También voy a enviar una carta al presidente Trudeau: Claudia Sheinbaum
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de septiembre de 2017.- Lo que era la conmemoración de la tragedia jamás sufrida en la capital del país, se transformó en una fatídica coincidencia: treinta y dos años después, la tierra volvió a recordarnos que somos frágiles, que estamos parados sobre terreno inestable y que somos vulnerables ante el poder de la naturaleza.
Así describe la Arquidiócesis de México el sismo que sacudió al centro del país el pasado 19 de septiembre.
A través de su editorial titulada Odium plebis, la Iglesia católica indicó que, tras la conmoción, vino la reacción para entender la magnitud de los daños y, de nuevo, echar por delante las muestras conmovedoras de una sociedad civil generosa, dispuesta y entregada al auxilio de las víctimas, sin importar cuánta fuerza se deba consumir o qué tiempo haya que invertir.
«La heroica solidaridad de miles de mexicanos puso de manifiesto cómo el pueblo mete las manos en ayuda de los sufrientes y caídos, revelando la madurez para hacer sociedad y responder con determinación a las consecuencias de la calamidad. Esta vez, a diferencia de la tragedia de 1985, las autoridades civiles, tanto de la ciudad como de la federación, se hicieron presentes, trabajaron arduamente en pro de los damnificados», manifestó.
La Iglesia subrayó que la sociedad espera que esta tragedia sirva para humanizar a la clase política, en relación a la campaña en las redes sociales para que se regrese parte del presupuesto para los partidos rumbo a los comicios de 2018.
«La tragedia sufrida y el dolor de millones de personas exige tener una respuesta concreta que se refleje en una adecuada reasignación del presupuesto, que quite privilegios, prebendas, lujos y excesos a la burocracia, no sólo al Poder Legislativo, sino también al Ejecutivo y Judicial, de no hacerlo así, despertarán el odium plebis, el odio del pueblo, que llevará a un deterioro mayor, al desprestigio, debilitamiento y rechazo de nuestros gobernantes, lo que ciertamente no será sano para la gobernabilidad ni para la vida democrática del país», insistió.