Confirma Fiscalía seis muertos y 10 heridos en ataque a bar de Tabasco
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de diciembre de 2017.- Mientras millones de pesos se van por el caño de procesos electorales y partidos políticos; no hay programas efectivos de prevención, de salud pública y de rehabilitación a fin de crear buenas fuentes de empleo para jóvenes en franca situación de riesgo.
Así lo lamentó la Arquidiócesis de México, al advertir que México necesita dar soluciones puntuales y reales al problema que está exterminando a su juventud.
En su editorial dominical titulada El exterminio de la juventud, la Iglesia católica refirió que la violencia rampante en México puede imputarse a causas concretas que la mantienen desatada en regiones pobres, grandes ciudades y puntos fronterizos que representan polos económicos importantes de desarrollo.
«Nada nuevo se descubre cuando, detrás de esos índices, está el comercio de las drogas y sustancias ilícitas, que afectan particularmente a los más jóvenes, presas fáciles de esta vorágine de destrucción a la que no se ve solución efectiva e inmediata alguna», pronunció.
Ante esta situación, citó la edición completa de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017, instrumento de la Comisión Nacional contra las Adicciones, presentada el pasado 28 de noviembre.
En ella, abundó, se revelan datos preocupantes y nada alentadores sobre esta realidad del consumo de drogas, particularmente entre jóvenes y adolescentes.
Explicó que los tres gruesos volúmenes consignan un estudio detallado de las principales adicciones como problema de salud pública y de seguridad nacional. Marihuana, solventes e inhalantes, cocaína y metanfetaminas son las drogas más consumidas. La población juvenil, entre 12 y 17 años, reportó un aumento en el uso de drogas, pasando de 1.3 por ciento en 2002 a 2.9 por ciento en 2011. Los estados con mayor consumo de marihuana y cocaína son Ciudad de México, Quintana Roo, Jalisco y Estado de México.
La Arquidiócesis criticó que, aunque las conclusiones del estudio manifiestan un ilusorio optimismo sobre el “crecimiento estable” en el consumo de drogas, no deja de reconocer que en los grupos de población, entre los 12 y 65 años, se ha mantenido el crecimiento sostenido en el consumo; es decir, prácticamente la población en general económicamente activa, niños, jóvenes y personas en la tercera edad. El informe así lo reconoce cuando concluye que “es relevante trabajar más con la población en general para que perciba el consumo de drogas como un problema de salud y no como un acto delictivo…”
«Esta realidad activa focos rojos que se suman a los otros ya encendidos en materia económica, social y de justicia. La ayuda financiera de un gobierno extranjero, en la elaboración de esta Encuesta, nos advierte del serio problema que apenas se vislumbra con todas sus consecuencias. Ahora es cuestión de seguridad», sostuvo.
Lamentó que siguen apareciendo datos estremecedores sobre el reclutamiento de niños y adolescentes por el crimen organizado y ser halcones o escudos humanos por 15 mil pesos en lugares pobres, donde esa cantidad asciende hasta en cuatro veces más los ingresos ordinarios de sus familias.
«En otras palabras, la delincuencia halló una veta de mano de obra barata, contratando a jóvenes de zonas marginadas y de grupos vulnerables como los miembros de pueblos y comunidades indígenas», concluyó.