Reitera IMSS compromiso de eliminar violencia hacia mujeres en las sedes
CIUDAD DE MÉXICO., 24 de diciembre de 2017.-En México, 30 por ciento de los adultos con más de 65 años sufren al menos una caída de manera anual, y cuando llegan a los 80 este tipo de accidentes se incrementa, alertó Adriana Echeverría González, académica de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad León de la UNAM.
Las lesiones más frecuentes son las fracturas de muñeca y cadera (la más peligrosa). Para prevenir este tipo de problemas y atender las lesiones o patologías que dificultan la movilidad y que son propias de este segmento poblacional, la Clínica de Fisioterapia de la entidad universitaria cuenta con un área geriátrica, refirió en un comunicado la máxima casa de estudios del país.
Aquí se atiende a los pacientes en tres modalidades: lesiones o enfermedades, revitalización y prevención de caídas.
Hay alteraciones que son normales y se presentan por el proceso de envejecimiento, como la pérdida de la fuerza muscular, de la percepción de profundidad o de la nitidez visual, que también generan un impacto funcional.
“Nuestro objetivo es que estas alteraciones no sean muy marcadas. Por ejemplo, el programa de prevención de caídas incluye una evaluación del equilibrio del paciente y una valoración de caídas previas, y consiste en una serie de ejercicios grupales encaminados a mantener un equilibrio adecuado”, explicó.
Además, hay adultos mayores que no tienen actividad física apropiada para su edad y pueden desarrollar síndromes como el de inmovilidad. Por ello, el trabajo debe comenzar a temprana edad y de ahí la importancia de contar con un programa de revitalización geriátrica. Cuando se practica algún deporte los niveles de flexibilidad y fuerza son los idóneos, lo que deriva en un envejecimiento saludable, resaltó.
El programa de revitalización geriátrica consiste en una serie de ejercicios físicos terapéuticos enfocados al adulto mayor, en los que se trabaja la fuerza muscular, la movilidad, coordinación, cognición y elasticidad para prevenir la dependencia o el impacto negativo en su vida cotidiana.
En fisioterapia geriátrica, precisó, ingresan pacientes con cualquier patología, pues la atención se centra en el tratamiento de una lesión o enfermedad. “Atendemos a personas con desgaste articular (principalmente de rodillas), con secuelas por fracturas, dificultades de movimiento por falta de actividad o alguna lesión, problemas de columna lumbar, artritis u otro tipo de dolor articular”.
Con este programa se contribuye a reducir el dolor y, en ocasiones, a eliminarlo. “Hay que tomar en cuenta la patología base, porque algunas requieren atención médica, pero esta terapia ayuda a mejorar la movilidad, el equilibrio y, por lo tanto, la autonomía del adulto mayor”.
Echeverría González consideró que los beneficios de buscar este tipo de atención son muchos, desde evitar que el paciente caiga al tener mejores formas de reacción y equilibrio, hasta evitar lesiones severas. Además, “nuestro programa genera un impacto emocional en el paciente, porque al tener más actividad física puede mejorar sus actividades cotidianas”.
La población adulta mayor sigue en aumento y su etapa productiva se extiende, por lo que es importante atender las enfermedades y lesiones que pueden mermar su actividad física, autonomía y participación en sociedad. “Necesitamos contar con servicios de salud específicos y pensar que, en algún momento, todos los requeriremos”, concluyó.