Contexto
Portación de Cara
«Portación de cara», es una extraña definición del argot policiaco, que da pie para que cualquier joven de la Ciudad de México y su zona metropolitana sea detenido por elementos preventivos simplemente por la sospecha de que pudiera estar inmiscuido en algún delito.
A inicios de los años setentas, con jóvenes de cabello largo, en plena rebeldía aún por el recuerdo de la matanza del 68, las redadas policiacas eran cosa de todos los días y eran cometidas en contra de jóvenes simplemente por su aspecto que rompía con cualquier estereotipo de lo que era considerado como ‘decente’.
En aquellos años, la rola Abuso de Autoridad, del Tri de Alex Lora, llamado entonces con el larguísimo nombre de Three Souls in my Mind, se convirtió en todo un himno en contra del abuso policiaco.
«Vivir en México es lo peor,
nuestro gobierno está muy mal,
y nadie puede protestar,
porque lo llevan a encerrar».
La letra de esa pieza de rock, al estilo de Lora no hacía más que reflejar lo que pasaba en el país, pero especialmente en el entonces Distrito Federal.
«Muchos azules, en la ciudad,
a toda hora queriendo agandallar,
¡no!, ya no los quiero ver más!».
El abuso de autoridad en contra de los jóvenes, sólo por el hecho de serlo, no ha cambiado mucho y, hasta se puede señalarse, que ha empeorado.
Ser joven en la capital de la República se puede convertir en sinónimo de delincuente, así como se escucha, sin más ni más. Ser joven y vestir estrafalariamente, de acuerdo al juicio de la policía, se convierte en un doble elemento para que un muchacho sea retenido ilegalmente y en muchas ocasiones… desaparecido.
Juan Martin Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México. (REDIM) y secretario ejecutivo de la Red Latinoamericana y Caribeña por la Defensa de los Niños, Niñas y Adolescentes, es un especialista en el tema del abuso cometido en contra del menor.
En diversos foros y en entrevistas con medios de comunicación, ha advertido del fenómeno de las detenciones injustificadas cometidas por ‘autoridades’ policiacas en nuestro país y, de manera especial en la Ciudad de México, bajo la pretexto de que los delitos cometidos por menores de edad han repuntado en los últimos años.
Infancia en México, agrupa a 67 organizaciones de la sociedad civil de 14 estados de la República Mexicana, publicada a principios de año en Quadratín México, uno de cada cinco casos de desapariciones en nuestro país corresponde a algún niño o adolescente.
Es lo que los mismos policías y ministerios públicos conocen en su argot como «portación de cara» y que provoca que cualquier jovencito, sin importar su sexo, sea detenido en la calle, simplemente por ser joven. No se les detiene por portación de algún arma, sino por la ‘portación de su misma cara’.
En ese caso se ubicó al joven Marco Antonio Sánchez Flores, de 17 años de edad, víctima de una extraña desaparición a manos de policías capitalinos por cinco días, en la delegación Azcapotzalco, acusado presuntamente por el robo de un celular.
La información por parte de las autoridades policiacas de la Ciudad de México simplemente no ha dejado satisfecho a nadie. No se ha podido demostrar que ese joven fuera liberado de inmediato y, en cambio, apareció en la zona conurbada con el Estado de México, seriamente afectado de sus facultades mentales.
Un muchacho sano mental y físicamente, de acuerdo a testimonios no sólo de sus familiares, sino de sus compañeros y profesores de la Preparatoria número8 de la UNAM, en donde estudiaba.
¿Cuál es la verdad en este caso? ¿En dónde estuvo el joven cinco días entre el momento que fue detenido y la fecha en que apareció? ¿Por qué se encuentra tan afectado mentalmente? ¿Por qué lo detuvieron los policías, sin que hubiera de por medio una denuncia formal para que fuera retenido? Muchas preguntas, pocas respuestas.
Sin embargo, se puede decir que Marco tuvo suerte. Apareció, está vivo, aunque terriblemente dañado. Lamentablemente, no ha pasado lo mismo con miles de jóvenes de ambos sexos que han desaparecido en los últimos años… y la autoridad capitalina, encabezada por Miguel Ángel Mancera, impávida, superada por el aplastante problema.
Las autoridades policiacas siguen actuando parejo en contra de jóvenes, debido a una sencilla razón: ellas mismas reconoce que, a la par del incremento de delitos violentos, entre 2016 y 2017 aumentó en 163 por ciento la detención de menores de edad armados. Tan solo en el último año, se detuvo a 71 adolescentes de entre 14 y 17 años de edad, principalmente implicados en robo a transeúntes, a conductores y a pasajeros del transporte público. Atribuyen el aumento en algunos delitos al nuevo sistema penal acusatorio.
Está bien que actúen en contra de la delincuencia, lo negativo es que la cacería en contra de jóvenes no hace distingos con aquellos muchachos que no son presuntos culpables de nada.