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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de febrero de 2018.- El Papa Francisco definió a la Cuaresma como un tiempo ideal para que los fieles católicos puedan alejarse del mal.
Antes de rezar el Ángelus este domingo, el Papa Francisco realizó una breve explicación a las lecturas del día basándose en 3 pilares: las tentaciones, la conversión y la Buena Noticia y recordó que la Cuaresma es un tiempo propicio para luchar contra el maligno.
“Jesús va al desierto para prepararse a su misión en el mundo. Él no necesita convertirse, pero, como hombre, debe pasar a través de esta prueba, sea para sí mismo, para obedecer a la voluntad del Padre, sea por nosotros, para darnos la gracia de vencer las tentaciones”, afirmó, según lo indica la Agencia Católica de Informaciones.
El Papa aseguró que “esta preparación consiste en el combate contra el espíritu del mal”. “También para nosotros la Cuaresma es un tiempo de ‘agonismo’ espiritual: estamos llamados a afrontar al maligno mediante la oración, para ser capaces, con la ayuda de Dios, de vencerlo en nuestra vida cotidiana”.“El mal, por desgracia, trabaja en nuestra existencia y alrededor nuestro, donde se manifiestan violencias, el rechazo al otro, cerrazones, guerras, injusticias”.
Pero destacó que “rápidamente”, después de las tentaciones, Jesús “comienza a predicar la Buena Noticia que exige al hombre conversión y fe”.
“Nunca estamos lo suficientemente orientados hacia Dios y debemos continuamente dirigir nuestra mente y nuestro corazón a Él”.
Pero destacó que “rápidamente”, después de las tentaciones, Jesús “comienza a predicar la Buena Noticia que exige al hombre conversión y fe”.
“Nunca estamos lo suficientemente orientados hacia Dios y debemos continuamente dirigir nuestra mente y nuestro corazón a Él”.
Para hacerlo, “se necesita tener la valentía de echar fuera toda lo que nos lleva por el camino erróneo, los falsos valores que nos engañan aprovechándose de nuestro egoísmo de modo absurdo”. Por el contrario, “debemos fiarnos del Señor, de su bondad, de su proyecto de amor para cada uno de nosotros”.
“La Cuaresma es un tiempo de penitencia, ¡pero no de tristeza!”, señaló ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. “Es un compromiso alegre y serio para desnudarnos de nuestro egoísmo, de nuestro hombre viejo, y renovarnos según la gracia de nuestro Bautismo”.
Al concluir, Francisco se mostró convencido de que “solo Dios nos puede donar la verdadera felicidad: es inútil que perdamos nuestro tiempo en buscarla más allá, en las riquezas, en los placeres, en el poder, en la carrera…. El reino de Dios es la realización de todas nuestras aspiraciones más profundas y más auténticas, porque es, al mismo tiempo, salvación del hombre y gloria de Dios”.
Así, “en este primer domingo de Cuaresma somos invitados a escuchar con atención y acoger este llamado de Jesús a convertirnos y a creer en el Evangelio”, subrayó.