Poder y dinero
Las Elecciones y los partidos ante la carrera presidencial y el interés de las audiencias
Esta misma semana comenzará formalmente el proceso electoral 2018, y desde ahora estamos viendo en los partidos políticos, graves fisuras, desprendimientos, insultos y agresiones entre militantes; expulsiones, autopromociones y, sobre todo, reacomodos en los grupos de poder.
Pero más allá sobre si Andrés Manuel López Obrador, en esta tercera ocasión que busca la elección presidencial, es capaz de ganar o no, lo que es un hecho y nadie le puede negar, es el gran liderazgo que tiene entre los militantes y dirigentes de cientos de organizaciones sociales urbanas que antes estaban afiliadas al PRD y ahora se han trasladado a Morena.
Lo que habría que preguntarse el Partido Movimiento de Regeneración Nacional es si podrá contar con el respaldo ciudadano para cubrir la totalidad de las casillas que, de cara a la Jornada Electoral, en la que el INE instalará alrededor de 155 mil casillas para lo cual se necesitará de la participación de un millón 400 mil ciudadanos de todo el país, incluidos los suplentes.
Y mientras que en las filas del Partido Acción Nacional no se reponen de su división interna y de que el PRD aprobó el fin de semana pasado sumarse a un Frente Amplio Opositor, para poder hacer frente a la coalición que preparan el PRI, PVEM y Nueva Alianza, varios perredistas encabezados por Dolores Padierna y su esposo René Bejarano, se han sumado al proyecto de López Obrador, por lo que se vislumbra desde ahora que el gobierno capitalino será conquistado por las huestes Lopezobradorsistas y no se ve, por ahora, que alguno otro partido o candidato les haga cosquillas.
Insistimos. A diferencia del proceso electoral de hace cinco años, los partidos políticos y los grupos de poder ahora no pueden ni deben estar tranquilos, pues la agenda política y social ya no la controlan ni ellos ni los tradicionales medios de comunicación. Ante los grandes cambios que están teniendo las nuevas generaciones, gracias al uso de la tecnología, los jóvenes están creando su propia agenda, la cual no coincide en nada con los partidos políticos y mucho menos con las políticas de gobierno.
Este hecho relevante, de que las nuevas audiencias están generando su propia agenda, no ha sido comprendido del todo por los partidos políticos, pues ahora, ni las televisoras ni los periódicos tienen el poder de convocatoria de antes, ni manejan la agenda política, ni mucho menos pueden influir ante grandes sectores de la población.
En menos de un lustro pasamos del imperio del rating al dominio del mundo hiperconectado por medio de empresas como Google, Facebook, Twitter, Apple o Netflix. “La televisión ya no nos gobierna”, sostiene Jenaro Villamil, quien estimó que la pantalla televisiva se desplazó al de la pantalla telefónica y los dispositivos móviles, pero con un sutil y riesgoso cambio de ecuación para las élites: los vigilados pueden vigilar, las audiencias pueden producir sus propios contenidos y los ciudadanos pueden reclamar sin mediación. La conectividad y la interacción han convertido la galaxia comunicacional en un nuevo y complejo sistema con posibilidades aún desconocidas.