Maestros toman oficinas y bloquean en Chilpancingo por demandas laborales
CIUDAD DE MÉXICO, 01 de enero de 2018.- Al inicio de este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) decretó un importante aumento de los precios máximos de las gasolinas y el diésel, previo al inicio de la liberalización gradual de los precios de estos combustibles.
De haberse mantenido artificialmente bajo el precio de la gasolina, el Gobierno federal asegura que se habría requerido destinar cerca de 200 mil millones de pesos de recursos fiscales para su subsidio, esto a su vez, se traduciría en un recorte al gasto público de al menos 180 mil millones de pesos.
Ese monto hubiera sido equivalente a 17 veces los recursos para becas para Educación Básica, Media Superior y Superior, 43 veces el presupuesto de los Programas de Abasto Social Diconsa y Liconsa, 4.7 veces el monto de la pensión para adultos mayores y 2.7 veces el presupuesto del Seguro Popular.
Haber modificado a la baja el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los combustibles habría afectado una fuente importante de ingreso para los gobiernos de los estados y los municipios.
El IEPS representa casi una quinta parte de las participaciones y aportaciones a estos. Esto hubiera sido sumamente grave, considerando que el gasto estatal es el que da un impulso estratégico clave al crecimiento regional, adecuándose a las distintas necesidades y oportunidades de cada entidad federativa.
Además, una reducción en las cuotas del IEPS fomentaría el consumo de un producto altamente regresivo, que además es contaminante, genera problemas de congestión y tiene afectaciones importantes a la salud de la población.
“En prácticamente todos los países se cobran impuestos a los combustibles, en la mayoría de los casos muy superiores a los que se aplican en México, ya que reconocen los efectos nocivos del consumo de combustibles”, responde a las preguntas Parlamentarias sobre el tema el titular del Ejecutivo Federal, respecto a su Quinto Informe de Gobierno.
En enero de 2017 se realizó un ajuste al precio máximo de las gasolinas y el diésel de 13.98 a 15.99 pesos para la gasolina Magna, de 14.81 a 17.79 para la gasolina Premium y de 14.63 a 17.05 para Diésel, en promedios nacionales.
La Administración Pública Federal justificó que este aumento reflejó el incremento en el precio internacional de los combustibles, la depreciación del tipo de cambio durante la segunda mitad de 2016, así como el incremento considerable en el precio internacional de referencia de las gasolinas, toda vez que desde agosto de 2016, los precios de las gasolinas en México no habían aumentado para incorporar estos incrementos.
El aumento de los precios máximos de las gasolinas fue una decisión responsable que ha permitido a México consolidar Finanzas Públicas sanas como fundamento de nuestra estabilidad macroeconómica y condición necesaria para el desarrollo de mediano y largo plazo.