Poder y dinero
Finalmente Miguel Ángel Mancera se va.
Sin duda uno de los peores administradores que ha tenido la ciudad de México nos deja, pero no como ambicionó o deseó. Su sueño de ser candidato independiente a la presidencia de la república, con apoyo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), no se logró y deberá conformarse como una senaduría, obsequio del Partido Acción Nacional (PAN) por haber contribuido a llevar a Ricardo Anaya a consolidar, ese sí, su proyecto. ¡Qué ironía!
Traicionado por su principal cómplice, Alejandra Barrales, quien también logró su propósito de ser la candidata del Frente, buscará ahora fuero y protección para eludir todos los yerros cometidos en su paso por la capital del país.
La senaduría será por la vía plurinominal, pues creo difícilmente pudiese superar la prueba del ácido de los votantes, tan decepcionados por su triste administración. Una administración tan patética y omisa que nunca se percató del asentamiento del crimen organizado, narcotráfico, en la principal ciudad del país.
Mancera o Ternurita, como le dicen muchos de quienes nunca confiaron en él, nos deja de herencia, no sólo la candidatura de su socia, sino también una ciudad al borde del colapso en diversas materias que van desde la inmovilidad a la inseguridad, por sólo nombrar las más evidentes, pero ahí está el desabasto de agua, la corrupción inmobiliaria en colusión con autoridades locales y cuyos principales exponentes son dos protegidos suyos.
Mauricio Toledo, ex delegado de Coyoacán y Jorge Romero, ex delegado de la Benito Juárez, ahora fraternizados por el Frente por México, en esa extraña alianza entre la izquierda y la derecha, dan muestras de lo que pretenden de llegar a gobernar juntos la capital. Los jóvenes y extremadamente ambiciosos asambleístas, resulta que han desviado más de 8 mil millones de pesos que deberían ser destinados a los damnificados de los recientes sismos y a la reconstrucción de la ciudad.
El destino, rumbo o gasto de los cuantiosos recursos nadie lo sabe, nada más que el par de los citados asambleístas.
La nota recogida en el portal Sin Embargo señala:
“El mismo viernes en que hubo otro temblor de 7.2 grados en ocho estados, renunciaron a la Comisión para la Reconstrucción de la Ciudad de México su Comisionado Ricardo Becerra y el académico Mauricio Merino. El sábado, la activista y periodista Katia D’Artigues hizo lo mismo y Fernando Tudela entregó su renuncia al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Afirmaron que las asignaciones de la ALDF y la Secretaría de Finanzas de los más de 8 mil millones de pesos de recursos para la reconstrucción estaban desvinculadas con las necesidades diagnosticadas por ellos a través de más de 150 visitas a lugares críticos.
“Ahora, a cinco meses del sismo del 19S, la organización Nosotrxs, Morena y víctimas que siguen sin recibir apoyo económico, aseguraron que la iniciativa enviada por el Gobierno capitalino para frenar esas asignaciones no servirá y exigieron transparencia para evitar un uso electoral por parte de los diputados Leonel Luna Estrada y Mauricio Toledo Gutiérrez, comisionados de Gobierno y Presupuesto que este fin de semana fueron electos por el PRD para ser diputados federales plurinominales, así como del Diputado panista Jorge Romero”.
Son muchos los pendientes que dejará Mancera. La lista es larga en diversas materias, pero llama la atención lo hecho y deshecho en materia de vivienda y crecimiento vertical de la ciudad.
Ya con serios problemas por al abasto de agua y dotación de espacios para el estacionamiento de automóviles particulares, la capital del país sigue con su crecimiento desmedido y sin control hacia arriba. Por diversas delegaciones se observa la demolición de casas para dar paso a la edificación de edificios para departamentos en condominios. Es decir que donde antes habitara una familia de cuatro o seis integrantes, ahora lo harán 20 familias de cuatro personas.
Camino por lo que fuera mi colonia, mi calle Pestalozzi, ubicada entre Eugenia y Concepción Béistegui, en la colonia Del Valle. Observo con tristeza que las que fueran las casas de mis amigos han desparecido y ahora se yerguen edificios en condominio. Hay también terrenos desmontados donde maquinaria pesada excava para construir nuevas edificaciones. La delegación Benito Juárez fue seriamente lastimada por el pasado sismo del 19 de septiembre pasado. De los escombros emergieron la serie de irregularidades en construcciones irregulares, donde se rompieron todas las normas y reglas de construcción, desde materiales de mala calidad hasta el levantamiento de más pisos a lo autorizado.
En toda esa serie de irregularidades diversos medios han evidenciado la colusión de autoridades de la misma delegación como del gobierno capitalino, con un número importante de constructoras inmobiliarias. Aun así, les han encargado la reconstrucción.
Pero tal vez el hecho más evidente y que se ha virilizado en redes sociales, es la mega construcción anunciada de edificios de 20 pisos, justo frente a la ciudad universitaria, por la entrada de avenida Universidad. Un despropósito que atentaría no sólo contra un patrimonio cultural universal, sino que dañaría seriamente a la zona, que ha mostrado agotamiento de sus mantos freáticos, altos índices contaminantes por el tráfico vehicular y un serio deterioro de la zona. La ambición desmedida de las inmobiliarias con el apoyo, y hasta complicidad de las autoridades capitalinas y delegacionales (en éste caso Coyoacán), llevan a la ciudad a una crisis de tamaños monumentales.
Lo que nos viene en materia inmobiliaria será una verdadera pesadilla. Una mafia a la que nadie quiere enfrentar y prefieren solapar, a cambio del moche.