Atacan casa del subsecretario de Seguridad de Solidaridad, Quintana Roo
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de septiembre de 2017.- La remoción de escombros en el edificio derruido por el sismo del 19 de septiembre en la esquina de Zapata con Petén, en Santa Cruz Atoyac, entró a otra etapa a partir de este viernes.
La actividad de los voluntarios y de la enorme pluma puesta sobre la calle de Petén comenzaron a mover pequeños y enormes trozos de concreto y varilla, para limpiar la zona.
Es una labor que se comenzó a hacer de manera cuidadosa, por si aún se halla algún cuerpo, ya que prácticamente se descarta que queden sobrevivientes.
La esperanza se diluyó por el mediodía, cuando un perro del equipo español de la Unidad Militar de emergencias (UME) detectó la posibilidad de una persona fallecida, aunque otro par de perros no encontraron el mismo resultado.
Fue entonces cuando a lo lejos comenzó a verse más movimiento sobre la montaña de concreto a la que quedaron reducidos los dos edificios que se cayeron el 19 de septiembre.
La zona había permanecido acordonada para medios de comunicación; el control estaba a cargo de autoridades militares de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Marina (Semar), las cuales blindaron la información. Era más fácil sacar algo de integrantes de la UME o de personas que se reservaban sus nombres.
Pese al reconocimiento del que gozan las fuerzas armadas, había molestia entre algunas personas, como vecinos de un edificio de Zapata, que visiblemente se ve descarapelado y con grietas a causa del sismo. Se quejaron de que era tortuoso pasar a su departamento para bajar cosas personales.
Conforme trascurrieron los minutos las restricciones para medios de comunicación se aligeraron e incluso miembros de seguridad permitieron acercarse a la zona siniestrada y atravesar las zonas cercadas. Ahí estaban, sobre Zapata, herramientas y equipo para voluntarios, desde palas, picos, carretillas, hasta cascos y guantes. También pasaban mujeres y hombres que ofrecían comida en bolsas de papel o platos de unicel.
En tanto, en la esquina de Petén había otros voluntarios que esperaban a que la pluma moviera algo. Se trataba de una placa de concreto cuyas varillas estaban al desnudo. En cuanto la pluma hizo su maniobra de sostenerla y bajarla cuidadosa y hábilmente a donde no estorbara, los cientos de voluntarios comenzaron a bajar escombros en las cientos de cubetas que para tal fin se juntaron.
Era una cadena humana donde las cubetas recorrían unos 30 metros de ida con sus deformes trozos de concreto y regresaban a la masa a la que quedaron reducidos los edificios, para volver a ser recargadas.
Enfrente estaba una automotriz que se convirtió en campamento de familiares de quienes quedaron atrapados. De acuerdo con una hoja informativa, había cuatro personas fallecidas y seis desaparecidas, así como 25 vivas, sin especificar su actualización o si entre las vivas todas estaban en su departamento o la tintorería del primer piso a la hora del terremoto.
Quadratín intentó hablar con una familiar, pero se encontraba en estado de shock. Además, los rescatistas dejaron de pedir silencio.