jorge Sánchez, se opuso y le dispararon en ocho ocasiones.
Una vez que lo balearon, los sujetos le arrebataron el maletín que querían, donde el profesor de matemáticas de la preparatoria número 2 y el Colegio de Bachilleres, traía solamente trabajos de sus alumnos, una computadora y un proyector que usaba para dar sus clases.
Los disparos fueron escuchados por su hijo mayor, a quien minutos antes le había hablado para que le ayudará a subir las compras que traía en la cajuela, mismas que hizo cuando su jornada laboral había concluido, corriendo, su primogénito salió a la calle a ver lo sucedido y se llevó la terrible sorpresa.
En medio de la calle, con varias heridas por arma de fuego, se encontraba casi inconsciente, el hombre de 53 años de edad, vecinos de inmediato solicitaron una patrulla, sin embargo, tardó en llegar, y cuando lo hizo, solicitó la ambulancia, pero ninguna estaba disponible.
Los minutos pasaron y el hombre no recibía atención médica, ante esto, decidió usar su auto particular para trasladarlo por sus propios medios a un hospital para que recibiera atención médica.
Escoltado por una patrulla de la Policía Preventiva, llegaron al hospital Magdalena de las Salinas, ahí, en la entrada de urgencias, fue recibido por unos camilleros, quienes lo ingresaron al área de Choque, sin embargo, a los pocos minutos falleció.
DEMANDAN JUSTICIA
Jorge, su hijo, en medio del llanto, exigió a las autoridades justicia por el crimen de su padre, exigió que las investigaciones no queden en el olvido, como muchos de los homicidios dolosos que ocurren en la Ciudad de México.
«Mi papá era una persona honorable, buena, no tomaba, no fumaba, él no merecía morir, él nos fue arrebatado por la incapacidad de las autoridades de detener la violencia», sentenció Jorge Sánchez.
Denunció que en la zona donde ocurrió el crimen, es una constante las detonaciones de arma de fuego, los robos, y muchos otros ilícitos; los policías poco pasan por el lugar y cuando lo hacen parecen no ver nada, añadió al tiempo que contenía el llanto por la impotencia de ver morir a su padre en sus brazos por culpa de unos delincuentes.
Al lugar del velorio, una modesta capilla ubicada en la colonia Progreso Nacional, alumnos, maestros y familiares llevaron diversos arreglos florales, para que lo acompañarán hasta su última morada en el Panteón 20 de Noviembre, en la delegación Tlalpan.
Minutos después de las 10 horas, el cortejo fúnebre partió de la Gustavo A. Madero, rumbo al panteón, donde le fue oficiada una misa de cuerpo presente, oportunidad que tuvieron su esposa y tres hijos de despedirse del profesor.
La mezcla de tristeza y enojo por el asesinato, no culminó con la sepultura, con cada palada de tierra que caía en el ataúd, su familia exigió justicia y prometió dar con los responsables, que ahora supieron por investigaciones personales, se escondieron en una vecindad de la Calle Toltecas, en el barrio Bravo de Tepito.
UN HOMBRE INTACHABLE
Jorge Sánchez, un hombre de 53 años de edad, padre de tres hijos y catedrático de la Máxima Casa de Estudios, a decir de sus conocidos, era un hombre ejemplar, sin vicios, dedicado a su familia y trabajo.
Impartió clases de matemáticas en la escuela nacional preparatoria número 2 y en el colegio de bachilleres plantel 100 metros.