Teléfono rojo
El “gasolinazo” que llevó al “tortillazo”
La liberalización de los precios de los energéticos en México, impactó fuertemente el índice inflacionario que, de acuerdo al INEGI, fue de 6.77 por ciento en el 2017. Es decir, 17 años de control en este rubro se vinieron abajo, con el consecuente efecto: incapacidad de comprar lo esencial de los alimentos básicos con un austero salario mínimo de $ 88.00 pesos diarios. La cuestión es: ¿por qué liberar los energéticos si la economía familiar no estaba preparada para ello?
Ya reportará la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la posición que ocupará el país, por su alto índice inflacionario entre las naciones miembros. En el 2016, lo ubicó en el 3er lugar, por cerrar con in índice anualizado de 3.4 %, superado sólo por Turquía con 8.5 % y Noruega 3.5 %. Incluso, el organismo multilateral, observó desde ese año, que los precios de las gasolinas, gas y electricidad registraron importantes incrementos; la historia se repitió en el 2017, con la nota especial de la liberación de los precios de gasolina y gas LP y, como ya se sintió y registró, con la consecuente escalada de precios que rebasa totalmente el incipiente ajuste salarial del pasado diciembre.
El precio del gas de 10 k: $ 201.00, de 20 k: $ 402.00, de 30 k: $ 603.00 y 45 K: $ 904.00; costos más económicos de gasolina Magna $ 16.80 l, Premium: $ 18.57 y Diésel $ 17.52 en la Ciudad de México; precio de la tortilla entre $ 14.00 y $ $ 19.83 en Ciudad de México y Sonora, respectivamente; frijol entre $ 30.00 k, y $ 38.00 K, Bayo y Flor de Mayo, respectivamente; arroz: $ 24.00 K y jitomate $ 18.00 K.
De acuerdo a estas cotizaciones en el mercado, dos días de jornada laboral de 8 horas de una persona que gana el salario mínimo no son suficientes para comprar por lo menos 10 k de gas para su hogar. Necesita trabajar 3 días para adquirir los 10 kilos de gas, un kilo de arroz y un kilo de frijol y le sobran 3 pesos, que indudablemente son insuficientes para un pasaje en el metro. Comprar un tanque de gas de 20 k debe ser un sueño para esa persona que forma parte de los miles de mexicanos que ganan el salario mínimo.
Por lo menos, qué tipo de solución aplicarán Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía, y Pedro Joaquín Coldwel, secretario de Energía, a este problema que no tiene fondo, ya que la era de los “pactos” es parte del pasado porque el mercado está totalmente liberado. Más aún, con la experiencia del Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y Protección de la Economía Familiar del 9 de enero del 2017, que no tuvo el apoyo de la Coparmex y su presidente en turno Gustavo de Hoyos Walther.
Fueron 17 años de control de la inflación que se vinieron abajo porque curiosamente y precisamente fue en el año 2000, el último del mandato del expresidente Ernesto Zedillo, en que se tuvo el índice más bajo de 8.96 %, en 1999 fue de 12.32 % y 1998 de 18.61 %. Precisamente, fue todavía en ese periodo en que se mantuvo el control de los precios del gas, gasolina y electricidad, los tres grandes rubros que contribuyeron a los efectos de los pactos: Pacto de Solidaridad Económica (PSE) y Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico (PECE) y el Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (AUSEE), y los alfileres que ahondaron la vulnerabilidad de la economía familiar que no fue fortalecida con salarios remunerativos para las familias habilitándolas para afrontar la liberación total de la economía.
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**Consultora en comunicación y fans del desarrollo humano.