El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
El Frente Ciudadano por México sin proyecto de Nación, mera alianza electorera
La nota es que los líderes de los Partidos Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya; del de la Revolución Democrática (PRD), Alejandra Barrales, y de Movimiento Ciudadano (MC), Dante Delgado, registraron anteayer, ante el Instituto Nacional Electoral (INE), al Frente Ciudadano por México con “la intención de ir por un gobierno de coalición”.
Dicho frente, que desde el anuncio de su posible creación ha tenido tres denominaciones, tiene como objetivo real –y a mi entender—frenar el paso de Andrés Manuel López Obrador y sacar al Revolucionario Institucional de Los Pinos “sea como sea”, pero sobre todo crear la plataforma para la ruta presidencial del niño azul y mantener el poco oxígeno de sobrevivencia al derruido y cada vez más abandonado partido del sol azteca.
Miguel Ángel Mancera, quien insiste e insiste y quien se autodefine como candidato independiente se quedará con las ganas de ser el gallo presidencial de dicha coalición , pues la estafeta será, sin duda alguna, para un albiazul.
En la presentación del nuevo engendro, pues no tiene ni forma ni fondo, sonaron huecas las palabras de la lideresa de los diezmados perredistas ante las autoridades del INE, quienes recibieron a los integrantes de ésta anti natural coalición, que trata de unir en un propósito a una parte de las “izquierdas” con otra, sí, de la derecha.
Barrales presidida de Anaya –quien ahora la arropa—dijo, ciertamente, que hay un fin aunque con diferentes ideas. Y por supuesto que la cuestión es conceptual, los panistas no sólo tienen ideas, cuentan con un ideario heredado de Manuel Gómez Morín, su fundador. Ella, Alejandra adolece de ideas y en cambio tiene muchos impulsos y ambiciones. Su lucha se centra en la mera sobrevivencia de las ruinas del sol azteca y en su fijación por ser la candidata de la coalición en la lucha por la capital del país y contender contra Claudia Sheinbaum de Morena.
Palabras más, palabras menos, Barrales señaló: «Sabemos que no tenemos las mismas ideas, pero perseguimos los mismos fines. Sabemos que pensamos distinto. Pero tenemos claro lo que nos une. Nos une México». O sea no importa que ellos sean de derecha y tengan otros principios e ideología, el fin es el poder por el poder, pues tienen claro que los pega la necesidad del mismo y que solos cada uno por su lado ni remotamente lo obtendrían. En fin que aparece la misma retórica de siempre.
Retomo las palabras de dos jóvenes politólogos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, que en concienzudos análisis definen y determinan los fines de dicha coalición.
Para Marco Arellano Toledo, politólogo e investigador de la ciencia política, dicho frente es apenas una intención malograda de compactar la fragmentación política nacional, que elección tras elección viene sucediendo en el país y, ante la cual, los partidos no han tomado cartas reales en el asunto. Lo cierto es que el Frente es una muestra clara de los desajustes políticos que está viviendo el modelo de democracia procedimental y representativa que México ha venido implementando en los últimos treinta años.
Sentencia Toledo: “La construcción de un frente amplio debiera tener como punto de partida, además de la motivación política mencionada, un claro proyecto de país, que tuviera en el centro de la plataforma un diagnóstico político, económico, social y cultural de la situación actual del país, sus propuestas de transformación, su capacidad de concretarlas y un aterrizaje conceptual de una visión de cambio político. Un frente opositor sin proyecto político no es más que una velada ambición de poder. El que propone el PRD y el PAN pareciera ser de este corte”
El académico puntualiza sobre los engaños que trae consigo dicho frente: “además de su oportunismo político, se muestra más como un acuerdo de clase política opositora desplazada que un proyecto político que busque sumar voluntades”.
Al respecto la doctora Irisela Sánchez Pérez, también de la FCPyS apunta: “la falta de un proyecto político, que es lo único que da sentido a una recomposición de fuerzas políticas, máxime cuando lo que se compromete es cambiar el rumbo que lleva el país. Los dirigentes del PAN y del PRD han dicho que su coalición no es electoral y cuando triunfen conformarán un gobierno integrado por militantes de ambos partidos. Cosa que al interior de Acción Nacional y en pleno conflicto interno no se ve con buenos ojos”.
“Así las cosas, no se ve por dónde pueda consolidarse un gran Frente electoralmente competitivo y menos -y esto es lo importante-, uno que mejore la situación económica, política y social del país. Ni siquiera entre la mancuerna bipartidista está el acuerdo listo y no se avizora que logren aglutinar y representar los intereses de la ciudadanía sin partido, a la que, a esta fecha, no se han dirigido”, considera la politóloga.
Y ciertamente, visto así: “La lógica de alianza puede resumirse en la siguiente fórmula: Anaya busca la Presidencia; Barrales y Dante, la supervivencia”, como genialmente define el comunicólogo y analista Felipe López Veneroni, también catedrático de la FCPyS, en un mini análisis contundente.