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OAXACA, Oax., 11 de septiembre de 2017.- Un muro solitario, con el rostro de una anciana mujer zapoteca sonriendo, se sostiene firme en medio de la desolación causada por el sismo de 8.2 grados de la noche del jueves, que devastó la belleza, historia y vida cotidiana del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca.
Esa pared, con fondo negro y una anciana, a primera vista anónima, forma parte del proyecto Nuestros abuelos, nuestras raíces, que inició en 2011 con el apoyo del colectivo Binni Cubi, para plasmar los rostros de las personas que realizaron pequeñas acciones cotidianas que marcaron una generación y un pueblo.
El artista Daniel Poetalatas, expresó con la serie de murales, un reflejo de la identidad de las comunidades del Istmo, rostros fuertes, sonrientes, con miradas de esperanza.
Sus lienzos fueron las antiguas casas tradicionales de Unión Hidalgo, para que los vecinos hicieran suyas esas muestras de arte.
José Arenas, director de Binni Cubi, iniciador del proyecto, seguramente no imaginó que además de lograr fomentar el arte, la unión e identidad, uno de los murales se convertiría en estos días de luto nacional, en símbolo de la fuerza del Istmo.
El pasado jueves 7 de septiembre, un terremoto con epicentro en la costa de Chiapas afectó 41 municipios ubicados en el Istmo de Tehuantepec, dejando un saldo hasta este lunes de 76 personas muertas en Oaxaca.
Tan solo en Unión Hidalgo, Asunción Ixtaltepec y Matías Romero hay más de 800 mil personas afectadas.
Las viviendas quedaron devastadas, muchas de las casas tradicionales que tenían murales pintados por los artistas Daniel Poetalatas, Emigdio Alonso, Marcos Sánchez y Josué de Anda cayeron en medio de la desolación del Istmo. Pero uno de ellos, un retrato de Na Rosita, quedó en pie.
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