Remodelarán AICM rumbo al Mundial 2026
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de octubre de 2017.- Sólo en días posteriores a la tragedia por los sismos, el escenario delictivo salió de las pantallas y lo que destacó fue el ánimo y solidaridad de miles de mexicanos; sin embargo, la realidad volvió a su crudeza cuando la opinión pública se enteró de robos de víveres y homicidios que no desaparecieron, sino que habían sido enterrados bajo los escombros de la cobertura informativa.
Así lo advirtió la Arquidiócesis de México en su editorial de este domingo titulada Editorial: Más dinero, más delito… en la que señala que esta situación no puede pasar por normal.
La Iglesia católica lamentó que el impacto y alta incidencia de los delitos del fuero común muestra la condición del país y el fracaso de los sistemas orgánicos de combate al crimen, con la participación de los tres niveles de gobierno.
«En muchas ocasiones, la ciudadanía tiene cifras oficiales, “casos de éxito”, que en la realidad contrastan con la gravísima descomposición del tejido social», afirmó.
Al citar al Observatorio Nacional Ciudadano como referente para tener de primera mano las condiciones sobre seguridad y justicia en México, coincidió con ese organismo en que cualquier persona es vulnerable en su seguridad personal y patrimonial.
De acuerdo con el Observatorio, “en materia de robos, las tasas de 2017 muestran porcentajes de crecimiento preocupantes, comparadas con las de 2016: 36.99 por ciento en robo con violencia; 36.18 por ciento en robo a negocio; 34.68 por ciento en robo a transeúnte; 15.50 por ciento en robo de vehículo”. A lo anterior se suma la manera en que otros delitos, que se decían a la baja, siguen cometiéndose con feroz atrocidad. Conforme a los datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad (Envipe) 2016 del Inegi, el secuestro es otro mal lacerante. En 2016 se estimaron casi 70 mil personas que fueron privadas de la libertad de manera ilícita. La Envipe revela que 31 millones de delitos se reportaron en el país y los costos económicos son del 1.1 por ciento del Producto Interno Bruto, seis veces superior a los 36 mil millones de pesos necesarios para la reconstrucción de los Estados afectados por los sismos de septiembre.
Aseguró que la inversión millonaria de recursos para combate al delito no ha sido respuesta eficaz para disminuir los índices.
«Ese dinero sigue alimentando los factores que nutren al crimen, a la manera de un tumor que necesita tejido sano para devastar al organismo. Los cuerpos policiales mantienen niveles bajísimos de profesionalización, y la impunidad es la levadura que incita a la desconfianza para descomponer la cultura de la seguridad. Los ciudadanos no se animan a denunciar sencillamente por miedo a un aparato de justicia que obedece más intereses mafiosos y corruptos que a derechos individuales. Más dinero a seguridad parece alimentar el crimen», subrayó.