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CIUDAD DE MÉXICO, 26 de enero de 2018.- En Oaxaca, cuatro especies silvestres nuevas de agave para la ciencia fueron encontradas por científicos del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, pero “podrían ser ocho; no teníamos idea de que existieran. En los últimos 35 años se han descrito 44 especies como nuevas, esta cifra indica que aún estamos en proceso de conocer los también llamados magueyes de nuestro país”, expuso Abisaí Josué García Mendoza.
México es el centro de diversidad biológica y cultural de los agaves a escala mundial. El género Agave cuenta con alrededor de 211 especies, de las cuales 159 tienen presencia en nuestro territorio, es decir, 75 por ciento del total.
Oaxaca, la zona de mayor diversidad de magueyes en todo el mundo, los científicos universitarios actualizan la información de las especies y subespecies, en especial de las que se obtiene el mezcal, bebida de “moda” desde hace alrededor de dos décadas, cuya producción comenzaba a provocar problemas de conservación en algunas de esas plantas, recordó García Mendoza, titular de la investigación.
Dicho estado es el que tiene mayor número de especies. Gracias al trabajo del también curador de la Colección Nacional de Agaves del Jardín Botánico del IB y su equipo en este proyecto (financiado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Conabio), hoy se sabe que de las 38 especies presentes en esa entidad, 10 son utilizadas de manera tradicional para la obtención de bebidas destiladas.
Pero no sólo se reconocieron especies silvestres, sino aquellas cultivadas y domesticadas durante cientos de años por los campesinos. “También encontramos que existen cuatro cultivares que no habían sido documentados”.
Los agaves se originaron hace aproximadamente 10 millones de años; en nuestro país se han diversificado y es donde han sido más utilizados. “Conocemos de sus usos desde hace 10 mil años, y probablemente sean mucho más antiguos, porque los registros que existen son del maguey como alimento y como fibra (mecates, redes)”, resaltó el científico egresado de la licenciatura, maestría y doctorado de la Facultad de Ciencias.
Algo más reciente es su uso para bebidas destiladas. Del cocimiento de las cabezas de los magueyes se extraen los azúcares, que posteriormente se fermentan para obtener alcoholes. La palabra mezcal proviene del náhuatl mexcalli, que significa maguey cocido.
Todas las bebidas destiladas que se extraen de los agaves (el tequila, el bacanora, la raicilla, el chuqui, el tepemete, el vino-mezcal y todos los mezcales del sur del país) son precisamente mezcales, y tienen gran importancia cultural y comercial, acotó el científico.
Luego del boom en el consumo del mezcal, se comenzaron a aprovechar de manera indiscriminada especies silvestres, por lo que corrían peligro de extinción si no se tomaban medidas para revertir ese fenómeno.
Fue así que hace dos años la Conabio solicitó al universitario hacer una revaloración de los magueyes de Oaxaca, y se hicieron recorridos en áreas sin registros científicos. “Nuestro trabajo consistió en determinar cuáles son las especies, dónde están, en qué hábitats crecen, en qué climas y cuántos años tardan en madurar, pero faltan muchas preguntas por contestar, como qué especies animales polinizan a las flores de los agaves, su dinámica de establecimiento en el campo o cuántas de las semillas que caen sobreviven”.
Como parte de la investigación, García Mendoza y sus colaboradores también documentaron otros usos que las comunidades dan al agave, como la elaboración de cuerdas, que casi ha desparecido. Esa información se está integrando a la Colección de Etnobotánica del IB.
En las visitas de campo no sólo se recolectan ejemplares, se hace trabajo taxonómico. En un acercamiento con los productores de mezcal, los universitarios ayudan a determinar qué especie utilizan para hacer la bebida, ya que las marcas comerciales y sus etiquetas deben llevar el nombre científico de las plantas.
Además, relató Abisaí García, “les explicamos la importancia de que permitan que entre 10 y 20 por ciento de los magueyes florezcan, produzcan fruto, se reproduzcan y dejen descendencia fértil por vía sexual. Muchos emplean hijuelos, pero son clones genéticamente iguales a la ‘madre’, y es necesaria la propagación por semilla para la conservación y enriquecimiento genético”.
La respuesta ha sido positiva y los campesinos han comenzado la propagación por semilla en muchas zonas, con lo que se espera solucionar el problema de conservación que enfrentan algunas especies de agaves y sus poblaciones.
La Colección de Agaves del Herbario Nacional MEXU del IB, la más grande a escala mundial –con más de cuatro mil registros de puntos de colecta y más de seis mil ejemplares–, crece, y se espera tener listos en un año el catálogo actualizado y el mapa de las especies y subespecies de los magueyes oaxaqueños, Además, se dará nombre a las especies descubiertas y se continuará su descripción.