Abanico
Migración política
El tránsfuga de lo político suele representar antivalores y proyectar una connotación peyorativa.
Los tiempos dotan de sentidos divergentes a expresiones semejantes. Hay genios del chapulinismo como Porfirio Muñoz Ledo y hay deplorables muestras de oportunismo como las de ciertos actores ostentadores de firmas apócrifas que estaban en los partidos respecto de los cuales ahora se presumen distantes.
El carácter histórico de la acumulación de fuerzas o simples adhesiones, así sea contradictorias y debatibles, a favor del candidato presidencial de Morena, es una invitación a reflexionar sobre la singularidad del proceso desenvolviéndose ante nosotros.
El número, relevancia y extensión de los desprendimientos en todos los partidos a favor de un partido distinto al que gobierna, en este caso Morena, carecen de precedente en la historia de México al menos desde la década de los 40.
Por supuesto los ha habido antes, especialmente en 1987 con la Corriente Democrática, o en el 2000 a favor de Vicente Fox.
En el primer caso, se trataba de un núcleo del cual surgiría en 1988 el Frente Democrático Nacional y en 1989 el PRD, esto es, un partido, el más sólido hasta entonces, para enfrentar desde la izquierda al PRI.
En el segundo caso, era la primera vez que algún candidato popular, en ese caso de derecha, podía demostrar y aprovechar la vulnerabilidad del PRI, al cual desplazó de la Presidencia aunque posteriormente se integró y entregó de facto a él.
Las diferencias ahora son sustantivas: son a favor de una victoria de izquierdas incluyentes con liderazgo de rasgos convencionales y, también, son tabla de salvación para personajes de toda índole que se resisten a quedar fuera del gobierno.
Entonces, 1) ocurren a favor de un candidato que es indispensable para una diversidad de agrupamientos de izquierda que podrán efectivamente hacerse del poder nacional y 2) se suscitan como apuesta de sobrevivencia de actores políticos de todas las orientaciones que no tendrían ningún espacio al registrarse la derrota del PRI, del PAN y del PRD.
No son única o principalmente desprendimientos a favor de la oposición al partido gobernante, sino desgajamientos a favor del candidato percibido con más probabilidades de ganar y a favor de quienes los promueven tras no ser escuchados, atendidos, recompensados o sus propuestas de familiares ignoradas.
De aquí al 1 de julio continuarán de manera abierta. Después y hasta antes del 1 de diciembre continuarán las negociaciones a puerta cerrada.
Continúa la “inevitabilidad percibida” que es factor indispensable en la percepción general de transición política.
Y nadie debería confiar en que ya está todo escrito.
confianzafundada.mx