Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
*No calentó banca
El lunes pasado fue detenido Alfredo Cárdenas Martínez, conocido con el apodo de El Contador. La Agencia Antidrogas de Estados Unidos lo describe como un criminal violento y uno de los líderes del Cártel del Golfo, junto con José Antonio Romo López o Don Chucho.
No calentó banca en el penal del Altiplano. El miércoles en la noche ya estaba en libertad, gracias al dictamen de un juez de Control, debido a que los uniformados que lo capturaron y el agente del Ministerio Público que tuvo conocimiento de los hechos mintieron. Dijeron que la captura había sido en la calle y fue adentro de la casa donde vive el presunto delincuente.
El gobierno de Tamaulipas dice que Cárdenas Martínez es líder de una fracción del cártel mencionado, en disputa con Luis Alberto Blanco Flores, o el M28 o el Comandante de Río Bravo.
Es hijo de Agustín Cárdenas Guillén, hermano de Osiel Cárdenas, quien también dirigió el Cártel del Golfo, detenido a principios de 2003 y extraditado a Estados Unidos en 2005, luego de que se descubrió un plan para escapar del penal de La Palma, hoy altiplano, de Almoloya, estado de México, al estilo del colombiano Pablo Escobar Gaviria, que le fue frustrado.
De acuerdo con personal de la SEIDO, Alfredo Cárdenas fue detenido cuando viajaba en una camioneta con exceso de velocidad, en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas. Los policías se acercaron y vieron en el asiento del copiloto, dos armas de fuego. Decidieron revisar minuciosamente y encontraron otras armas y droga.
Por su parte, los marinos dijeron que recibieron una denuncia ciudadana. Fueron al domicilio de Cárdenas Martínez, reportado en esa llamada y encontraron a varias personas que huyeron por diferentes partes, cuando se percataron de la presencia de los uniformados. No obstante, lograron la detención del mencionado.
Pero el criterio del juez de Control del Altiplano fue en el sentido de que quienes realizaron la captura mintieron. Dijeron que lo aprehendieron en la calle y no fue así; fue en su casa. Escuchó el testimonio de la esposa y consideró que era contradictorio. No obstante, aceptó los videos que presentó la misma señora y determinó que eran prueba suficiente para poner en libertad al detenido.
Hasta hoy no sabíamos que si un delincuente es capturado en su casa, los delitos cometidos pierden el valor de maldad que contengan. O es posible que lo que al juez no le gustó, fuera la mentira en que incurrieron los captores. Entonces, ésta puede ser un valiosísimo argumento legal para librarse del castigo.
¿Y cuál sería el criterio del juez en el caso de Jesús Murillo Karam, en el caso de la Verdad Histórica que versa sobre los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, desaparecidos en Iguala, Guerrero, hace casi cuatro años, que a la postre terminó como la mentira histórica?
¿Qué merece en ex procurador General de la República por haber discurrido mentira tan grande? ¿Tendrá el señor juez del Altiplano alguna respuesta para este caso?
Seguramente, cualquier delincuente quisiera que su asunto tuviera que ver con el mismo juez o con otro juzgador que aplicara criterios parecidos.
La sociedad mexicana está harta de la inseguridad que vive todos los días; de la pasividad de nuestras autoridades, que se han cruzado de brazos ante el crimen organizado; le han permitido crecer hasta niveles insospechados y le han permitido adueñarse de vidas y haciendas; así como de la inmensa apatía para perseguir el delito.
Pero mientras tengamos memoria, recordaremos forzosamente que vivimos en México, en donde todo se puede.