Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
El retrato de México, hoy
Los mexicanos de hoy vivimos días difíciles. Eso, que es una verdad de Pero Grullo, es lo que es: verdad. Y como pocas veces, según tenemos noticias, no sabemos en qué punto de nuestra historia estamos y hacia dónde camina el tren que, por lo que se presagia, nos lleva a una meta imprecisa.
Y cómo no habría de ser así si la sociedad mexicana durante muchos años estuvo ausente de las grandes decisiones de este país y dejó en manos de quienes se ocuparon de gobernar al país cuyos habitantes lo único que querían y que han querido es ser felices, estar bien, vivir en paz, tener casa, comida, sustento y solaz. Eso apenas…
Pero las cosas se complican cuando llegan personajes insospechados al gobierno y se resisten a dejarlo y permanecen ahí de forma camaleónica, pero ahí, ahí siempre: abuelos-padres-hijos-nietos del poder se enquistaron y ahí están pegados, como lapas…
Por si no se ha dado cuenta –que seguro que sí lo ha notado—los personajes de la política nacional que están en la pelea para las elecciones de julio de 2018 son los mismos que estuvieron ahí hace seis-doce-diez y ocho años… y más. Son la misma sangre y el mismo ímpetu devorador…
¿Por qué el país no avanza? ¿Por qué no crece en su vida cotidiana? ¿Por qué tanta pobreza aun? ¿Por qué tanta miseria… abandono… injusticia, falta de sistemas apropiados de salud… mala educación… campo desabastecido y desahuciado… sin industria propia y con deudas por todos lados…?
¿Es que somos los mexicanos improductivos que se dice? ¿Esos flojos dormilones de sarape junto a un maguey? ¿Eso somos?… No. Definitivamente no.
Los mexicanos somos gente de trabajo. Somos gente que lucha día a día. No hay flojera que valga. Trabajamos tanto o más que cualquier ser humano en cualquier terreno o de cualquier otro país… Salir al alba y regresar al anochecer exhausto es parte de nuestra historia cotidiana…
Si hay trabajo se trabaja y ciertamente con las excepciones de la regla, se sigue en la brega porque hay que llevar para la casa, para la familia, para lo que se necesita y construir el hoy porque el mañana es irremediablemente inseguro y está siempre en turbulencia.
De norte a sur todo mundo trabaja. No nos hagamos rosquillas. No hay norte desarrollado y sur pobre: de Mérida hasta Ensenada –que se decía—la gente es gente de trabajo. ¿Pero entonces qué ocurre? ¿Por qué nuestra condición siempre precaria y débil en lo económico y en lo social?…
Ni más ni menos el secreto está en el gobierno, en los gobiernos, en todos sus personajes y sus mañas interminables por permanecer ahí, medrando, ganando, obteniendo, repartiendo, guardando para garantizar su triste futuro, en tanto que los mexicanos seguimos aportando para esa vida feliz: y sin gobierno propio.
Hoy, después de las tragedias que hemos vivido, la toma de conciencia parece estar aún más cerca. ¿Será? Ojalá. Pero lo que es cierto es que el panorama mexicano es desolador en todos sentidos… Acaso se salva la existencia misma de los mexicanos como responsables de su presente y de su futuro, si quiere serlo.
En todo casi ahí están los grandes problemas nacionales de hoy. Los dichos, y más. La tragedia del crimen organizado, crecido y aumentado por complicidades con gobiernos o personajes de gobierno; la violencia; la inseguridad pública; la ausencia de gobierno; la calidad moral de nuestros gobernantes; la corrupción, la impunidad, el saqueo permanente de los bienes nacionales y del patrimonio de los mexicanos…
Caminar por ahí, en México, no sólo en CdMx, es una muestra más que infamante de las desigualdades y la injusticia social. La justicia-que es ley carece de certezas y virtudes. El incremento del robo y el agravio entre ciudadanos es ya una forma de rebelión social, cuando no es patológica… Y así.
¿Quién se hará cargo de hacer el gran retrato de nuestra tragedia de hoy? ¿Quién habrá de heredar para la posteridad el México de principios del siglo XXI? ¿Quién pondrá color a estos días gris y rojo de nuestra vida mexicana?
Esa es una tarea que en principio le corresponde al periodismo mexicano. Retratar sin retoques, sin adjetivos ni superlativos. Describir-describir-describir: esa es la tarea de hoy, ese es el regalo que nuestra generación habrá de dejar a quienes estén aquí muchos años después…
Ellos habrán de sacar sus propias conclusiones y habrán de ser jueces justos para decirnos en qué nos equivocamos, en qué se equivocaron los hombres del gobierno, cuál fue su traición y si al final de cuentas merecemos redención.
El retrato de México hoy es indispensable. ¿Quién se hará cargo de ello?… Los cronistas-periodistas. Ellos son. Ellos llevarán la voz de nuestra generación al futuro. Ni más, ni menos.