Poder y dinero
Simulación y omisión que violenta y mata
**Lourdes Sierra Arenas
La eliminación de programas y políticas públicas federales que tuvieron éxito y debieron ser transexenales como la elaboración de libros de nivel primaria por la SEP y UNAM para sensibilizar, así como la negligencia de gobernadores estatales y municipales a hacer transversal la equidad de género, alientan el crecimiento de la violencia en contra de las mujeres y su máxima expresión: los feminicidios en el país. La agudización del problema, nuevamente replantea la relevancia de abordarlo en una perspectiva interinstitucional y con verdadero trabajo de los tres niveles de gobierno.
Actualmente son diez entidades federativas: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Durango, Coahuila y Baja California, que se ubican por arriba del porcentaje de la media nacional de violencia contra las mujeres de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016 del INEGI; más alarmante es el dato aportado por el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez al diario La Jornada: en América Latina se presentan 12 asesinatos de mujeres cada día; de éstos, siete son en México. ¿Qué esperan las autoridades federales, estatales y municipales?
En el año 2010, la SEP y la UNAM, en su tiempo Alonso Lujambio Irazábal, secretario, y José Narro Robles, rector, respectivamente, elaboraron y editaron el libro “Equidad de Género y Prevención de la Violencia en la Primaria”. La Presentación puntualiza: A través del análisis de los libros de texto gratuitos, la formación continua del personal docente, estudios, campañas de sensibilización y trabajo con adolescentes y jóvenes, la SEP busca “deconstruir” los estereotipos y roles sociales que perpetúan la desigualdad entre mujeres y hombres, además de visibilizar y desnaturalizar la discriminación y la violencia de género. En esta importante labor, la escuela tiene un papel fundamental en la conformación de lo masculino y lo femenino, ya que es uno de los espacios donde se refuerzan, fomentan y mantienen los valores y pautas de comportamiento socialmente aceptados. Incorporar la perspectiva de género constituye la mejor alternativa para inculcar pautas de convivencia que contribuyan a la erradicación de la violencia.”.
El texto era guía para profesores que debían impartir talleres a los estudiantes; una continuación del texto sobre este tema que en especial se hizo para nivel preescolar en el 2009; ambos, la respuesta a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del 2009 y del Informe Nacional sobre Violencia de Género en la Educación Básica en México (SEP-UNICEF 2009), que mostró violencia y discriminación de género en las escuelas. El objetivo de los libros: modificar conductas sociales y culturales que implican prejuicios y se basan en la idea de la inferioridad o superioridad de uno de los sexos.
¿ Qué pasó con el texto si el objetivo era claro en la solución de un problema ? Información oficial de la SEP federal, que dirige Aurelio Nuño, reporta que el libro para primaria “se tiene en stock, en rincones de lectura, para consulta y no se ha vuelto a editar.”.
En tanto, la Secretaría de Educación de la Ciudad de México en su portal web refiere la existencia del “Programa Aprendiendo a Convivir”, cuyas convocatorias a talleres y cursos se publican en el mismo medio y en las cuentas institucionales de redes sociales; el “Programa Escuela para Madres y Padres de Familia”, en el que los jefes de familia intercambian experiencias en un espacio de interacción, pero ¿en dónde y cuándo? Otro es “Escuela para la Convivencia Pacífica” en el que se hacen talleres para niñas, niños y adolescentes de nivel básico que promueven la empatía, asertividad, tolerancia y no discriminación, pero ¿en dónde y quienes imparten? Uno más, es “Escuela de Formación de Docente”, que dota al personal directivo, docente y administrativo de habilidades para identificar y diseñar estrategias ante casos de violencia, ¿ a cuántos maestros han capacitado, de cuántas escuelas y de qué delegaciones políticas?
Pese a la solicitud de información con casi una semana de anticipación a la elaboración de esta columna, se desconoce el número de talleres impartidos a maestros, estudiantes, escuelas y delegaciones políticas y la forma en cómo mide el impacto de estos programas para determinar si hay avance en el abatimiento de la violencia en las escuelas de la SEP de la Ciudad de México, que dirige Mauricio Rodríguez Alonso. El problema, hay demasiado trabajo en la institución.
Lo que si se conoce es que es difícil la implementación de este tipo de programas en las escuelas, de acuerdo a profesores de nivel básico consultados. El Programa Escuela para Madres y Padres no tiene resultados positivos porque los papás no asisten a los cursos, tienen otras prioridades como el trabajo para la manutención de las familias; esto se acentúa más en delegaciones políticas con índices de marginación y pobreza como Cuajimalpa, Gustavo A. Madero, pero incluso hay quienes comentan que en el 2007 en Coyoacán sí impartieron programas con equidad de género y no violencia, ahora desconocen si existen.
A ello se agrega que silenciosamente se eliminan puestos claves en la sensibilización y atención de los estudiantes como el orientador educativo, que no son recontratados; el perfil de este cargo era psicólogo, habilidad fundamental para el manejo de emociones. La Escuela Normal ahora prepara a sus propios orientadores educativos que no son ni psicólogos ni pedagogos. Originalmente, el orientador tenía cuatro grupos a su cargo, ahora son mucho más lo que dificulta la atención.
En el pasado marzo el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera y Mauricio Rodríguez Alonso, presentaron la “Campaña Estás viendo y no ves”, una repuesta a la violencia escolar en el marco de la instalación de la Red Interinstitucional Sobre Convivencia en el Entorno Escolar, concepto que entra en operación nueve meses después de la creación del Protocolo Único de Identificación, Canalización y Atención de la Violencia Escolar en la Ciudad de México, que involucra a varias instituciones, que adolece en su efecto por un solo dato: si la víctima, agresor o testigo de la violencia no se presenta a dos citas de cualquier instancia, el caso es anulado del registro y por ende de su tratamiento o seguimiento. Este punto deja muchas preguntas que tampoco fueron aclaradas por la secretaria mencionada.
Se dejó de hacer lo que se tiene que hacer. Hace 5 años, primero se sensibilizó a través de capacitaciones en los tres niveles de gobierno; como segundo paso se transversalizó, la perspectiva de género es decir se aplicó el principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres a las políticas ´públicas, para el acceso de recursos en igualdad de condiciones en los ámbitos institucionales. Los mismos gobiernos estatales se opusieron, pero se avanzó; sin embargo, se dejó de sensibilizar y si se hace, es sólo en las fiscalías; pero se deja de trabajar en territorio, destaca Verónica Terrazas, Presidenta del Consejo Social del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), quien precisa: la violencia contra las mujeres es una “bola de fuego multifactorial, donde hay muchos intereses porque es el control sobre una persona, cuando sienten la pérdida del poder tratan de recuperarlo; parece en que estos 3 o 4 años, el trabajo hecho, se va para atrás”.
La psicóloga enfatiza que se ha caído en la “simulación” ya que se dice que se imparten talleres y se palomean cantidades impartidas, pero no se revisa la calidad de contenidos de los mismos.
En esta perspectiva, se tiene que regresar a la capacitación y sensibilización en los tres niveles de gobierno; en la sensibilización con libros con equidad de género, desde el kínder porque es ahí donde se contribuye a la formación de hábitos y los papás y mamás están más dispuestos a asistir a los talleres y, en consecuencia, se sensibiliza a quienes encabezan las familias.
La Ciudad de México es la única que tiene legislaciones muy avanzadas en el tema como, por ejemplo, “el acoso sexual callejero que está tipificado como un delito”, en el resto de las entidades federativas no existe. Pero esto no implica que se esté trabajando con la educación no formal, que es el llegar con los patrones culturales y hábitos en el seno familiar, considera Terrazas.
El trabajo tendrá que ser multidisciplinario e interinstitucional, es decir con participación de la iniciativa privada, la sociedad civil, el gobierno y familias con planes transexenales. En esto, el tema de la espiritualidad debe ser considerado, ya que experiencia profesional psicológica muestra que quien ha padecido violencia pierde el sentido del por qué vivir. Las políticas gubernamentales deberán tomar este factor porque tiene que ver con la dignidad de la persona a poseer y tener acceso al bienestar, enfatizó Verónica Terrazas, una derechohumanista.
**Consultora en comunicación y fans del desarrollo humano.