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CIUDAD DE MÉXICO, 23 de octubre de 2017.- Tras los sismos de septiembre, la participación ciudadana, solidaridad inmediata y voluntarios espontáneos fueron algunas escenas de la sociedad civil.
Pero el reto, reflexionó Marcela Meneses, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, es que no se diluya la participación social, que la gente se organice y se empodere.
“Ese día se mostró que aún hay esperanza, nos escuchamos, nos abrazamos, subimos al extraño al auto o nos prestamos el celular”, rememoró.
Durante la mesa redonda Entre la Tierra que se mueve y la sociedad que se cimbra: miradas diversas sobre los recientes sismos, organizada por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) y el IIS, un grupo de humanistas tomaron distancia del fenómeno natural para concentrarse en el desastre social que sobrevino tras el temblor.
En la mesa Aspectos sociales, moderada por Hugo José Suárez, del IIS, Meneses dijo que los ciudadanos tomaron las riendas ante la emergencia y se vivió una dicotomía ante un gobierno que resultó inoperante.
El sismo mostró una ausencia del Estado y la apariencia de autosuficiencia de la sociedad civil, e invitó a prepararse para opinar de forma organizada sobre el gobierno y las constructoras, dijo, y propuso analizar la heterogeneidad de los jóvenes, que se quedaron en la inmediatez y no siguieron actuando para la reconstrucción.
Margarita Favela, del CEIICH, expuso que a diferencia del terremoto de 1985, cuando hubo una participación inédita de grupos vecinales, luego del sismo de 2017 los grupos están atomizados ante una especulación inmobiliaria avasalladora.
“Hoy carecen de ese aglutinamiento y trabajo colectivo. No hay una voz que los unifique como damnificados y al gobierno le interesa volver a la rutina, porque la gente es más manejable”, opinó.
Por su parte, Javier Delgado, del Programa Universitario de Estudios de la Ciudad (PUEC) de la UNAM, comentó que hay que darle sentido a la inmediatez y lograr que no se diluyan los apoyos logrados con las nuevas tecnologías, pues las redes sociales rompieron con lo territorial.
Además, sugirió el desarrollo y puesta en marcha de un protocolo de emergencia e intensificar los procesos de rendición de cuentas desde la sociedad.